Ser mujer y negra en Ecuador: un oso panda sobre los hombros
El triunfo de las ecuatorianas Neisi Dajomes y Tamara Salazar, medalla de oro y plata en halterofilia en los Juegos Ol¨ªmpicos, tambi¨¦n simboliza la carga hist¨®rica de las mujeres afro
Dos de las mujeres m¨¢s fuertes del mundo tienen menos de 25 a?os, son ecuatorianas y son negras. La frase ¡°s¨¦ fuerte como ni?a¡± acompa?¨® la gloria de Neisi Dajomes y Tamara Salazar en Tokio 2020. Cuatro palabras que definen a las deportistas, pero que tambi¨¦n esconden una realidad que en Ecuador no se mira: para una ni?a negra, ser fuerte es pr¨¢cticamente un mecanismo de supervive...
Dos de las mujeres m¨¢s fuertes del mundo tienen menos de 25 a?os, son ecuatorianas y son negras. La frase ¡°s¨¦ fuerte como ni?a¡± acompa?¨® la gloria de Neisi Dajomes y Tamara Salazar en Tokio 2020. Cuatro palabras que definen a las deportistas, pero que tambi¨¦n esconden una realidad que en Ecuador no se mira: para una ni?a negra, ser fuerte es pr¨¢cticamente un mecanismo de supervivencia. No puede ser de otra manera.
El peso que Neisi y Tamara levantaron sobre sus hombros (algo as¨ª como un oso panda cada una) y que les mereci¨® una medalla de oro y plata, respectivamente, tambi¨¦n simboliza la carga que las afroecuatorianas han llevado hist¨®ricamente. Ser mujer, ser negra y ser pobre. Admirarlas en el Olimpo es una se?al para que otras se convenzan de que es posible.
Lejos de cualquier reflexi¨®n sentimental, su hito en los Juegos Ol¨ªmpicos abri¨® la discusi¨®n alrededor de la situaci¨®n de las afro en pa¨ªses como el m¨ªo. Una realidad que se caracteriza por la discriminaci¨®n y la invisibilizaci¨®n. Que hoy millones de ecuatorianas y ecuatorianos presumamos con orgullo su legado refleja que enfrentamos oportunidades desiguales desde que nacemos.
Ecuador es el cuarto pa¨ªs de Sudam¨¦rica con presencia afrodescendiente despu¨¦s de Brasil, Colombia y Venezuela. Las cifras oficiales indican que somos m¨¢s del 7 % de la poblaci¨®n. Casi no se dice que representamos la segunda minor¨ªa, por debajo de los montubios y por encima de los ind¨ªgenas.
No se habla de la negritud. Nuestra presencia en los medios se caracteriza por la estigmatizaci¨®n y la caricaturizaci¨®n. Los estereotipos vinculan a los negros con la delincuencia y a las negras con el trabajo dom¨¦stico. Los ligan a lo salvaje y lo aborigen. ¡°?Negros vagos y brutos!¡± ¡°?Negra de mierda!¡± son expresiones en las que ¡°negro y negra¡± son insultos.
Neisi y Tamara son parte de ese m¨¢s de medio mill¨®n de afroecuatorianas. Gracias a ellas, por primera vez, los medios de comunicaci¨®n apostaron masivamente incluso a resaltar su est¨¦tica. Gran parte de la narrativa medi¨¢tica se concentr¨® en lo que mal llamaron ¡°cintillos¡± y ¡°pa?uelos¡± para referirse a los turbantes que lucieron en la competencia. ?Cu¨¢ntos de esos art¨ªculos los escribieron negras? Encontr¨¦ uno. Leyendo a Whitney Rodr¨ªguez (comunicadora, estudiante de raza, sexo, di¨¢spora y sexualidad), aprend¨ª que esa prenda tiene diversos significados, dependiendo de la tribu que lo usa en algunos pa¨ªses africanos. ¡°Sin embargo, la colonia le dio otro concepto y fueron obligadas a usarlo para cubrir su cabello y no resultar atractivas para los ¡®incontrolables deseos sexuales¡¯¡±, escribi¨®.
No creo que Neisi y Tamara dimensionaran que su victoria tambi¨¦n ser¨ªa pol¨ªtica y se leer¨ªa como una reivindicaci¨®n. Sus medallas son esperanza en un pa¨ªs, en una regi¨®n (Latinoam¨¦rica), donde los sistemas educativos no promueven el reconocimiento de esas identidades. A mis 32 a?os las veo con orgullo lucir su cabello crespo y transformar ¡ªquiz¨¢ sin quererlo¡ª lo que se ha denominado ¡°pelo malo¡±. A m¨ª me ense?aron que hay que controlarlo, templarlo, agarrarlo y que no puedo llevarlo suelto.
Dos negras nos hicieron llorar de alegr¨ªa y nos hacen repetir que la historia suele ser injusta con las mujeres. Lo es m¨¢s con quienes han estado hist¨®ricamente en el margen. Por eso, para otras j¨®venes la sola existencia de estas deportistas es un referente que se siente tan cercano y tan suyo que inspira.
No recuerdo ninguna clase de historia donde se haya destacado el legado de personajes afro. Lo que no se nombra no existe, entonces urge mencionar que hoy hablamos de esto gracias a la lucha por la libertad y los derechos que hicieron en Ecuador Mar¨ªa del Tr¨¢nsito Sorroza (comadrona que obtuvo su libertad gracias a su capacidad atendiendo partos), Martina Carrillo (esclava que consigui¨® mejoras en las condiciones de trabajo) o Mar¨ªa Chiquinquir¨¢ (esclava que pele¨® por el derecho natural a ser libres). En unos a?os, ojal¨¢, los nombres de Neisi Dajomes, Tamara Salazar y sus compa?eras Angie Palacios y Alexandra Escobar aparezcan en los libros para decirles a las ni?as que su color de piel no es una condena.
En pleno Siglo XXI, el 7,9% de mujeres afrodescendientes en Ecuador es analfabeta. M¨¢s de la mitad se gana la vida en situaciones inestables, ligadas a condiciones laborales de explotaci¨®n e inseguridad.
La mayor¨ªa vive en dos de las provincias m¨¢s pobres del pa¨ªs, Esmeraldas (costa norte) y Carchi (sierra norte). S¨¦ lo que es Esmeraldas porque nac¨ª ah¨ª y mi familia materna est¨¢ ah¨ª. He visto los sue?os de mis primas derretirse bajo el calor de un para¨ªso azotado por la pobreza y la violencia que se filtra desde la frontera. Casi el 20% de ellas vive en condiciones de pobreza extrema. Las historias de Neisi y Tamara son, en gran medida, un ejemplo y una excepci¨®n.
En Ecuador, seis de cada 10 mujeres hemos vivido alg¨²n tipo de agresi¨®n. Entre las negras, la cifra es siete de cada 10. Neisi y Tamara inmortalizaron que nuestra fuerza ¡ªla de las mujeres negras¡ª es un acto de resistencia.
Desir¨¦e Y¨¦pez es periodista ecuatoriana.
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