C¨®mo se nos escap¨® el relato
Al permitir que el ingl¨¦s se convirtiera en lengua franca, la Uni¨®n Europea perdi¨® el control de la narrativa. Es hora de hacer algunos cambios
All¨¢ por finales de la d¨¦cada de 1980, cuando trabajaba en la plantilla del Times en Londres, o¨ª la palabra euroesc¨¦ptico por primera vez. Eran los d¨ªas del enfrentamiento entre Margaret Thatcher y su ministro de Hacienda, Nigel Lawson, a prop¨®sito de si Reino Unido deb¨ªa integrarse o no en el mecanismo de tipos de cambio. Tres a?os m¨¢s tarde, un compa?ero y amigo coment¨®, para mi profunda consternaci¨®n, que los euroesc¨¦pticos se estaban imponiendo en la controversia. En alg¨²n momento intermedio me acord¨¦ de que ...
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All¨¢ por finales de la d¨¦cada de 1980, cuando trabajaba en la plantilla del Times en Londres, o¨ª la palabra euroesc¨¦ptico por primera vez. Eran los d¨ªas del enfrentamiento entre Margaret Thatcher y su ministro de Hacienda, Nigel Lawson, a prop¨®sito de si Reino Unido deb¨ªa integrarse o no en el mecanismo de tipos de cambio. Tres a?os m¨¢s tarde, un compa?ero y amigo coment¨®, para mi profunda consternaci¨®n, que los euroesc¨¦pticos se estaban imponiendo en la controversia. En alg¨²n momento intermedio me acord¨¦ de que otro compa?ero, una de las j¨®venes estrellas en ascenso del peri¨®dico, hab¨ªa escrito una cr¨ªtica de una pel¨ªcula francesa que no le hab¨ªa gustado nada. Entonces o¨ª por primera vez la palabra ¡°eurobasura¡±. El t¨¦rmino ¡°eur¨®crata¡± se hab¨ªa inventado muchos a?os antes. Tambi¨¦n es interesante que en Reino Unido los peri¨®dicos, ya fuesen favorables o contrarios a la Uni¨®n Europea, solieran referirse a esta como un bloque, igual que hac¨ªan con el bloque del Este.
Las palabras crean historias, y las historias dan origen a relatos, que son historias que nos contamos unos a otros una y otra vez. Los euroesc¨¦pticos controlaban el relato a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, de los cuales la Uni¨®n Europea se ha vuelto perversamente hiperdependiente. El franc¨¦s era la lengua franca de la UE cuando esta ten¨ªa solamente seis miembros. Pero, cuanto m¨¢s aumentaba de tama?o, m¨¢s se hablaba ingl¨¦s. El euroescepticismo se convirti¨® en el dialecto dominante.
Los diversos intentos de crear un espacio com¨²n multiling¨¹e han fracasado. En una ocasi¨®n particip¨¦ en un proyecto de peri¨®dico germano-brit¨¢nico. El asunto no lleg¨® a buen puerto exactamente por la misma raz¨®n por la que no lo ha hecho la pertenencia de Reino Unido a la Uni¨®n Europea: en realidad, Reino Unido nunca quiso una verdadera integraci¨®n.
He llegado a la conclusi¨®n de que la UE tendr¨¢ que acabar creando su propio espacio medi¨¢tico, y no deber¨¢ permitir que su l¨¦xico y sus relatos le sean impuestos por elementos ajenos. Ahora Reino Unido est¨¢ fuera; los periodistas brit¨¢nicos son corresponsales en el extranjero, y aun as¨ª, el ingl¨¦s sigue siendo la lengua com¨²n. Sin embargo, de la misma manera que Londres no puede seguir siendo el principal centro financiero de la UE despu¨¦s del Brexit, el espacio medi¨¢tico de la Uni¨®n no puede depender eternamente de Reino Unido.
