Jaque a la dama
Tras las transiciones a la democracia, ahora entramos en la ¨¦poca de los Estados fallidos, uno m¨¢s, en el coraz¨®n del sudeste asi¨¢tico
La dama perdi¨® la partida el 1 de febrero. Con el golpe militar perdi¨® aquel d¨ªa el poder y luego la libertad. Antes hab¨ªa perdido su prestigio internacional como luchadora dem¨®crata. Y ahora puede tambi¨¦n quedarse sin pa¨ªs, destrozado por los golpistas y en cabalgada hacia la guerra civil.
Aung San Suu Kyi ven¨ªa librando una larga partida con los militares desde hace al menos 30 a?os, la mitad consumidos en arresto domiciliario. Al frente de la Liga Nacional Democr¨¢tica, mayoritaria en todas las elecciones celebr...
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La dama perdi¨® la partida el 1 de febrero. Con el golpe militar perdi¨® aquel d¨ªa el poder y luego la libertad. Antes hab¨ªa perdido su prestigio internacional como luchadora dem¨®crata. Y ahora puede tambi¨¦n quedarse sin pa¨ªs, destrozado por los golpistas y en cabalgada hacia la guerra civil.
Aung San Suu Kyi ven¨ªa librando una larga partida con los militares desde hace al menos 30 a?os, la mitad consumidos en arresto domiciliario. Al frente de la Liga Nacional Democr¨¢tica, mayoritaria en todas las elecciones celebradas desde 1990, ha gobernado en concertaci¨®n con los militares hasta proporcionar el primer presidente y el primer gobierno civil en los ¨²ltimos 50 a?os de historia del pa¨ªs.
Para culminar la transici¨®n, Myanmar necesitaba una reforma constitucional que terminara con la democracia tutelada, pero los militares han preferido regresar a la dictadura antes que arriesgarse a perder el control ¨²ltimo sobre el Estado. La l¨ªder birmana se halla de nuevo detenida e incomunicada, en arresto domiciliario y sometida a juicio en secreto, bajo las acusaciones de incitaci¨®n a la violencia, sedici¨®n, violaci¨®n de normas sanitarias, importaci¨®n ilegal de aparatos electr¨®nicos y corrupci¨®n.
De nada le sirvi¨® a la premio Nobel de la Paz su actitud indiferente ante el genocidio perpetrado por el Ej¨¦rcito birmano con la poblaci¨®n rohingya de religi¨®n musulmana, ni su actuaci¨®n como abogada defensora del Gobierno birmano ante el Tribunal de Justicia de Naciones Unidas en La Haya. Aunque no consigui¨® apaciguar a los golpistas y destroz¨® su imagen internacional de luchadora por la democracia, dentro de su pa¨ªs sigue siendo la bandera indiscutible del poder civil y del rechazo al golpe militar, enarbolada en las multitudinarias protestas que no cejan, a pesar de la brutalidad de la represi¨®n.
Se cierra violentamente un cap¨ªtulo de la historia. La transici¨®n pac¨ªfica encabezada por Aung San Suu Kyi ya es agua pasada. La junta militar est¨¢ tratando a la oposici¨®n con m¨¦todos de contrainsurgencia. Numerosos diputados y altos funcionarios se est¨¢n incorporando a la resistencia. Un gobierno provisional se ha organizado en la clandestinidad. Las guerrillas de numerosos grupos ¨¦tnicos quieren organizar un ej¨¦rcito federal para echar a los militares. Los pa¨ªses vecinos observan con inquietud, algunos tambi¨¦n con avidez, este peligroso foco de inestabilidad.
Tras la ¨¦poca de las transiciones a la democracia hemos entrado en la de los Estados fallidos, uno m¨¢s, ahora en el coraz¨®n geopol¨ªtico del sudeste asi¨¢tico.