El vencimiento de la factura pol¨ªtica
Despu¨¦s de un a?o no deja de ser sorprendente que tanto a nivel estatal como auton¨®mico los signos de desgaste de los gobernantes sean m¨¢s bien escasos
Mientras Madrid vive su particular campa?a electoral bajo el ritmo del ruido y la desmesura impuesto por Isabel D¨ªaz Ayuso (y por lo general quien marca el tono gana), me pregunto: ?Cu¨¢nto tardar¨¢ la pandemia en tener efectos negativos para aquellos a los que les ha tocado gobernar en este tiempo embadurnado?
Despu¨¦s de un a?o en que hemos vivido un confinamiento extremo y un enca...
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Mientras Madrid vive su particular campa?a electoral bajo el ritmo del ruido y la desmesura impuesto por Isabel D¨ªaz Ayuso (y por lo general quien marca el tono gana), me pregunto: ?Cu¨¢nto tardar¨¢ la pandemia en tener efectos negativos para aquellos a los que les ha tocado gobernar en este tiempo embadurnado?
Despu¨¦s de un a?o en que hemos vivido un confinamiento extremo y un encadenado de secuencias de apertura y cierre, de promesas y frustraciones, no deja de ser sorprendente que tanto a nivel estatal como auton¨®mico los signos de desgaste de los gobernantes sean m¨¢s bien escasos. Con pol¨ªticas y estilos bien distintos, empezando por S¨¢nchez y siguiendo por Ayuso, Puig, Urkullu, Feij¨®o, Moreno, el Gobierno soberanista catal¨¢n (validado en las urnas) y todos los dem¨¢s, no se han visto de momento efectos significativos de deterioro de imagen y de p¨¦rdida de apoyos. Y ello a pesar de la fatiga f¨ªsica y mental que se palpa a diario.
Dos factores han sido determinantes: uno vivencial y otro pol¨ªtico. El miedo y la culpa han sido los implacables sentimientos que han impuesto no hacer mudanza. Pero adem¨¢s, la crisis sanitaria ha irrumpido en un escenario muy marcado por la confrontaci¨®n derecha/izquierda, con el factor identitario a?adido desde Catalu?a, e irradiando m¨¢s all¨¢ de ella, en forma de unionismo/separatismo, constitucionalismo/independentismo u otras variantes similares a gusto del consumidor. En este marco, los efectos pol¨ªticos de la pandemia no alcanzan todav¨ªa al tr¨¢nsito entre bloques. Y por eso hasta el momento, el que crece lo hace a costa de sus socios, con la derecha entregada a la onda reaccionaria. La alineaci¨®n ideol¨®gica resiste a las frustraciones de un tiempo dif¨ªcil, en que, a cuenta del virus, se toleran palabras y decisiones que en otras circunstancias producir¨ªan indignaci¨®n.
?Tiene fecha de caducidad esta tolerancia? ?Se acerca el momento de pasar factura a los gobernantes? Las vacunas est¨¢n abriendo el horizonte. Y los tab¨²s se rompen. Crecen las dudas sobre las decisiones (a menudo contradictorias) que han ido tomando unos y otros. Con la sensaci¨®n de que el autoritarismo de unos y la demagogia de otros denotan improvisaci¨®n e impotencia. De modo que se acercan dos fechas que pueden acabar con la comprensi¨®n con los que gobiernan: la entrada del verano, que marcar¨¢ el estado de ¨¢nimo para afrontar la reconstrucci¨®n, y el inicio del pr¨®ximo curso: la hora de la verdad. La realidad econ¨®mica y social ser¨¢ ya descarnada, sin los edulcorantes del miedo y la comprensi¨®n, y ya no cabr¨¢ seguir utilizando el virus como chivo expiatorio. Por muchas especulaciones que se hagan sobre una r¨¢pida reactivaci¨®n, emerger¨¢n las fracturas sociales, patol¨®gicas y morales, que pondr¨¢n sobre la mesa las facturas pol¨ªticas aplazadas. Y los gobernantes ya no tendr¨¢n la coartada de la legitimaci¨®n cient¨ªfica.