Rehenes del trumpismo
El Partido Republicano deber¨ªa alejarse de la p¨¦sima influencia del expresidente
Una mayor¨ªa de legisladores republicanos logr¨® este mi¨¦rcoles, al segundo intento, descabalgar de su posici¨®n en la direcci¨®n del grupo del partido en la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos a la congresista Liz Cheney. Su ¨²nico crimen pol¨ªtico es negarse, contundentemente, a difundir y cacarear la mayor de las mentiras de Donald Trump: que una especie de conspiraci¨®n le rob¨® la victoria electoral el pasado noviemb...
Una mayor¨ªa de legisladores republicanos logr¨® este mi¨¦rcoles, al segundo intento, descabalgar de su posici¨®n en la direcci¨®n del grupo del partido en la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos a la congresista Liz Cheney. Su ¨²nico crimen pol¨ªtico es negarse, contundentemente, a difundir y cacarear la mayor de las mentiras de Donald Trump: que una especie de conspiraci¨®n le rob¨® la victoria electoral el pasado noviembre. Por eso mismo, Cheney vot¨® a favor del segundo impeachment al expresidente, mientras sus colegas se escudaban en un tecnicismo para eludir lo obvio. Lo sucedido es un episodio revelador de la inquietante incapacidad de los republicanos para dejar atr¨¢s uno de los episodios m¨¢s vergonzantes de su historia, como es negar la legitimidad de un resultado electoral.
El miedo a disgustar a los partidarios de Trump es lo que mantiene paralizado al Partido Republicano. La mayor¨ªa de sus cargos electos han llegado a la conclusi¨®n de que solo la adhesi¨®n sin matices al exmandatario garantiza el puesto. A pesar de los retos del momento, el partido est¨¢ anclado en una lealtad ciega a un personaje que ahora ha decidido etiquetar a la elecci¨®n de 2020 como ¡°la gran mentira¡±. Cheney se ha negado a difundir este eslogan y adem¨¢s lo ha condenado en las redes sociales como ¡°veneno para la democracia¡±. Tiene raz¨®n.
Los republicanos pueden quitarse de en medio a Cheney, pero no pueden huir del desmoronamiento que la lealtad a Trump amenaza con producir en el partido. Para el pr¨®ximo asalto, las legislativas de 2022, los aspirantes republicanos se encuentran en un atolladero: no se puede destacar y recaudar dinero sin abrazar la locura trumpista; y a la vez, es muy dif¨ªcil ganar elecciones en el mundo real cuando se vive en el planeta Mar-a-Lago. La tensi¨®n entre los republicanos ha llevado a un centenar de sus miembros, seg¨²n la prensa, a plantearse crear un tercer partido en el que poder ser conservadores sin ser conspiracionistas. El Partido Republicano debe comenzar ya a escapar del cepo trumpista que le impide pensar y actuar, o afronta un sombr¨ªo futuro.