Irlanda y la responsabilidad de Boris Johnson
El primer ministro brit¨¢nico tiene la obligaci¨®n de frenar la situaci¨®n de violencia de la ¨²ltima semana
La violencia y el vandalismo callejero que se han apropiado durante esta semana de Irlanda del Norte solo tienen unos culpables: los grupos de j¨®venes que han arrojado piedras y c¨®cteles molotov a la polic¨ªa e incendiado autobuses y veh¨ªculos y los grupos paramilitares unionistas que han agitado y celebrado los disturbios. Hay, sin embargo, una explicaci¨®n pol¨ªtica en el trasfondo de esta agitaci¨®n, que retrotrae a los a?os m¨¢s duros del c...
La violencia y el vandalismo callejero que se han apropiado durante esta semana de Irlanda del Norte solo tienen unos culpables: los grupos de j¨®venes que han arrojado piedras y c¨®cteles molotov a la polic¨ªa e incendiado autobuses y veh¨ªculos y los grupos paramilitares unionistas que han agitado y celebrado los disturbios. Hay, sin embargo, una explicaci¨®n pol¨ªtica en el trasfondo de esta agitaci¨®n, que retrotrae a los a?os m¨¢s duros del conflicto norirland¨¦s.
Boris Johnson era consciente desde el primer minuto de las negociaciones con la UE de que su anhelado Brexit ten¨ªa un precio ineludible en forma de doble imposici¨®n: Irlanda del Norte no pod¨ªa ser el coladero del Mercado Interior Comunitario, y a la vez, era impensable volver a levantar una frontera entre las partes brit¨¢nica e irlandesa de la isla, que pondr¨ªa en peligro la paz alcanzada con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998. Johnson eligi¨® dejar a Irlanda del Norte dentro del espacio de la UE y desentenderse del problema, pero, con su habitual cinismo, asegur¨® a los partidos unionistas que la integridad del Reino Unido permanecer¨ªa intacta y nunca habr¨ªa una frontera entre las dos islas. La realidad es tozuda, y la aplicaci¨®n del nuevo Acuerdo Comercial firmado entre Londres y Bruselas demostr¨® que el mar de Irlanda era una barrera aduanera real entre Gran Breta?a y el Ulster.
Los partidos unionistas son los principales responsables, junto con Johnson, del actual estado de frustraci¨®n. Cuando decidieron que merec¨ªa la pena un Gobierno aut¨®nomo compartido con los republicanos y una Asamblea Aut¨®noma, pensaron m¨¢s en el reparto de poder que en la responsabilidad que exige hacer pol¨ªtica con may¨²sculas. Es hora de que Johnson y los principales partidos unionistas dejen de mirar hacia otro lado y jugar con fuego. Deben abandonar toda tolerancia con las fuerzas paramilitares residuales, olvidar el doble lenguaje y explicar a sus ciudadanos que Bruselas nunca modificar¨¢ el Protocolo de Irlanda, que cost¨® a?os negociar y resulta clave para defender sus propios intereses. Johnson aviv¨® las llamas. Tiene la responsabilidad de frenar el incendio.