La perversa temporalidad del mercado laboral espa?ol
Urge reducir las grandes bolsas de puestos interinos injustificados, empezando por las administraciones p¨²blicas
Arreglar el mercado laboral es una gran asignatura suspendida por la democracia espa?ola. No solo por la end¨¦mica lacra de niveles de paro muy superiores a la media europea; tambi¨¦n por la gran tasa de temporalidad. Casi uno de cada cuatro asalariados es eventual, un porcentaje que deja en mal lugar a Espa?a en la Uni¨®n Europea. La situaci¨®n se hace m¨¢s sangrante al considerar dos factores: que en muchas ocasiones esa contrataci¨®n temporal se hace de forma irregular, sin cumplir con la ley, y que ...
Arreglar el mercado laboral es una gran asignatura suspendida por la democracia espa?ola. No solo por la end¨¦mica lacra de niveles de paro muy superiores a la media europea; tambi¨¦n por la gran tasa de temporalidad. Casi uno de cada cuatro asalariados es eventual, un porcentaje que deja en mal lugar a Espa?a en la Uni¨®n Europea. La situaci¨®n se hace m¨¢s sangrante al considerar dos factores: que en muchas ocasiones esa contrataci¨®n temporal se hace de forma irregular, sin cumplir con la ley, y que las administraciones p¨²blicas dan p¨¦simo ejemplo recurriendo a estos tipos contractuales incluso m¨¢s que el sector privado.
Los resultados provisionales del plan de choque contra el fraude en la temporalidad que ha desplegado la Inspecci¨®n de Trabajo demuestran que esos incumplimientos est¨¢n muy extendidos: en menos de tres semanas ha logrado que se regularicen 61.000 contratos solo con la mera comunicaci¨®n a la empresa de que podr¨ªa estar incurriendo en un fraude. Algo similar sucedi¨® en 2018 y 2019, cuando se desplegaron campa?as similares.
Los efectos de la alta temporalidad en Espa?a son muchos y perversos. Divide el mercado laboral en dos grupos muy desiguales: quienes tienen un empleo fijo y los que se ven abocados durante a?os a encadenar contratos temporales con la precariedad e inestabilidad que esto conlleva. Adem¨¢s, por esta v¨ªa llegan los ajustes de empleo en las crisis; es m¨¢s f¨¢cil no renovar que abrir un conflicto colectivo con una plantilla para rebajar sueldos y jornada. Asimismo, empresas y asalariados se implican mucho menos en la formaci¨®n para un trabajo que, total, tiene fecha de caducidad. Y esto ¨²ltimo, a su vez, lastra la productividad y, al final de la cadena, los sueldos.
El diagn¨®stico est¨¢ muy claro y es ampliamente compartido entre economistas, expertos en derecho laboral, empresarios, sindicalistas y pol¨ªticos. Se ha intentado en m¨²ltiples ocasiones a trav¨¦s de los cambios legales: las reformas laborales. Pero hasta ahora han tenido poco ¨¦xito y es m¨ªnimo lo que se ha conseguido arreglar.
La soluci¨®n no es simple y no pasa por un solo punto. Los cambios legales son necesarios. Pero tambi¨¦n es importante modificar un modelo productivo en el que, hasta ahora, las actividades de temporada y las necesidades puntuales de mano de obra tienen mucho peso. Y es fundamental que las administraciones den buen ejemplo en esta materia. Tras la presi¨®n de Bruselas, el Gobierno parece decidido a actuar para reconducir el abuso de figuras de interinidad, especialmente marcado en el ¨¢mbito auton¨®mico. Conviene proceder con rapidez en esta materia, en la que hay responsabilidades de muy variados colores pol¨ªticos. Por encima de todo, es imperativo que se cumplan las leyes vigentes. Las inspecciones de Trabajo apuntan a grandes e inaceptables bolsas de fraude.