Desgarro de Catalu?a
Quienes afirman que no hay fractura interna no viven en Catalu?a. Quiz¨¢ en Marte, o en Waterloo
No hay fractura interna en Catalu?a. Quienes afirman eso es que no viven aqu¨ª. Quiz¨¢ en Marte, o en Waterloo. El desgarro de la convivencia interna se solapa, eso s¨ª, con el llamado conflicto pol¨ªtico sobre el futuro del encaje catal¨¢n en el conjunto de Espa?a. Pero de ninguna manera queda anulado por este.
Precisemos entre fisura social y fractura pol¨ªtica.
El desgarro social aleja o enemista a indepes y no indepes, que cohabitan d¨¢ndose l...
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No hay fractura interna en Catalu?a. Quienes afirman eso es que no viven aqu¨ª. Quiz¨¢ en Marte, o en Waterloo. El desgarro de la convivencia interna se solapa, eso s¨ª, con el llamado conflicto pol¨ªtico sobre el futuro del encaje catal¨¢n en el conjunto de Espa?a. Pero de ninguna manera queda anulado por este.
Precisemos entre fisura social y fractura pol¨ªtica.
El desgarro social aleja o enemista a indepes y no indepes, que cohabitan d¨¢ndose la espalda m¨¢s y m¨¢s. Lo computa un amplio sondeo de Metroscopia: entre quienes creen en la secesi¨®n, el 83% dice que de sus tres amigos m¨¢s cercanos, al menos dos, si no los tres, comparten su fe. Y solo el 15% se siente muy cerca de al menos uno que no. Y en el campo inverso, lo mismo.
?Eso sucede en una sociedad que proclama una identidad compartida, incluyente! Pues dos tercios de sus ciudadanos se declaran, como siempre, a un tiempo catalanes y espa?oles, en distintas dosis. As¨ª, se revela un choque entre la convicci¨®n individual (lo que creo) y su despliegue real (c¨®mo lo practico).
Esa fisura se eleva a fractura merced a cierta ingenier¨ªa pol¨ªtica. Aqu¨ª opera menos la l¨ªnea divisoria entre secesionistas y unitarios (concepto m¨¢s exacto que el norirland¨¦s unionist, de sesgo despreciativo) que entre unilateralistas y los dem¨¢s. El unilateralismo viola la ley, e ignora al resto. Ahora se ha distinguido por callar, tolerar, bendecir, apoyar o aplaudir los actos vand¨¢licos por el caso Has¨¦l. Su abanderado es Junts, el movimiento de Carles Puigdemont y Laura Borrr¨¤s, ep¨ªgonos del pujolismo. Y hereus de sus electores pijos: gan¨® en 23 de los 30 municipios m¨¢s ricos y en 7 de los 10 barrios barceloneses m¨¢s pudientes (EL PA?S, 22-2). Es el partido del orden trocado en inductor del caos, versi¨®n Capitolio.
Un pulso clave por la hegemon¨ªa cultural-pol¨ªtica est¨¢ arreciando en el ¨¢mbito empresarial, que fue su caladero. La patronal Foment de Josep S¨¢nchez Llibre milita sin m¨¢scara contra el retorno al proc¨¦s. La C¨¢mara de Barcelona, que bajo la sombra del trumpista Joan Canadell (tercero de Junts) boicote¨® criticar el pillaje callejero, ha sido vencida en el Consejo de C¨¢maras catalanas (13 entidades), que lo ha condenado. Y el candidato de Canadell a presidir la segunda organizaci¨®n empresarial, PIMEC, ha sido derrotado por la l¨ªnea profesional de continuidad de Antoni Ca?ete, que concit¨® el 81% de los votos. As¨ª que las cosas empiezan a moverse. M¨¢s de lo que parece.