Democracia plena y debates tramposos
No tiene sentido defender tan cerca de nuestra porter¨ªa. Espa?a aparece en las clasificaciones m¨¢s altas de los ¨ªndices de ¡®The Economist¡¯, entre otros
Las palabras son m¨¢s que palabras y buena parte de los debates son discusiones sobre otra cosa: no un intercambio de opiniones, sino mecanismos de propaganda y se?alizaci¨®n. Lo vemos cada d¨ªa en las redes sociales: muchas diferencias son m¨¢s de matiz que de esencia. Lo m¨¢s visible, sin embargo, no son discusiones reales, sino una combinaci¨®n de spin y trampas. Ese estilo argumentativo se traslada a la conversaci¨®n general.
Una caracter¨ªstica de un debate honesto es presentar de la mejor manera el argumento del contrario: tendr¨ªas que refutar su mejor argumento y no el peor. La in...
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Las palabras son m¨¢s que palabras y buena parte de los debates son discusiones sobre otra cosa: no un intercambio de opiniones, sino mecanismos de propaganda y se?alizaci¨®n. Lo vemos cada d¨ªa en las redes sociales: muchas diferencias son m¨¢s de matiz que de esencia. Lo m¨¢s visible, sin embargo, no son discusiones reales, sino una combinaci¨®n de spin y trampas. Ese estilo argumentativo se traslada a la conversaci¨®n general.
Una caracter¨ªstica de un debate honesto es presentar de la mejor manera el argumento del contrario: tendr¨ªas que refutar su mejor argumento y no el peor. La intenci¨®n de otros debates, en cambio, es solo marcar una posici¨®n antag¨®nica o imponer una manera de ver las cosas. A veces uno no se da cuenta y, cuando mira atr¨¢s, descubre que est¨¢ discutiendo en un lugar muy alejado del asunto: a ver qui¨¦n vuelve a la playa ahora.
El caso Has¨¦l se presentaba como una cuesti¨®n de libertad de expresi¨®n. Muchos, preocupados por esa cuesti¨®n, hemos escrito desde ese punto de vista, aunque su caso tiene otros factores y aunque algunos de quienes se escandalizaban lo defend¨ªan porque simpatizaban con algunas de sus ideas.
En las ¨²ltimas semanas hemos hablado mucho de Espa?a como democracia plena, a ra¨ªz de unas declaraciones donde el vicepresidente Iglesias le negaba esa condici¨®n. Espa?a, con todos sus problemas ¡ªpor ejemplo, la colonizaci¨®n de los partidos de las instituciones, que en las negociaciones de RTVE y el CGPJ se presenta como un regreso a unos viejos tiempos m¨¢s apacibles¡ª, aparece en las clasificaciones m¨¢s altas de los ¨ªndices de The Economist Intelligence Unit y Polity Data Series, que mide la competitividad y apertura de las elecciones, la participaci¨®n pol¨ªtica y los l¨ªmites a la autoridad ejecutiva.
En este supuesto debate, el sintagma se ha utilizado solo como un avatar propagand¨ªstico: una nueva manera de decir que Espa?a no es una democracia ¡°real¡±, intentando disimular el esperpento de que lo diga un vicepresidente. Italia, Francia o Estados Unidos son, seg¨²n el ¨ªndice de The Economist, democracias defectuosas y no creemos que sean ileg¨ªtimas. No tiene sentido defender tan cerca de nuestra porter¨ªa. La definici¨®n t¨¦cnica var¨ªa, pero tambi¨¦n se puede formular as¨ª: una democracia plena es un r¨¦gimen que nunca le podr¨¢ gustar a Pablo Iglesias. @gascondaniel