Francia, reacci¨®n acertada
La carta amenazante de un grupo de militares y el apoyo a la misma de Le Pen son inaceptables
La condena del Gobierno franc¨¦s y el anuncio del Ej¨¦rcito de que habr¨¢ sanciones ¡°ejemplares¡± contra los militares que firmaron una amenazante tribuna, publicada en una revista de ultraderecha, son una acertada reacci¨®n ante una inaceptable injerencia de algunos miembros de las Fuerzas Armadas en el normal desarrollo institucional democr¨¢tico de Francia.
En el texto, refrendado en un primer momento por 1.500 uniformados pero...
La condena del Gobierno franc¨¦s y el anuncio del Ej¨¦rcito de que habr¨¢ sanciones ¡°ejemplares¡± contra los militares que firmaron una amenazante tribuna, publicada en una revista de ultraderecha, son una acertada reacci¨®n ante una inaceptable injerencia de algunos miembros de las Fuerzas Armadas en el normal desarrollo institucional democr¨¢tico de Francia.
En el texto, refrendado en un primer momento por 1.500 uniformados pero que ayer ya sumaba unas 18.000 adhesiones, se advierte del ¡°desmoronamiento¡± de Francia as¨ª como de la posibilidad de que las Fuerzas Armadas intervengan si los responsables pol¨ªticos no hacen nada por evitar esa hipot¨¦tica situaci¨®n. Se trata de una iniciativa que no tiene cabida en un marco democr¨¢tico, en el que los militares solo act¨²an bajo las ¨®rdenes del poder pol¨ªtico que representa la voluntad ciudadana. Los hechos son graves, y no cabe duda de que la firme reacci¨®n de las autoridades francesas es la adecuada.
Resultar¨ªa errado minusvalorar la condici¨®n de los firmantes del texto. Entre ellos hay altos mandos pr¨®ximos a la jubilaci¨®n que, no obstante, todav¨ªa pueden ser movilizados para la realizaci¨®n de misiones. Tambi¨¦n hay, aunque pocos, militares en activo. Seg¨²n anunci¨® el jefe del Estado Mayor de los Ej¨¦rcitos, Fran?ois Lecointre, les espera un tribunal militar.
La democracia francesa es extraordinariamente s¨®lida y no hay nada que temer en ese sentido. Es evidente que Francia no se ¡°desmorona¡±. Pero es preciso advertir, con la debida cautela, que la tribuna ¡ªpublicada en forma de ¡°carta abierta a nuestros gobernantes¡±¡ª es una nueva muestra p¨²blica de un creciente malestar latente en diversos ¨¢mbitos de la sociedad francesa. Un malestar que en los ¨²ltimos a?os ha adoptado diversas formas, con distintas reivindicaciones. Esto es normal en una democracia mientras las protestas no crucen las l¨ªneas rojas del Estado de derecho. Es, en cambio, doblemente preocupante cuando s¨ª las cruzan y adem¨¢s son respaldadas por sectores pol¨ªticos con representaci¨®n en las instituciones. As¨ª, resulta rechazable el oportunista ofrecimiento de la ultraderechista Marine Le Pen a los firmantes para que se unan a sus filas. La l¨ªder de Reagrupamiento Nacional est¨¢ aprovechando cualquier resquicio que le permita seguir progresando en su ascenso en las encuestas ante las elecciones presidenciales del pr¨®ximo a?o. El episodio, de forma parecida a lo ocurrido recientemente en Espa?a con el partido Vox, evidencia derivas muy inquietantes. Yerra Le Pen en el coqueteo con personajes y argumentos que van contra la esencia de la Rep¨²blica francesa: los valores democr¨¢ticos.