El Senado absuelve a Trump en su segundo ¡®impeachment¡¯
El expresidente queda libre del cargo de incitaci¨®n a la insurrecci¨®n tras el asalto al Capitolio. Los dem¨®cratas, con 57 votos a favor de la condena y 43 en contra, no logran la mayor¨ªa de dos tercios
El Senado de Estados Unidos absolvi¨® este s¨¢bado a Donald Trump del cargo de incitaci¨®n a la insurrecci¨®n por el asalto al Capitolio que se cobr¨® cinco vidas y que una horda de sus seguidores llev¨® a cabo el 6 de enero con el fin de boicotear la confirmaci¨®n de la victoria electoral de Joe Biden. 57 de los 100 miembros de la C¨¢mara alta (los 50 dem¨®cratas y 7 republicanos) votaron el veredicto de culpabilidad, pero no alcanzaron la mayor¨ªa de dos tercios (67) necesaria para la condena. 43 republicanos votaron en contra. Nunca un juicio por impeachment hab¨ªa suscitado tanto respaldo entre los miembros del partido del acusado. Este proceso deja la figura de Trump sentenciada para la historia y exhibe la fractura que ha creado en el Partido Republicano.
Algunos de sus miembros decidieron la absoluci¨®n arguyendo el sentido constitucional del impeachment, concebido para la destituci¨®n de presidentes en el cargo, pero responsabilizan a Trump del ataque. El ejemplo m¨¢s claro de esta dualidad lo ofreci¨® Mitch McConnell, l¨ªder de los conservadores en la C¨¢mara alta. Tras votar ¡°no culpable¡±, tom¨® la palabra para denunciar el ¡°vergonzoso incumplimiento de su deber¡± por parte de Trump aquel aciago d¨ªa y asegur¨®: ¡°No hay duda de que el presidente es pr¨¢ctica y moralmente responsable de los acontecimientos¡±. Biden emiti¨® un comunicado por la noche citando esas palabras: ¡°Aunque no ha habido condena, el cargo no est¨¢ discusi¨®n. Incluso esos que se han opuesto, como Mitch McConnell, creen que Donald Trump es culpable de un ¡®vergonzoso incumplimiento de su deber¡¯ y ¡®pr¨¢ctica y moralmente responsable de provocar¡¯ la violencia en el Capitolio¡±.
Estados Unidos concluy¨® el impeachment m¨¢s ins¨®lito de los cuatro vividos hasta ahora, uno en el que los senadores ejerc¨ªan tanto de miembros del jurado como de testigos y, en buena medida, v¨ªctimas. Esa misma sala donde se juzg¨® el caso fue, a su vez, objeto del asedio aquel d¨ªa, escenario del crimen. El juicio se ha desarrollado con el pa¨ªs a¨²n conmocionado por el asalto vivido hace poco m¨¢s de un mes y que dej¨® al mundo boquiabierto y el orgullo estadounidense, herido. Trump se ha convertido en el primer presidente en pasar dos veces por un procedimiento como este y el primero en hacerlo ya fuera de la Casa Blanca.
¡°Trump debe ser condenado por la seguridad de nuestro pueblo y de nuestra democracia¡±, enfatiz¨® el dem¨®crata Jamie Raskin, l¨ªder de los llamados gestores del impeachment, el grupo de congresistas de la C¨¢mara de Representantes designados para ejercer de fiscales en el juicio que se desarrolla en el Senado. Los republicanos argumentaban que el impeachment no tiene sentido con Trump fuera de la Casa Blanca, m¨¢s all¨¢ de su responsabilidad en el asalto. La acusaci¨®n recalcaba, sin embargo, que era necesario inhabilitarlo para evitar que acceda a cualquier cargo en el futuro, y alerta de que dejar su comportamiento impune sienta un precedente peligroso para cualquier Gobierno.
Este proceso ten¨ªa algo de catarsis nacional, tambi¨¦n de mensaje al exterior, pero la purga no ha desembocado en una condena y, por tanto, en una verdadera declaraci¨®n de pa¨ªs. Los republicanos volvieron a salvar a Trump, aunque con grandes fisuras y diferencias respecto al juicio por el esc¨¢ndalo de Ucrania, hace un a?o. Entonces, un solo senador, Mitt Romney, se desmarc¨® del grupo y vot¨® para condenarlo. Esta vez, han sido siete (entre ellos, Romney), algo sin precedentes. El primer presidente juzgado en un impeachment, el dem¨®crata Andrew Johnson, en 1868, qued¨® absuelto por un solo voto porque 12 republicanos rompieron filas y se unieron a los dem¨®cratas para exonerarlo. En el caso del expresidente dem¨®crata Bill Clinton, en 1999, fueron cinco los republicanos que votaron no culpable de todos los cargos.