Los medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos tambi¨¦n siguen obsesionados con Europa. Los tabloides euroesc¨¦pticos contin¨²an pronosticando casi a diario la ca¨ªda inminente de la UE. Entre el p¨²blico m¨¢s serio, he observado inter¨¦s por la conferencia sobre el futuro de Europa. Las opiniones expresadas son en su mayor¨ªa negativas. En los medios de comunicaci¨®n europeos, en cambio, apenas hay debate. No creo que lo m¨¢s conveniente para la Uni¨®n sea permitir que Reino Unido lleve la voz cantante en este tema, probablemente en sentido euroesc¨¦ptico.
Veo tres tendencias que facilitar¨¢n que la UE se desenganche de los medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos y estadounidenses.
La primera es el auge de las redes sociales. Twitter no es una empresa de medios de comunicaci¨®n, pero representa un desaf¨ªo al oligopolio de la red de peri¨®dicos al ofrecer un acceso alternativo a las noticias y los comentarios. Los debates sobre Europa en Twitter siguen estando dominados en gran medida por periodistas y analistas brit¨¢nicos y estadounidenses. No obstante, comparado con hace cinco a?os, ahora hay muchos m¨¢s europeos. Las discusiones suelen tener lugar en ingl¨¦s, pero por lo menos no las moderan o las censuran editores anglohablantes. Es dif¨ªcil que a un simple mortal le publiquen una carta o un art¨ªculo en un peri¨®dico en ingl¨¦s. Le es m¨¢s f¨¢cil atraer la atenci¨®n en la populosa comunidad de Twitter. La red social es un espacio de intercambio de ideas m¨¢s democr¨¢tico.
El segundo avance, todav¨ªa m¨¢s lejano, es la mejora de la utilidad de los programas de traducci¨®n para evitar que el ingl¨¦s sea el m¨ªnimo com¨²n denominador en la comunicaci¨®n escrita. Cuando pusimos en marcha Eurointelligence en 2007, el ¨²nico medio digital de traducci¨®n medianamente decente que ten¨ªamos a disposici¨®n era algor¨ªtmico. La utilidad de los programas era muy limitada, y a menudo el resultado era absurdo. Mi ejemplo favorito es el apellido del exgobernador del Banco de Espa?a Jos¨¦ Luis Malo de Molina, que el programa tradujo como ¡°malvado¡±. Peor a¨²n era el galimat¨ªas que resultaba de las traducciones de varios idiomas europeos.
El progreso de la traducci¨®n estad¨ªstica ha hecho posible traducir al espa?ol un art¨ªculo en fin¨¦s y entender lo esencial. El texto sigue sin ser agradable de leer, pero al menos es lo bastante bueno para muchos fines profesionales. Puede que sea demasiado pronto para crear empresas de medios de comunicaci¨®n basadas en la tecnolog¨ªa de la traducci¨®n, pero que esta tecnolog¨ªa exista y siga mejorando ya supone una diferencia.
Y, por ¨²ltimo, hay que tener en cuenta que un espacio medi¨¢tico com¨²n debe construirse de abajo arriba, no de arriba abajo. Euronews era un ejemplo de lo primero. Arte, el canal cultural francoalem¨¢n, es un ejemplo de lo segundo. Ciertamente, Arte es una televisi¨®n de ¨¦lite, pero tambi¨¦n lo son los peri¨®dicos en ingl¨¦s desde la perspectiva de un lector continental.
Entiendo los motivos por los que las instituciones de la Uni¨®n Europea depend¨ªan de un pu?ado de medios de comunicaci¨®n en ingl¨¦s mientras Reino Unido era un Estado miembro. Durante mucho tiempo, yo mismo form¨¦ parte de ese grupo. Ahora que Reino Unido est¨¢ fuera, ha llegado el momento de reflexionar sobre la comunicaci¨®n, as¨ª como sobre los canales por los que fluye, y las herramientas y las tecnolog¨ªas necesarias para conseguir que funcione en beneficio de la Uni¨®n Europea.
Y recordemos c¨®mo naci¨® el Brexit. Empez¨® con palabras y relatos. La Uni¨®n Europea necesita los suyos propios.
Wolfgang M¨¹nchau es director de eurointelligence.com
Traducci¨®n de News Clips.