El autobusero
Maduro es un dogm¨¢tico que no habr¨¢ le¨ªdo ¡®Finnegans Wake¡¯ pero domina la gram¨¢tica parda del poder
El embuste pol¨ªtico se abastece de la excitaci¨®n popular contra la injusticia, como Nicol¨¢s Maduro cuando se invent¨® la transfiguraci¨®n de Hugo Ch¨¢vez en ave canora posada sobre su hombro. El disc¨ªpulo sinti¨® la unci¨®n de la deidad bolivariana en los trinos y revoloteos de un gorri¨®n mientras rezaba en una capilla rural encomend¨¢ndose al difunto, ganador post mortem de las presidenciales de 2013. La estupefacci¨®n confundi¨® trastorno mental con t¨¦cnica propagand¨ªstica, viable en soci...
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El embuste pol¨ªtico se abastece de la excitaci¨®n popular contra la injusticia, como Nicol¨¢s Maduro cuando se invent¨® la transfiguraci¨®n de Hugo Ch¨¢vez en ave canora posada sobre su hombro. El disc¨ªpulo sinti¨® la unci¨®n de la deidad bolivariana en los trinos y revoloteos de un gorri¨®n mientras rezaba en una capilla rural encomend¨¢ndose al difunto, ganador post mortem de las presidenciales de 2013. La estupefacci¨®n confundi¨® trastorno mental con t¨¦cnica propagand¨ªstica, viable en sociedades donde el sincretismo religioso establece analog¨ªas y semejanzas y cree en la resurrecci¨®n de la carne y el subsidio eterno, am¨¦n.
El gobernante que habr¨¢ de v¨¦rselas con las exigencias de Joe Biden para levantar sanciones no es el autobusero ignorante, hechizado por los amuletos, ni el jefe carism¨¢tico que se apodera de la emotividad de las masas para colarles autoritarismo por salvaci¨®n. Maduro es un dogm¨¢tico que no habr¨¢ le¨ªdo Finnegans Wake pero domina la gram¨¢tica parda del poder y sintoniza ideol¨®gicamente con los manuales de la Escuela del Partido Comunista de Cuba ?ico L¨®pez, donde recibi¨® clases de antimperialismo, anticapitalismo y ma?as operativas. Aquel m¨¢ster de juventud en La Habana y la abnegada devoci¨®n por Fidel y Hugo explican su entronizaci¨®n.
Venezuela sufre la destrucci¨®n causada por el desgobierno de Maduro y el descabello de Donald Trump. Cualquier soluci¨®n pasa por un legatario desprovisto de la gracia y tesorer¨ªa del caudillo, al que sirvi¨® ciegamente asumiendo que la integraci¨®n de los pueblos latinoamericanos y la impartici¨®n de justicia entre los pobres y obreros esquilmados por las democracias burguesas exigen totalitarismo, no consensos. El mandatario no es un casanova de la pol¨ªtica, ni dispone de los petrod¨®lares que financiaron la gratificaci¨®n electoral de los compatriotas libertos. No se arriesgar¨¢ en unas presidenciales cre¨ªbles porque las urnas las carga el diablo de una sociedad estafada. Aguanta sostenido por la dispersi¨®n opositora y las logias militares y empresariales enriquecidas durante el recorrido hacia el despe?adero. Pero la presentaci¨®n del chavismo como una tiran¨ªa tiene m¨¢s ¨¦xito fuera que dentro del pa¨ªs porque, si bien es cierto que las clases populares se sienten agobiadas por las penurias, no aprecian esclavitud en el ¨¢mbito pol¨ªtico, o al menos no tanto como para ensartar la cabeza del tirano en una pica. Se abstienen y punto. No duele tanto haber nacido pobre como haber sido clase media y empobrecerse. La Casa Blanca, la UE y el Grupo de Lima coaligado batallar¨¢n con un negociador sin incentivos para jug¨¢rsela. Erre que erre, piden democracia a quien nunca crey¨® en ella y procedi¨® a desdentarla cuando ense?¨® los colmillos en las parlamentarias de 2015. Ni por las buenas ni por las malas, ni con votos ni con balas, la oposici¨®n volver¨¢ al palacio de Miraflores. ?Alguna duda?