El otro comunismo
El centenario de la fundaci¨®n de los partidos comunistas, ordenado por Lenin, deja un sabor agridulce
El centenario de la fundaci¨®n de los partidos comunistas, ordenado por Lenin, deja un sabor agridulce. Han fracasado las expectativas de construir un mundo liberado de la explotaci¨®n capitalista y el balance de la experiencia comunista, el ¡°socialismo real¡± de ra¨ªz estaliniana, fue desolador: una forma de dictadura totalitaria que, cuando sobrevive (Corea del Norte), agrava el modelo sovi¨¦tico. Los herederos cl¨¢sicos en Europa son marginales y solo el legado totalitario e imperialista se mantiene, como en Rusia, ya sin PC...
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El centenario de la fundaci¨®n de los partidos comunistas, ordenado por Lenin, deja un sabor agridulce. Han fracasado las expectativas de construir un mundo liberado de la explotaci¨®n capitalista y el balance de la experiencia comunista, el ¡°socialismo real¡± de ra¨ªz estaliniana, fue desolador: una forma de dictadura totalitaria que, cuando sobrevive (Corea del Norte), agrava el modelo sovi¨¦tico. Los herederos cl¨¢sicos en Europa son marginales y solo el legado totalitario e imperialista se mantiene, como en Rusia, ya sin PCUS, o en forma de capitalismo de Estado, caso chino, bajo un PCCh dispuesto a maximizar la opresi¨®n de los ciudadanos, aupado sobre la digitalizaci¨®n. De Stalin a Orwell, pasando por Mao.
Parad¨®jicamente, en ese camino hacia el infierno la dimensi¨®n emancipatoria del proyecto ha sido m¨¢s que un se?uelo. La lucha contra la desigualdad es a¨²n hoy una exigencia, y las sociedades democr¨¢ticas siguen amenazadas por lo que Umberto Eco llam¨® ¡°el fascismo eterno¡±, de Mussolini-Hitler a Trump, Salvini o Erdogan, reacci¨®n pol¨ªtica m¨¢s opresi¨®n social. Precisamente contra el fascismo italiano se forj¨® el otro comunismo, a¨²n bajo la f¨¦rula de Stalin, consciente de que la democracia era tambi¨¦n un objetivo para los trabajadores y que su ausencia llevaba a la dictadura o al caos.
El l¨ªder del PCI, Togliatti, lo aprendi¨® y explic¨® mientras dirig¨ªa el PCE durante la Guerra Civil, enviado desde Mosc¨². Luego, entre elogios, Pasionaria y Carrillo rechazaron la ense?anza de Togliatti. Carrillo asumi¨® que en Espa?a el PCE deb¨ªa luchar por la democracia y as¨ª lo hizo, hasta la autodestrucci¨®n de 1977-1981. Pero era disc¨ªpulo de Stalin, no de Togliatti ni de Gramsci: su PCE era el de siempre, actuando en democracia. El eurocomunismo fue un espejismo, eso s¨ª, positivo para la democracia espa?ola.
En el centenario de la fundaci¨®n del PCI, cabe recordar que por cuarenta a?os cre¨® un nuevo tipo de izquierda, conjugando la defensa de los intereses de clase con el inter¨¦s general. Am¨¦n de una dimensi¨®n cultural efectiva, no como la ¡°alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura¡± del PCE. Renunci¨® a la consigna del socialismo sin respaldo mayoritario, arruinada en Chile. Comunismo y democracia: el enlace permanecer¨¢ m¨¢s all¨¢ de las siglas en la actuaci¨®n de un dirigente cl¨¢sico como Giorgio Napolitano, durante su presidencia de la Rep¨²blica. El rescoldo lo mantiene como puede Zingaretti. Una aut¨¦ntica pol¨ªtica democr¨¢tica socialista, no las de Craxi, Hollande o S¨¢nchez.
La crisis econ¨®mica y la presi¨®n de EE UU, asesinato de Aldo Moro en 1978 incluido, por las Brigadas Rojas de Moretti, arruinaron el ¡°compromiso hist¨®rico¡± reformador de Berlinguer. Por si acaso, Brezhnev ya hab¨ªa ordenado antes que lo mataran en Sof¨ªa, cami¨®n mediante, para impedirlo, igual que hicieran antes Stalin y sus sucesores en los atentados contra disconformes, Togliatti entre otros. Putin, con Navalni, no inventa nada.