?Algo se ha roto?
La polarizaci¨®n no es de ahora. En Catalu?a hubo amenazas durante a?os a los no secesionistas
Hay olvidos comprensibles y otros intencionados. Los primeros se explican con la inmediatez de la pol¨ªtica contempor¨¢nea, que tiene poca memoria: todo transcurre a mucha velocidad y parece nuevo y sin precedentes. La historia se olvida r¨¢pido. Los segundos olvidos parecen interesados. Estos d¨ªas se ha sugerido que ¡°algo se ha roto¡± en la democracia espa?ola, que hemos llegado a un punto de inflexi¨®n: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la directora de la Guardia Civil, Mar¨ªa G¨¢mez, y el exvicepresidente Pablo Iglesias ...
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Hay olvidos comprensibles y otros intencionados. Los primeros se explican con la inmediatez de la pol¨ªtica contempor¨¢nea, que tiene poca memoria: todo transcurre a mucha velocidad y parece nuevo y sin precedentes. La historia se olvida r¨¢pido. Los segundos olvidos parecen interesados. Estos d¨ªas se ha sugerido que ¡°algo se ha roto¡± en la democracia espa?ola, que hemos llegado a un punto de inflexi¨®n: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la directora de la Guardia Civil, Mar¨ªa G¨¢mez, y el exvicepresidente Pablo Iglesias han recibido sobres con balas y amenazas de muerte. La l¨ªder de Vox en Madrid, Roc¨ªo Monasterio, se neg¨® a condenar estos hechos en la SER, y Pablo Iglesias abandon¨® el programa.
Que un representante p¨²blico reciba balas y amenazas de muerte no solo es preocupante por una cuesti¨®n humana; tambi¨¦n es una forma de coacci¨®n que le impide desempe?ar su trabajo en libertad. Como escribi¨® la fil¨®sofa Judith Shklar, ¡°la condici¨®n de posibilidad de la libertad es la ausencia de temores¡±. Es una situaci¨®n muy grave, pero por desgracia no es nueva en la historia reciente espa?ola.
Durante d¨¦cadas, los concejales del PSOE y el PP en Pa¨ªs Vasco tuvieron que vivir con un miedo much¨ªsimo m¨¢s grave y paralizante: el miedo a morir. Su temor estaba fundado (ETA mat¨® a 24 concejales). La violencia no era simb¨®lica y la polarizaci¨®n no era ¡°afectiva¡±, sino que desembocaba en asesinatos. Solo han pasado trece a?os desde el asesinato del concejal del PSE Isa¨ªas Carrasco, a dos d¨ªas de las elecciones generales de 2008. ?Existe la posibilidad de que vuelva a haber asesinatos pol¨ªticos en Espa?a? Es poco probable. Por eso es una frivolidad considerar que lo que vivimos hoy no tiene precedentes.
En Espa?a hay cosas que llevan tiempo rotas. La polarizaci¨®n no ha llegado en 2021. Al terrorismo vasco ya mencionado hay que a?adir el nacionalismo catal¨¢n, que ha roto la convivencia a un nivel mucho m¨¢s preocupante que lo que vemos hoy en Madrid: en oto?o de 2017 hubo un miedo real a la violencia y durante a?os los pol¨ªticos no independentistas han recibido amenazas, han sufrido ataques a sus sedes y han sido expulsados del espacio p¨²blico con violencia.
Cuando Vox, que ha radicalizado su discurso autoritario y racista en estas elecciones, dice que condena ¡°toda la violencia¡±, para evitar condenar la amenaza a Pablo Iglesias, cae en el mismo equilibrismo c¨ªnico, mat¨®n y siniestro de quienes justificaron durante d¨¦cadas el terrorismo vasco. Con una sustancial diferencia. Vox justifica una amenaza; quienes celebraron hace menos de un a?o la excarcelaci¨®n del exl¨ªder etarra Josu Ternera defienden a alguien que hizo m¨¢s que amenazar.
La polarizaci¨®n de hoy es asfixiante, pero todav¨ªa no es irrespirable. Para sobrevivir a ella no hay que caer en frivolidades que tienen m¨¢s que ver con el ciclo pol¨ªtico inmediato y con la guerra cultural exacerbada y t¨®xica que con el fin de la democracia. La histeria no tiene memoria; la historia s¨ª.