Catalu?a y Madrid, dos motores averiados
Los dos tradicionales impulsores pol¨ªticos, econ¨®micos y culturales de Espa?a est¨¢n dinamitando todo espacio de mediaci¨®n
Hace m¨¢s de dos meses que se celebraron las elecciones en Catalu?a y de momento no se entrev¨¦ que se pueda formar un Gobierno r¨¢pidamente. Y, en todo caso, si es que finalmente ¨Dcomo todo parece apuntar¨D, en el ¨²ltimo momento se configurara un Gabinete, ser¨¢ m¨¢s de lo mismo: una mayor¨ªa independentista sin proyecto pol¨ªtico para el conjunto de la sociedad, mucho m¨¢s pendiente de sus ri?as internas que de la ciudadan¨ªa. Lo poco que se ha podido saber de las negociaciones que se han llevado a cabo hasta ahora pare...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Hace m¨¢s de dos meses que se celebraron las elecciones en Catalu?a y de momento no se entrev¨¦ que se pueda formar un Gobierno r¨¢pidamente. Y, en todo caso, si es que finalmente ¨Dcomo todo parece apuntar¨D, en el ¨²ltimo momento se configurara un Gabinete, ser¨¢ m¨¢s de lo mismo: una mayor¨ªa independentista sin proyecto pol¨ªtico para el conjunto de la sociedad, mucho m¨¢s pendiente de sus ri?as internas que de la ciudadan¨ªa. Lo poco que se ha podido saber de las negociaciones que se han llevado a cabo hasta ahora parece confirmarlo: lo que se ha indicado como obst¨¢culo para la formaci¨®n del Gobierno ha tenido que ver por un lado con el fantasmag¨®rico Consell de la Rep¨²blica, por otra parte, con qu¨¦ departamento se queda con la gesti¨®n de los fondos europeos y, finalmente, con la acci¨®n en el Congreso.
En el primer caso, y a pesar de estar delante de la evoluci¨®n gag¨¢ del simbolismo hueco de los ¨²ltimos a?os, no se tiene que subestimar la cuesti¨®n. El Consell de la Rep¨²blica es un organismo privado, que ni hace ni puede hacer mucha cosa. No habr¨¢ ninguna estrategia independentista, y por lo tanto carece de sentido el debate en torno a si el organismo de Waterloo tiene que ser el encargado de dibujarla o no. Sin embargo, es el ¨²nico instrumento que queda en manos de Puigdemont despu¨¦s de que Junts haya quedado por detr¨¢s de ERC, y se est¨¢ utilizando para intentar ¡°reequilibrar¡± un resultado electoral ¨Dconcepto de m¨¢s que dudosa naturaleza democr¨¢tica¨D, que puede dejar a los postconvergentes debilitados y a Carles Puigdemont orbitando en B¨¦lgica.
En el segundo caso, si bien el objeto de la contienda es decididamente m¨¢s real, los t¨¦rminos del debate son los que son: en ning¨²n momento republicanos y posconvergentes han sacado a relucir diferencias en torno al c¨®mo se utilizar¨ªan los fondos europeos, sino que el forcejeo est¨¢ siendo ¨²nicamente en torno a cu¨¢l de las dos fuerzas pol¨ªticas se podr¨¢ apuntar el tanto del gasto delante de la opini¨®n p¨²blica.
En el tercero, Junts quiere restar el margen de maniobra a los republicanos en el Congreso. As¨ª quieren resucitar (a pesar de la p¨¦rdida de representaci¨®n) la hegemon¨ªa que en ese contexto hab¨ªan tenido los diputados de CiU en su d¨ªa.
En otras palabras, la pol¨ªtica en Catalu?a est¨¢ secuestrada. El debate se resuelve en una inoperante, mustia, y, en definitiva cutre ¨Dno hay otra palabra para definirla¨D, carrera entre dos colectividades humanas organizadas en forma de partido para ver qui¨¦n se hace con m¨¢s resortes del poder auton¨®mico. Todo aderezado por un halo trumpista: a ver si unos son mejores o peores catalanes que otros. No hay nada m¨¢s, no se molesten en buscar.
Por otra parte, en breve se celebrar¨¢n las elecciones anticipadas en Madrid, en las que se testar¨¢ la capacidad de la evoluci¨®n del aznarismo-aguirrismo 2.0 de imponerse no s¨®lo en la Comunidad Aut¨®noma m¨¢s rica de Espa?a, sino de marcar rumbo para el futuro al Partido Popular. Los t¨¦rminos de la contienda ¨Dentre una socialdemocracia especialmente baja de tono y una izquierda que est¨¢ por ver que sea capaz de movilizar¨D son m¨¢s expl¨ªcitos: el proyecto de Ayuso es desacomplejadamente neoliberal e insolidario, tanto con respecto a las clases populares de Madrid, como con respecto a los otros territorios. Carece de los florentinismos, especialmente ling¨¹¨ªsticos, que a veces ha gastado el proc¨¦s catal¨¢n, aunque en la sustancia en muchas cosas coincidieran. La contraposici¨®n con las izquierdas es total, y lo que quiere tumbar la presidenta madrile?a, bajo el mantra de una polis¨¦mica ¡°libertad¡±, no es la oposici¨®n regional, sino el Gobierno de coalici¨®n progresista.
As¨ª las cosas, ahora mismo tanto Catalu?a como Madrid, los dos tradicionales motores pol¨ªticos, econ¨®micos y culturales de Espa?a, parecen estar seriamente averiados. El catal¨¢n perdido en su propio laberinto y yendo cuesta abajo hacia una decadencia que ser¨¢ dif¨ªcil de evitar. El madrile?o, v¨ªctima de su hiperactivismo y de la convicci¨®n de ser el centro de todo, puede colapsar en el medio de una contraposici¨®n tan a cara de perro que matar¨¢ cualquier espacio de mediaci¨®n. Ahora, cuando toca vacunar y reconstruir, quiz¨¢s valga la pena repensar del todo el mapa de las hegemon¨ªas que han caracterizado Espa?a en las ¨²ltimas d¨¦cadas, para dar espacio a todos aquellos territorios, que son la inmensa mayor¨ªa, que, incluso con diferencias significativas entre fuerzas pol¨ªticas, errores y aciertos, a lo largo de estos meses han trabado acuerdos, formulado propuestas, gestionado razonablemente bien una situaci¨®n muy dif¨ªcil. No los vemos porque hacen menos ruidos, pero ah¨ª est¨¢n. Y por todos ellos pasa la soluci¨®n.
Paola Lo Cascio en historiadora y polit¨®loga.