Este juicio dur¨® solo cinco d¨ªas, cuando lo habitual es que se prolongue semanas, y no incluy¨® una investigaci¨®n previa ni la citaci¨®n de testigos. Mediante un arsenal de v¨ªdeos, muchos de ellos in¨¦ditos, los dem¨®cratas abordaron de forma minuciosa el ataque violento del 6 de enero y las palabras con las que Trump incit¨® ese mismo d¨ªa a los que asistieron a su mitin en Washington. Algunos senadores vieron por primera vez lo cerca que estuvieron de la turba, como Mitt Romney, blanco habitual de los ultras por sus cr¨ªticas a Trump. Los estadounidenses pudieron contemplar tambi¨¦n c¨®mo el vicepresidente, Mike Pence, fue evacuado a toda prisa junto a su familia. ¡°Hay que colgar a Mike Pence¡±, gritaban algunos asaltantes, col¨¦ricos porque el republicano se negaban a boicotear la confirmaci¨®n de Biden.
Este impeachment no solo ha juzgado al ya expresidente por su papel en esas horas, lo ha hecho tambi¨¦n por haber torpedeado la transici¨®n pac¨ªfica del poder y haber tratado de vulnerar la voluntad que los estadounidenses expresaron en las urnas en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Durante meses, el republicano agit¨® el bulo del fraude, desestimado por la justicia, presion¨® a los legisladores para que no reconocieran a Biden y anim¨® la movilizaci¨®n civil. El d¨ªa que el Congreso deb¨ªa certificar la victoria del dem¨®crata, tras un discurso en el que les anim¨® a ¡°luchar como el demonio¡±, estall¨® la violencia.
Los dem¨®cratas han puesto el acento en su comportamiento mientras se produc¨ªa el asedio, su ¡°falta de remordimiento¡±, para tratar de demostrar que Trump era consciente de lo que sus arengas hab¨ªan provocado. Es decir, que no era v¨¢lido el principal argumento de la defensa, que consist¨ªa en que las palabras del republicano no supon¨ªan un llamamiento literal a la violencia o a la comisi¨®n de delitos, sino que forman parte de una ¡°ret¨®rica pol¨ªtica habitual¡± protegida por la primera enmienda de la Constituci¨®n, que consagra la libertad de expresi¨®n.
¡°Esta ha sido otra fase de la mayor caza de brujas de nuestro pa¨ªs¡±, dijo Trump en un comunicado, tras terminar la votaci¨®n. Sus abogados hab¨ªan hecho un alegato final en la misma l¨ªnea, acusando a los dem¨®cratas de venganza partidista.
A favor de condenarle votaron los republicanos Mitt Romney, Susan Collins, Lisa Murkowski, Richard Burr, Bill Cassidy, Ben Sasse y Pat Toomey. Desde el principio, fue evidente que el magnate conservaba apoyos suficientes para quedar absuelto, pero el proceso ha evidenciado la erosi¨®n de su figura.
El juicio lleg¨® a su recta final con giros imprevistos de guion. La declaraci¨®n p¨²blica de una congresista republicana la noche del viernes, perjudicial para el expresidente, cambi¨® el paso de la acusaci¨®n dem¨®crata, que pidi¨® llamarla a declarar, lo que iba a retrasar el desenlace. Finalmente, aceptaron incluir su comunicado como prueba y evitar la citaci¨®n. Esa nueva informaci¨®n ten¨ªa que ver con el momento en el que Trump supo del ataque y c¨®mo reaccion¨®, ya que, para la acusaci¨®n, constituyen pruebas contundentes de la posible connivencia del entonces presidente de Estados Unidos con los atacantes del Congreso.
El viernes, Jaime Herrera Beutler, que es una de las republicanas que votaron a favor de proceder al impeachment en la C¨¢mara de Representantes (fase previa del procedimiento), confirm¨® a los medios por escrito que el l¨ªder republicano de esa C¨¢mara, Kevin McCarthy, le hab¨ªa contado una conversaci¨®n entre este y Trump en medio del asalto, aquel 6 de enero, en la que el mandatario se hab¨ªa puesto del lado de los v¨¢ndalos. Seg¨²n la congresista, McCarthy le dijo que hab¨ªa llamado a Trump para pedirle que animara a sus seguidores a detener la insurrecci¨®n y que este le replic¨®: ¡°Bueno, parece que est¨¢n m¨¢s molestos con la elecci¨®n que t¨²¡±. El hoy expresidente estaba por aquel entonces furioso con los compa?eros de partido que no le apoyaban en sus bulos sobre un fraude electoral y pretend¨ªan seguir adelante con la certificaci¨®n de Biden como presidente.
Tanto republicanos como dem¨®cratas quer¨ªan un juicio breve. Los segundos no quieren poner cortapisas a la agenda pol¨ªtica de la nueva Administraci¨®n de Biden y lo primeros necesitan pasar p¨¢gina cuanto antes para empezar a mirar hacia 2024. Este juicio en el Senado supuso el ¨²ltimo adi¨®s a la era Trump.
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