Hablemos del problema a resolver
Aclaremos primero cu¨¢l es la cuesti¨®n de fondo con respecto a Catalu?a y exijamos a todos un compromiso para buscarle soluci¨®n
Nunca se debe comenzar a hablar de aquello que se quiere hacer, sino del problema que se necesita resolver. Ahora piensen en el alboroto que se ha montado ante la hip¨®tesis de que el Gobierno conceda un indulto a los l¨ªderes catalanes condenados por sedici¨®n. El mismo, por cierto, que se gener¨® tiempo atr¨¢s a resultas de un pretendido relator encargado de ordenar los trabajos de una mesa de negociaci¨®n. Al igual que entonces, el error se repite de...
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Nunca se debe comenzar a hablar de aquello que se quiere hacer, sino del problema que se necesita resolver. Ahora piensen en el alboroto que se ha montado ante la hip¨®tesis de que el Gobierno conceda un indulto a los l¨ªderes catalanes condenados por sedici¨®n. El mismo, por cierto, que se gener¨® tiempo atr¨¢s a resultas de un pretendido relator encargado de ordenar los trabajos de una mesa de negociaci¨®n. Al igual que entonces, el error se repite de nuevo al plantear una medida concreta (los indultos) que activa un debate visceral cuyos argumentos desorientan y dificultan la conexi¨®n de la misma con la soluci¨®n del problema de fondo (la cuesti¨®n catalana).
Vamos al origen. El Gobierno de Catalu?a impuls¨® un proyecto pol¨ªtico bajo la ilusa pretensi¨®n de hacer factible la independencia. El resultado es conocido. La independencia nunca se alcanz¨® y quienes trataron de llevar a t¨¦rmino sus pretensiones al margen de la ley cumplen hoy penas privativas de libertad. Las consecuencias de todo lo expuesto se han manifestado en el orden pol¨ªtico, judicial, econ¨®mico y tambi¨¦n en el social. De hecho, el proceso quebr¨® la armon¨ªa entre catalanes, a la par que ensanch¨® el desafecto con el resto de espa?oles. Sin entrar ahora en un ejercicio est¨¦ril de atribuci¨®n de culpas, ?podemos estar de acuerdo en aceptar la existencia de un problema que compromete a futuro la cohesi¨®n del propio proyecto de pa¨ªs? De ser esto cierto, ?es razonable imaginar f¨®rmulas que contribuyan a evitarlo? y, en su caso, ?qui¨¦n debe asumir el reto de buscar soluciones?
Parece obvio que corresponde a la pol¨ªtica ofrecer el marco en el que proliferen las respuestas adecuadas a los problemas existentes, una vez han sido depuradas las pertinentes responsabilidades penales de quienes, como ocurre en este caso, vulneraron la ley. Desde esta perspectiva, el Gobierno es el competente para valorar y seleccionar los instrumentos pertinentes para lograr una soluci¨®n, tomando en consideraci¨®n el grado de aceptaci¨®n que las medidas pudieran suscitar entre las distintas fuerzas pol¨ªticas y la propia sociedad.
El PP ya ha expresado su opini¨®n. Y lo ha hecho arrastrado por la ultraderecha a una oposici¨®n de trinchera que dif¨ªcilmente encuentra acomodo en la serena racionalidad que exige toda discusi¨®n en torno a asuntos que impactan en las condiciones que favorecen la convivencia del pa¨ªs. Pero, m¨¢s all¨¢ de la exagerada reacci¨®n que se ha articulado frente a la hipot¨¦tica concesi¨®n de indultos, ?qu¨¦ posici¨®n tiene el PP y el resto de fuerzas pol¨ªticas (tambi¨¦n las catalanas) si se les pregunta por el problema de fondo? Este es, a mi juicio, el debate que el Gobierno tiene la responsabilidad de facilitar en las pr¨®ximas semanas. Discutamos primero sobre el problema que queremos resolver y exijamos a todos un compromiso para buscarle soluci¨®n. Una vez aclarado este extremo tendr¨¢ todo el sentido que el Gobierno asuma el riesgo (quiz¨¢s en solitario) de adoptar cualquier medida encaminada a resolver la cuesti¨®n catalana, incluida la v¨ªa del indulto.