Catalu?a: una pol¨ªtica extenuante
La respuesta inteligente tras las elecciones ser¨ªa tomar nota y pensar en los problemas reales
Es emocionante analizar unas elecciones en clave de qui¨¦n gana o pierde y el reparto de esca?os que da lugar a sofisticadas hip¨®tesis sobre qui¨¦n gobernar¨¢ y con qu¨¦ aliados. Las elecciones catalanas, con su variopinta oferta de ocho partidos parlamentarios, vetos cruzados y enemistades cartaginesas, hacen las delicias de los aficionados a estas ¡°ciencias¡± o ¡°mancias¡±. Todas las variantes sobre estos temas ya est¨¢n dichas.
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Es emocionante analizar unas elecciones en clave de qui¨¦n gana o pierde y el reparto de esca?os que da lugar a sofisticadas hip¨®tesis sobre qui¨¦n gobernar¨¢ y con qu¨¦ aliados. Las elecciones catalanas, con su variopinta oferta de ocho partidos parlamentarios, vetos cruzados y enemistades cartaginesas, hacen las delicias de los aficionados a estas ¡°ciencias¡± o ¡°mancias¡±. Todas las variantes sobre estos temas ya est¨¢n dichas.
Pero hay una que seguramente es la dominante, aunque pasa inadvertida: la extenuaci¨®n que la pol¨ªtica catalana causa a sus ciudadanos. Naturalmente, se echar¨¢ la culpa a la covid. Pero que entre 2017 y 2021 el n¨²mero de votantes de los nueve partidos relevantes haya pasado de 4,31 a 2,77 millones, un 35,2% menos, es demasiado grande para dejarlo pasar como si no tuviera importancia. La covid no puede haber producido tal retroceso en el n¨²mero de votantes. Es un indicador del hartazgo que la pol¨ªtica catalana inspira a buena parte de sus ciudadanos, de uno y otro lado de las trincheras que se han trazado en estos (lamentables) a?os.
Desde hace tiempo, la pol¨ªtica espa?ola es incapaz de resolver los problemas que ella misma crea. En Catalu?a ha provocado una ruptura social, un choque con el resto de Espa?a y un declive econ¨®mico. La covid ha sido el pretexto que han cogido 1,6 millones de ciudadanos para dejar de lado el penoso deber de votar en estas elecciones. Era una buena excusa para escapar de la presi¨®n de los activistas.
Es verdad que los hooligans y los ciudadanos comprometidos han votado, y que el sistema electoral asigna esca?os y permite a varios partidos tapar que han perdido el 35% o m¨¢s de sus votos. ERC y Junts, que parecen pensar que los resultados legitiman subir su apuesta, perdieron el 35,6% y el 32,0% (sumando al PDeCAT), respectivamente. Dejarse un tercio de los votos deber¨ªa hacer recapacitar. Podemos ha salido con iguales da?os.
El hartazgo alcanza al centro derecha. Hace cuatro a?os, Ciudadanos barri¨® en este espacio, dejando al PP en las raspas y el PSOE con el peor resultado de su historia en Catalu?a. Fue incapaz de capitalizar ese resultado. En el fondo sucede que Ciudadanos no es un partido, es una reuni¨®n de amigos y conocidos de Rivera, encontrados aqu¨ª y all¨¢, gente con juicios valiosos, a veces, pero dispersos; m¨¢s interesados en su lucimiento que en la pol¨ªtica eficaz. Carece de la organizaci¨®n, cohesi¨®n y elaboraci¨®n de un discurso propios de un partido.
La frustraci¨®n del centro derecha se canaliza ahora hacia Vox. Sus votantes no son fascistas ¡ªantes votaron a Ciudadanos en su mayor¨ªa¡ª, ni siquiera reaccionarios, s¨®lo son conservadores identificados con Espa?a descontentos (?asustados?) ante el rumbo que llevan las cosas, especialmente en Catalu?a. El gran riesgo es que a sus dirigentes se les suelen ir los decibelios en su discurso. Esto ser¨¢ un problema, porque si algo no necesita la pol¨ªtica catalana es m¨¢s tensi¨®n y el centro derecha identificado con Espa?a debe contribuir a dar una salida.
Si los pol¨ªticos, en sentido amplio, periodistas, analistas, etc¨¦tera, reflexionasen sinceramente sobre este resultado, llegar¨ªan a la conclusi¨®n de que los ciudadanos (al menos, 1,6 millones, de ellos 0,6 de ERC y Junts) han enviado un mensaje claro, ded¨ªquense a resolver los problemas reales: una epidemia, el decaimiento econ¨®mico de Catalu?a, c¨®mo sacar partido de la ingente inversi¨®n que la UE va a derramar sobre Espa?a y Catalu?a para modernizar sus empresas y cualificar a sus ciudadanos (esencial), c¨®mo recuperar a Espa?a y Catalu?a como una potencia tur¨ªstica, c¨®mo paliar el destrozo que las restricciones est¨¢n provocando en la hosteler¨ªa y el ocio, etc¨¦tera. Aparten el proc¨¦s, relajen sus huestes. Los primeros s¨ªntomas son alarmantes, quienes tienen posibilidades de formar Gobierno buscan la forma de mantener la tensi¨®n. Acabar¨¢ mal, ya lo sabemos. Lo m¨¢s prudente, con este resultado, ser¨ªa aparcar los temas que dividen, recoger los platos rotos estos a?os, como buena parte de los ciudadanos ha se?alado con su abstenci¨®n. El problema es que gran parte de la clase pol¨ªtica catalana, la que ha sobrevivido a este abandono de casi el 40% de sus votantes, vive de ese choque cotidiano. No se ha sentido aludida por el descenso de votos a sus partidos. Pero ha sido aludida, la respuesta inteligente ser¨ªa tomar nota, pensar en los problemas reales, buscarles soluciones y orillar las quimeras y las broncas. Quiz¨¢ pasar a la reserva a las personas m¨¢s comprometidas, eso facilitar¨¢ las cosas. Lo que hoy emiten ERC y Junts es que quieren una negociaci¨®n fundamentalista sobre un refer¨¦ndum para romper el pa¨ªs o competencias que arrinconen a Espa?a simb¨®licamente, as¨ª se ve desde el resto del pa¨ªs. Estas elecciones ya muestran que por ese camino perder¨¢n apoyos y levantar¨¢n pasiones incontrolables. Lo prudente es tomar estos resultados como un aviso.
Al margen. Habr¨ªa que buscar la manera de que los partidos paguen con esca?os la abstenci¨®n de los ciudadanos. Por ejemplo, 4,3 millones de votos de 2017 valieron para cubrir 135 esca?os, 2,8 millones en 2021 deber¨ªan servir para ocupar 88. Es posible que esa sea una forma de que la pol¨ªtica espa?ola vuelva al carril de resolver problemas y no inventarlos, ver que amigos y conocidos no entran en los Parlamentos.
Jos¨¦ Antonio G¨®mez Y¨¢?ez es soci¨®logo.