M¨¢s vacunas, sin tab¨²es
Hay que debatir, incluso sobre patentes, para aumentar la producci¨®n de dosis
Tras un a?o de sucesivas y mort¨ªferas oleadas ha quedado demostrado que la pandemia resurge cada vez que se le brinda oportunidad y que la ¨²nica forma de pararla es la vacunaci¨®n masiva de la poblaci¨®n. Pero esta poderosa herramienta no ser¨¢ plenamente efectiva hasta que las vacunas no lleguen a todos. Hasta ahora, una peque?a parte de pa¨ªses de mayor renta acapara el 90% de los 400 millones de vacunas producidas. Al ritmo de fabricaci¨®n actual, muchos pa¨ªses no recibir¨¢n sus primeras dosis hasta 2023. La perspectiva es que miles de millones de personas hayan de esperar a?os para poder acceder a la vacuna. Eso no solo es injusto, sino que adem¨¢s pone en riesgo la eficacia del que ha sido el mayor hito de la humanidad en mucho tiempo: haber conseguido no una sino varias vacunas seguras y eficaces en menos de once meses.
Esta es una emergencia planetaria, y de nada servir¨¢ que unos cuantos pa¨ªses consigan alcanzar la inmunidad de grupo vacunando a m¨¢s del 70% de su poblaci¨®n si el virus sigue circulando en otros lugares, pues tendr¨¢ la oportunidad de mutar y desarrollar nuevas variantes frente a las cuales las vacunas disponibles pueden perder eficacia. En ese caso, proteger a la poblaci¨®n vacunada exigir¨¢ mantenerla totalmente aislada del resto del mundo, lo que significa que no se podr¨¢ restablecer la plena normalidad del comercio y la movilidad internacional.
Si no se revisa el actual sistema de distribuci¨®n de las vacunas, ser¨¢ imposible doblegar la pandemia. As¨ª lo creen la OMS y un gran n¨²mero de expertos y organizaciones sanitarias de todo el mundo: o nos vacunamos todos, o nadie estar¨¢ a salvo. Hasta 67 naciones se han comprometido a compartir parte de los lotes adquiridos con los pa¨ªses m¨¢s pobres, y existe la iniciativa Covax que recauda fondos para enviar vacunas a esos pa¨ªses. Pero ya est¨¢ claro que no va a ser suficiente. Ante esta evidencia, resulta imperativo debatir y encontrar soluciones que permitan incrementar la producci¨®n de vacunas y revisar los mecanismos de protecci¨®n intelectual y patentes en el caso de que se llegue a la conclusi¨®n de que son un obst¨¢culo insuperable para alcanzar el objetivo.
Este peri¨®dico es firme partidario de que la inversi¨®n en innovaci¨®n est¨¦ protegida por un sistema de patentes que permita la adecuada remuneraci¨®n. Esto es uno de los vectores centrales del desarrollo de las sociedades. Pero vivimos una situaci¨®n excepcional que exige soluciones tambi¨¦n excepcionales. De momento, algunas farmac¨¦uticas han alcanzado acuerdos con otras compa?¨ªas orientados a aumentar la producci¨®n. Es un avance, pero no se puede dejar al inter¨¦s o a la buena voluntad de iniciativas privadas un asunto del que dependen la salud y la econom¨ªa mundial. Los poderes p¨²blicos deben apoyar y presionar para que este tipo de acuerdos prolifere, como hizo la Administraci¨®n de Biden en el pacto entre Johnson & Johnson y Merck. Esto debe hacerse con urgencia. Y debe recordarse que la normativa vigente ofrece mecanismos de exenci¨®n temporal de patentes que ser¨ªa sensato activar si no se logra pronto el objetivo. No puede ser un tab¨². En todo caso, permitir que otros fabriquen las vacunas protegidas por patentes no tiene por qu¨¦ implicar una expropiaci¨®n total de los posibles beneficios. Se pueden encontrar f¨®rmulas de compensaci¨®n y, en todo caso, deber¨ªa respetarse la privacidad de tecnolog¨ªas que son consustanciales al modelo de negocio de las compa?¨ªas.
India y Sud¨¢frica plantearon en octubre la suspensi¨®n temporal de patentes en el seno de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, cuya directora promueve un di¨¢logo sobre la materia y la b¨²squeda de una tercera v¨ªa que permita resolver este grave dilema. La oposici¨®n de la UE, EE UU, Suiza y Reino Unido, entre otros, bloquea la propuesta. Es urgente extender el debate y encontrar soluciones lo m¨¢s r¨¢pido posible. Hay millones de vidas en juego y tampoco puede olvidarse que en este caso buena parte de la investigaci¨®n sobre la que se sustentan las vacunas ha sido financiada con fondos p¨²blicos.
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