Resucitar
A punto de morir no recordaba ning¨²n serm¨®n, discurso, programa, informe, teor¨ªa, arenga, consigna, orden o lecci¨®n magistral
A lo largo de la vida con la yema de los dedos hab¨ªa acariciado un rosario musulm¨¢n de ¨¢mbar, algunas figuras de ¨¦bano y de marfil, las nueces de s¨¢ndalo, un jarr¨®n de la dinast¨ªa Ming, alguna carne amorosa bajo unos pliegues de seda, las tapas de algunos incunables y de c¨®dices de vitela, el cristal de innumerables copas de martini, el m¨¢rmol de algunas esculturas griegas y tambi¨¦n las culatas de n¨¢car de su colecci¨®n de rev¨®lveres antiguos. En el lecho de muerte el recuerdo de ese tacto le lleg¨® al cerebro y lo llen¨® de inusitado placer. A lo largo de la vida, durante los viajes por los cinc...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
A lo largo de la vida con la yema de los dedos hab¨ªa acariciado un rosario musulm¨¢n de ¨¢mbar, algunas figuras de ¨¦bano y de marfil, las nueces de s¨¢ndalo, un jarr¨®n de la dinast¨ªa Ming, alguna carne amorosa bajo unos pliegues de seda, las tapas de algunos incunables y de c¨®dices de vitela, el cristal de innumerables copas de martini, el m¨¢rmol de algunas esculturas griegas y tambi¨¦n las culatas de n¨¢car de su colecci¨®n de rev¨®lveres antiguos. En el lecho de muerte el recuerdo de ese tacto le lleg¨® al cerebro y lo llen¨® de inusitado placer. A lo largo de la vida, durante los viajes por los cinco continentes, hab¨ªa asistido a toda clase de amaneceres y puestas de sol, hab¨ªa contemplado ruinas, templos, anfiteatros y sarc¨®fagos vac¨ªos; tambi¨¦n hab¨ªa sobrevolado selvas y cordilleras, hab¨ªa navegado por el Ganges, el Danubio y el Misisipi y se hab¨ªa ba?ado en las playas de los mares del sur. Estas visiones iluminaban ahora los p¨¢rpados cerrados del agonizante y se convert¨ªan en un b¨¢lsamo. A lo largo de su vida hab¨ªa degustado gran variedad de manjares ex¨®ticos, pero el ¨²nico que su paladar no hab¨ªa olvidado en el lecho de la muerte era la rebanada tostada de pan candeal con aceite, sal y sobrasada que tomaba de ni?o al salir de la escuela, de la misma forma que de todos los aromas que hab¨ªa experimentado el que prevalec¨ªa en el lecho de la muerte era el de enebro reci¨¦n trasquilado en el jard¨ªn y el de aquel viejo libro de cuentos, el primero que hab¨ªa le¨ªdo a los siete a?os, cuyas p¨¢ginas abiertas ol¨ªan a miel. En cambio, a punto de morir no recordaba ning¨²n serm¨®n, discurso, programa, informe, teor¨ªa, arenga, consigna, orden o lecci¨®n magistral. Solo los cinco sentidos se hab¨ªan concitado al pie de la cama para acompa?ar suavemente al agonizante en su bajada al fondo de la naturaleza de donde, como es l¨®gico, tambi¨¦n resucit¨® al tercer d¨ªa.