Lo que oyes
El otorrino le dijo que no era grave y en la consulta le aplic¨® un chorro de agua caliente en los o¨ªdos que en este caso liberaron una pasta negra desconocida
En el intricado laberinto del o¨ªdo de este hombre de 68 a?os hab¨ªa quedado el eco de las primeras voces que oy¨® de ni?o. Los cuentos que su madre le le¨ªa antes de dormir le vibraban todav¨ªa en el t¨ªmpano y en esa membrana se superpon¨ªan tambi¨¦n las primeras canciones junto con algunos sonidos esfumados del pueblo, la cantinela de la tabla de multiplicar en la escuela, el yunque del herrero, la flauta del afilador, la banda de m¨²sica los d¨ªas de fiesta, el preg¨®n de los buhoneros, el silbido desgarrado del tren, las melod¨ªas de discos dedicados en la radio. Estas ondas sonoras hab¨ªan marcado su paso de la ni?ez a la adolescencia donde ya comenz¨® a reinar absolutamente el tubo de escape de la moto que le llevaba a los conciertos. Las palabras de amor que le susurr¨® al o¨ªdo aquella novia un verano ya perdido en la memoria las guardaba muy dentro todav¨ªa. Tal vez el cerebro tiene un mecanismo para preservar solo los sonidos que a uno le han hecho feliz, el de la lluvia en las noches de invierno desde la cama, el del viento en los ¨¢lamos en primavera, el del trueno lejano que precede a la tormenta. Pero de un tiempo a esta parte este hombre hab¨ªa comenzado a sentir un dolor difuso y una insoportable algarab¨ªa en el fondo del o¨ªdo, hasta que una ma?ana, al despertar, comprob¨® con terror que no o¨ªa nada. Se hab¨ªa quedado completamente sordo. El otorrino le dijo que no era grave y en la consulta le aplic¨® un chorro de agua caliente en los o¨ªdos que en este caso liberaron una pasta negra desconocida. ¡°Nunca he visto nada igual, esto no es cera¡±, exclam¨® horrorizado el doctor. Despu¨¦s de analizarla concluy¨® que esa sustancia pestilente estaba formada por toda la basura medi¨¢tica, por toda la mierda pol¨ªtica que estuvo oyendo este hombre durante a?os. Sin ese tap¨®n ahora ya volvi¨® a o¨ªr de nuevo la lluvia y el viento e incluso el rumor de las abejas libando.
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