Mejor no ver una democracia sin prensa
Asfixiar a la prensa libre es una tentaci¨®n recurrente incluso en pa¨ªses democr¨¢ticos. Polonia, por ejemplo.
No es una casualidad que la prensa libre se haya desarrollado en las democracias. As¨ª, ha sucedido hist¨®ricamente que, conforme el parlamentarismo se ha ido desarrollando y las libertades reconocidas al ciudadano creciendo, la prensa ¡ªahora llamada medios de comunicaci¨®n¡ª ha ido surgiendo, creciendo y perfeccionando su quehacer profesional. E incluso ha acontecido que un oficio en principio mal visto social...
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No es una casualidad que la prensa libre se haya desarrollado en las democracias. As¨ª, ha sucedido hist¨®ricamente que, conforme el parlamentarismo se ha ido desarrollando y las libertades reconocidas al ciudadano creciendo, la prensa ¡ªahora llamada medios de comunicaci¨®n¡ª ha ido surgiendo, creciendo y perfeccionando su quehacer profesional. E incluso ha acontecido que un oficio en principio mal visto socialmente terminara envuelto en un halo atractivo, que permit¨ªa ganarse decentemente la vida a sus profesionales e incluso sea materia de ense?anza en las universidades. Pero, en un ejercicio del tipo ¡°?qu¨¦ fue primero, la gallina o el huevo?¡±, tambi¨¦n es leg¨ªtimo plantearse si, en parte, no habr¨¢ sido al rev¨¦s y la existencia de esa prensa libre no habr¨¢ contribuido de forma decisiva al crecimiento y mejora de las democracias. Es decir, si esas democracias no lo ser¨¢n precisamente porque hay prensa libre. ?Puede existir prensa libre sin democracia? La respuesta parece obvia: no. ?Y pueden existir democracias sin prensa libre? Aqu¨ª, aunque la respuesta debiera ser igualmente obvia, hay quienes desde m¨²ltiples lugares ¡ªpol¨ªticos, econ¨®micos o tecnol¨®gicos¡ª niegan la mayor.
Al igual que en las viejas minas de carb¨®n, en las democracias tambi¨¦n hay canarios en jaulas. Y cuando dejan de trinar es que las cosas est¨¢n francamente mal. La prensa libre es uno de ellos.
La semana pasada, la prensa libre polaca dej¨® de cantar. El Gobierno pretende imponer un impuesto sobre la publicidad que reciben los medios privados con el argumento de que ese dinero debe ayudar al esfuerzo en la lucha contra la pandemia del sistema nacional de salud y el mundo de la cultura. Con unos medios ¡ªen todo el mundo¡ª asfixiados por la crisis econ¨®mica y el cambio de paradigma tecnol¨®gico y social, esa nueva tasa es una sentencia de muerte para muchos. En el partido del Gobierno lo denominan, en un ejercicio de maravilloso cinismo, ¡°impuesto solidario¡±, cuando en realidad dejar a una sociedad sin libertad para elegir d¨®nde informarse es de lo m¨¢s insolidario que hay. Una triste paradoja, adem¨¢s, en el pa¨ªs que precisamente ense?¨® al mundo a pronunciar c¨®mo se dice ¡°solidaridad¡± en polaco y su significado de lucha por la libertad.
Para no llamar a las cosas por su nombre, se han introducido algunos t¨¦rminos nuevos en la ciencia pol¨ªtica moderna. Iliberal es uno de ellos. El Gobierno polaco trata de ahogar a la prensa libre, pero no es el primero que lo hace en una democracia formal. Es verdad que la prensa ¡ªcomo la propia democracia¡ª es imperfecta. O incluso muy deficiente. Y es adem¨¢s muy dependiente de sus libros de contabilidad. Pero sigue siendo fundamental para el funcionamiento de una democracia. Tambi¨¦n en Polonia.