El conf¨ªn
Los escritores y viajeros han ilustrado la variedad de Espa?a con aut¨¦ntico arte, pero Gibraltar, a pesar de su peso hist¨®rico y simb¨®lico, apenas ha suscitado literatura y es poco conocida
Si uno viaja por la meseta castellana suele llevar consigo a Machado, si es por Cantabria a Pereda, por Catalu?a Josep Pla, en las provincias vascas Baroja y Unamuno, en el pa¨ªs valenciano Blasco Ib¨¢?ez, ?y en Galicia?, Cunqueiro sin lugar a dudas. Eso s¨ª, en todas partes, Azor¨ªn.
Goza Espa?a de una meticulosa imagen literaria palmo a palmo. Los escritores y viajeros han ilustrado la variedad del pa¨ªs con aut¨¦ntico arte. No obstante, hay una zona rara que, a pesar de su peso hist¨®rico y simb¨®lico, apenas ha suscitado literatura y es poco conocida. Ni siquiera ha interesado a sus propios...
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Si uno viaja por la meseta castellana suele llevar consigo a Machado, si es por Cantabria a Pereda, por Catalu?a Josep Pla, en las provincias vascas Baroja y Unamuno, en el pa¨ªs valenciano Blasco Ib¨¢?ez, ?y en Galicia?, Cunqueiro sin lugar a dudas. Eso s¨ª, en todas partes, Azor¨ªn.
Goza Espa?a de una meticulosa imagen literaria palmo a palmo. Los escritores y viajeros han ilustrado la variedad del pa¨ªs con aut¨¦ntico arte. No obstante, hay una zona rara que, a pesar de su peso hist¨®rico y simb¨®lico, apenas ha suscitado literatura y es poco conocida. Ni siquiera ha interesado a sus propios habitantes, agobiados por los interminables acosos guerreros, pol¨ªticos y administrativos que los han machacado. Y esa zona es el campo de Gibraltar.
La ausencia de relatos y documentos visuales ha sido remediada en buena medida por el investigador Juan Carlos Pardo en un monumental estudio sobre las im¨¢genes del campo gibraltare?o desde Grecia hasta 1800, publicado por la Diputaci¨®n de C¨¢diz. Es fascinante ver la notoriedad que esa zona tuvo durante siglos y c¨®mo la imagen tot¨¦mica del Pe?¨®n ha hechizado a las naciones. No es de extra?ar: hay en Espa?a dos finis terrae, uno en el norte y otro en el sur.
Que la tierra tambi¨¦n acabara en Gibraltar no se ha valorado demasiado. Hubo de acudir H¨¦rcules en persona para separar los montes de Calpe y Abyla para crear un estrecho con sus c¨¦lebres columnas. Es lugar, por tanto, condenado a la violencia y al prodigio. Ahora, por fin, un escritor ha entrado en el valor b¨¦lico y m¨ªtico de la zona. Arturo P¨¦rez Reverte ha situado su ¨²ltima aventura de guerra y romance (El italiano, Alfaguara) en esa tierra. En la primera escena aparece Odiseo n¨¢ufrago ante la fascinada Nausicaa. Odiseo es, en 1942, un militar italiano que cabalga torpedos y hunde barcos en el puerto aliado. Y Nausicaa¡