Pol¨ªticos extreme?os, c¨®mplices necesarios
Los lectores opinan sobre los agravios a Extremadura, el encuentro entre Pedro S¨¢nchez y Pere Aragon¨¨s, el Banco de Espa?a ante el SMI y sobre la estrategia de vacunaci¨®n
Los extreme?os somos los inuit del sur de Europa, que se ven abocados a abandonar sus comunidades privados de los recursos naturales de su propio territorio. El expolio de la regi¨®n viene de lejos, ahora el abuso llega de la mano del desmedido entusiasmo por las energ¨ªas verdes. Se proyectan explotaciones mineras a cielo abierto, miles de hect¨¢reas de placas solares y un parque e¨®lico. Mientras, quienes se sientan en los parlamentos, ministras y ministros, nos entretienen...
Los extreme?os somos los inuit del sur de Europa, que se ven abocados a abandonar sus comunidades privados de los recursos naturales de su propio territorio. El expolio de la regi¨®n viene de lejos, ahora el abuso llega de la mano del desmedido entusiasmo por las energ¨ªas verdes. Se proyectan explotaciones mineras a cielo abierto, miles de hect¨¢reas de placas solares y un parque e¨®lico. Mientras, quienes se sientan en los parlamentos, ministras y ministros, nos entretienen con otros debates. En lo regional, estos representantes p¨²blicos, y el Gobierno de la Junta, participan de estos debates, pero hay un silencio insultante sobre los efectos para la salud y la devastaci¨®n del medio natural de la comunidad si se implanta este modelo de desarrollo. Lo dicho, estamos pasmados ante el descomunal poder¨ªo de las grandes corporaciones econ¨®micas, que est¨¢n convirtiendo a regidores locales, y regionales, en sus c¨®mplices necesarios.
Dolores Corrales Nevado. C¨¢ceres
Toman la palabra
El di¨¢logo perdido entre la Generalitat catalana y el Gobierno de Espa?a se ha retomado de manera normal y, si nada lo impide, de forma permanente. Es la mejor forma de solucionar los problemas pol¨ªticos: hablar. Estoy convencido de que ninguna parte se saltara la Ley, porque el Estado de derecho garantiza las reglas democr¨¢ticas y el cumplimiento de las normas. Ahora toca parlamentar sin pausa y buscar lo que nos une para dejar lo que nos separa. A la derecha parece que poco le importa Espa?a o Catalu?a, de lo contrario aportar¨ªan algo m¨¢s. Lo mejor y m¨¢s fruct¨ªfero es una mesa para el di¨¢logo.
Victorio Mart¨ªnez Armero. M¨®stoles (Madrid)
El Banco de Espa?a y el SMI
De nuevo el Banco de Espa?a en pelea por el SMI. Que su subida puede costar puestos de trabajo (oficiales) en la capa m¨¢s baja de la sociedad es innegable: son matem¨¢ticas. Pero tambi¨¦n que, en el conjunto de la econom¨ªa, ese movimiento del SMI puede producir beneficios en funci¨®n del PIB, debido a que el efecto multiplicador de esa medida en las capas bajas es mucho m¨¢s productivo que en las medias/altas. Por ejemplo, en 2019 el SMI subi¨® un 22,3%; si miramos la evoluci¨®n de la renta nacional disponible de 2018 a 2019, la remuneraci¨®n de los asalariados aument¨® en unos 26.000 millones, de los que solo unos 4.000 ser¨ªan por el aumento de SMI.
Jos¨¦ Manuel Mart¨ªnez Oliv¨¢n. Calahorra (La Rioja)
Hab¨ªa que intentarlo
Intent¨¦ no firmar el consentimiento para la segunda dosis de AstraZeneca. No me sirvi¨® de nada. Sin ning¨²n argumento cient¨ªfico tuve que aceptar lo que los pol¨ªticos han querido. Y yo me pregunto: ?qu¨¦ raz¨®n de peso me obliga a firmar un consentimiento si me decido por la segunda dosis con AstraZeneca cuando no tuve que firmar nada al recibir la primera? Y si ese consentimiento no pretende eximir al Ministerio de Sanidad de ninguna responsabilidad, entonces ?para qu¨¦ firmar? Por favor, no me vuelvan a decir que para que conste que yo lo he elegido. En la informaci¨®n que precede a la firma del documento no hay ni un solo argumento objetivo para convencernos de por qu¨¦ debemos elegir Pfizer y no AstraZeneca.
Mar¨ªa Jos¨¦ Revuelta. Igollo de Camargo (Cantabria)
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