El acoso de los bolsonaristas a la prensa de Brasil
En las ¨²ltimas semanas dos periodistas han sido atacados por los seguidores del presidente
Brasil empieza a ser un campo donde parece haberse instalado un r¨¦gimen de brutalidad con actos de terrorismo perpetrados contra quienes defienden las medidas de confinamiento por la pandemia que amenaza con hundir al pa¨ªs en la mayor crisis sanitaria de su historia. Dos actos de terror y violencia llevados a cabo los ¨²ltimos d¨ªas contra dos periodistas por los fan¨¢ticos de Jair Bolsonaro han hecho que la atenci¨®n est¨¦ sobre sus seguidores, a quienes califica como su ¡°ej¨¦rcito¡± y est¨¢n dispuestos a incendiar el pa¨ªs para ...
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Brasil empieza a ser un campo donde parece haberse instalado un r¨¦gimen de brutalidad con actos de terrorismo perpetrados contra quienes defienden las medidas de confinamiento por la pandemia que amenaza con hundir al pa¨ªs en la mayor crisis sanitaria de su historia. Dos actos de terror y violencia llevados a cabo los ¨²ltimos d¨ªas contra dos periodistas por los fan¨¢ticos de Jair Bolsonaro han hecho que la atenci¨®n est¨¦ sobre sus seguidores, a quienes califica como su ¡°ej¨¦rcito¡± y est¨¢n dispuestos a incendiar el pa¨ªs para impedir las medidas restrictivas exigidas por la ciencia como ¨²nica arma junto con la vacuna para intentar frenar las muertes, que en este pa¨ªs cada d¨ªa son m¨¢s.
El ¨²ltimo ataque ha tenido lugar en la ciudad de Olimpia, en el interior de S?o Paulo, contra Jos¨¦ Antonio Arante, el editor del peri¨®dico del lugar que estuvo a punto de morir junto con la mujer y su nieta de siete a?os mientras dorm¨ªan. Hab¨ªan prendido fuego a la casa durante la madrugada y de no haber sido por dos perros que les despertaron con el cuarto ya lleno de humo y fuego habr¨ªan fallecido. ¡°Quince minutos m¨¢s y hubi¨¦ramos muerto todos sofocados por el fuego¡±, dijo el periodista. ¡°Llevo 40 a?os en mi profesi¨®n, inici¨¦ mi carrera al final de la dictadura y no voy a dejar de luchar contra cualquier tipo de terrorismo o pensamiento pol¨ªtico que intente suprimir los derechos de mi poblaci¨®n¡±, agreg¨®.
Otro periodista, un fot¨®grafo del diario O Estado de Minas desde hace 20 a?os, fue agredido durante una manifestaci¨®n de los ultras bolsonaristas con patadas y golpes en la cabeza con un casco de moto al grito de ¡°Comunista! N?o vamos a dejar!¡±. El periodista coment¨®: ¡°La herida est¨¢ en el alma. Saber que tenemos un l¨ªder en el pa¨ªs que fomenta la violencia¡±. La Asociaci¨®n Nacional de Peri¨®dicos (ANJ) escribi¨® que ¡°el extremismo e intolerancia en contra periodistas alcanza a toda la sociedad¡±.
Es sabido que los grandes incendios que arrasan bosques enteros empiezan a veces con una colilla de cigarro encendida. Lo mismo ocurre en la pol¨ªtica. Muchas de las grandes tragedias de la humanidad iniciaron a veces con solo un tiro de pistola y acabaron ensangrentado a pa¨ªses enteros.
Brasil est¨¢ en una situaci¨®n grave y peligrosa que si no es atajada a tiempo puede arrastrar al pa¨ªs a las im¨¢genes dantescas del final del Gobierno de Donald Trump. Las instituciones del Estado responsables de la defensa de los derechos sancionados en la sociedad no pueden cerrar los ojos ni pensar que Bolsonaro puede cambiar y defender los valores de la libertad. En m¨¢s de dos a?os de Gobierno ya ha dado pruebas suficientes que su personalidad negacionista destructiva y violenta no va a cambiar.
Como ya han indicado varios psiquiatras, la personalidad de Bolsonaro tiene patolog¨ªas imposibles de curar. En una columna, en el diario Folha de S. Paulo, titulada Jair Bolsonaro es el padre de los psic¨®patas, Guido Palomba cita al psiquiatra alem¨¢n Kart Schsneider, que en su ¨²ltimo libro intenta descifrar disturbios de personalidad en tiempos de tensi¨®n. Se trata de disfunciones de personalidad ¡°con ausencia de sentido de piedad, compasi¨®n y altruismo; falta de valores ¨¦ticos y morales y la incapacidad de sentirse culpables. Son personas sin remordimiento y arrepentimiento¡±. Son personas sin resonancia afectiva con el dolor ajeno. Por vanidad exagerada se sienten por encima de todo y de todos. Son personajes agresivos, mal educados y provocadores. El psiquiatra alem¨¢n los describe como personas que, si vuelven atr¨¢s, no es para reconocer sus errores sino por estrategia. ¡°Rencorosos y vengativos reaccionan con virulencia¡± y concluye significativamente: ¡°Nadie los detiene salvo una reprimenda en¨¦rgica judicial o legal¡±. Se podr¨ªa decir que, si el capit¨¢n responde a ese disturbio psiqui¨¢trico, es in¨²til seguir esperando de ¨¦l alguna conversi¨®n milagrosa.
Ahora los responsables son quienes tienen el poder con la ley en la mano de poner fin a esta barbarie que atenaza cada d¨ªa m¨¢s a este pa¨ªs amenazado con dejarlo a su suerte, dejando que la epidemia lo devore con gente muriendo en los pasillos de los hospitales a la espera de una UCI. Dejar a la deriva a un pa¨ªs entero no por falta de recursos sino de liderazgo es un crimen que recae tambi¨¦n sobre las autoridades incapaces de intervenir. Habr¨ªa que preguntarse si los militares que hoy apoyan al presidente van a cerrar tambi¨¦n los ojos. Si van a preferir quedarse tambi¨¦n ellos atrapados en el Titanic o preferir¨¢n abandonarlo antes que sea demasiado tarde. Brasil no merece esta masacre que produce muerte y desolaci¨®n sin esperanza de salvaci¨®n.
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