La evoluci¨®n humana sigue en marcha

Mucha gente, incluidos algunos cient¨ªficos, da por hecho que la evoluci¨®n humana lleg¨® a su fin cuando apareci¨® nuestra especie, hace tal vez 200 milenios. Se trata de una idea verdaderamente extraordinaria. Pretende que un proceso que lleva funcionando 4.000 millones de a?os caigan meteoritos o escupan volcanes ha dejado de operar por obra y gracia de nuestra llegada al planeta. Yo no pondr¨ªa mi dinero en ese platillo. Ya son ganas de meter la pata. En realidad, el fin de la evoluci¨®n humana no es m¨¢s que una hip¨®tesis emanada de la ortodoxia darwinista del ¨²ltimo siglo....

Mucha gente, incluidos algunos cient¨ªficos, da por hecho que la evoluci¨®n humana lleg¨® a su fin cuando apareci¨® nuestra especie, hace tal vez 200 milenios. Se trata de una idea verdaderamente extraordinaria. Pretende que un proceso que lleva funcionando 4.000 millones de a?os caigan meteoritos o escupan volcanes ha dejado de operar por obra y gracia de nuestra llegada al planeta. Yo no pondr¨ªa mi dinero en ese platillo. Ya son ganas de meter la pata. En realidad, el fin de la evoluci¨®n humana no es m¨¢s que una hip¨®tesis emanada de la ortodoxia darwinista del ¨²ltimo siglo. Si la selecci¨®n natural es la ¨²nica fuerza evolutiva ¡ªcosa que Darwin neg¨® expl¨ªcitamente¡ª y los humanos cuidamos de nuestros enfermos, la supervivencia del m¨¢s apto dejar¨¢ de funcionar, puesto que el menos apto sobrevivir¨¢ tambi¨¦n. La estrechez de miras es palmaria. Y en cualquier caso la predicci¨®n ha resultado garrafalmente err¨®nea.

Los nativos de la isla de Nauru, en la micronesia del Pac¨ªfico central, tienen los ¨ªndices de diabetes (de tipo II, la asociada al sobrepeso) m¨¢s altos del mundo, pese a que no comen m¨¢s bollos que un europeo. La raz¨®n m¨¢s probable es que la isla llevaba siglos y milenios padeciendo hambrunas, de modo que solo medraron los afortunados que llevaban las variantes gen¨¦ticas que causan que el cuerpo aproveche la comida de manera muy eficaz y acumule grasa deprisa. Cuando los ingleses descubrieron que la isla estaba hecha de fosfatos, la poblaci¨®n se enriqueci¨® de s¨²bito y se acabaron las hambrunas. Pero empez¨® la diabetes. Todo esto ha ocurrido en poco m¨¢s de un siglo, y es un ejemplo de la selecci¨®n natural fotografiada en plena acci¨®n.

Hace 10 milenios, en los inicios de la revoluci¨®n neol¨ªtica, los dientes eran un 10% m¨¢s grandes que hoy en Eurasia y el norte de ?frica, como recopila en Scientific American el antrop¨®logo John Hawks. La reducci¨®n dental empez¨® cuando la dieta de cazadores/recolectores se fue sustituyendo por la emergente agricultura, y aqu¨ª no hay paradoja del huevo y la gallina. Lo primero fue inventar la agricultura, y lo segundo evolucionar hacia la reducci¨®n de los dientes. Los descendientes de agricultores suelen mostrar en su saliva altos niveles de amilasa, una enzima esencial para digerir el almid¨®n. La responsable aqu¨ª es la duplicaci¨®n del gen de la amilasa hasta tener las copias suficientes. La tolerancia a la lactosa en la edad adulta es tambi¨¦n reciente en t¨¦rminos evolutivos, y ha ocurrido cinco veces de forma independiente en poblaciones que consum¨ªan mucha leche. La m¨¢s extendida hoy surgi¨® en una sola persona hace ocho milenios.

El pelo negro y liso de los asi¨¢ticos ha surgido durante los ¨²ltimos 30 milenios, como todas las variaciones en el color del pelo, los ojos y la piel. Estos rasgos, que tanto preocupan a los racistas, no son m¨¢s que obvias adaptaciones al clima. ?Por qu¨¦ Australia ostenta la marca mundial de c¨¢ncer de piel? Porque hay all¨ª mucha gente de piel clara, de origen irland¨¦s mayormente, bajo un sol ultravioleta para el que no nacieron preparados. La pr¨®xima vez que oigas que la evoluci¨®n se ha parado, no reprimas tu carcajada.