El arma del Brexit
La debilidad pol¨ªtica de Boris Johnson ha flexibilizado su posici¨®n negociadora con la UE pero puede ser un espejismo
Un a?o despu¨¦s de que el Brexit se convirtiera definitivamente en una realidad pol¨ªtica, jur¨ªdica y econ¨®mica irreversible, Boris Johnson sigue dando la impresi¨®n de no querer dejar atr¨¢s el arma con la que ha construido su carrera p¨²blica. El pasado mi¨¦rcoles, el primer ministro se vio acorralado en la C¨¢mara de los Comunes por su rival laborista, Keir Starmer, quien le record¨® su escasa autoridad jer¨¢rquica sobre un grupo parlamentario conservador. ...
Un a?o despu¨¦s de que el Brexit se convirtiera definitivamente en una realidad pol¨ªtica, jur¨ªdica y econ¨®mica irreversible, Boris Johnson sigue dando la impresi¨®n de no querer dejar atr¨¢s el arma con la que ha construido su carrera p¨²blica. El pasado mi¨¦rcoles, el primer ministro se vio acorralado en la C¨¢mara de los Comunes por su rival laborista, Keir Starmer, quien le record¨® su escasa autoridad jer¨¢rquica sobre un grupo parlamentario conservador. Casi 100 diputados se hab¨ªan rebelado un d¨ªa antes contra las medidas del Gobierno para frenar la variante ¨®micron. Tampoco est¨¢ en el mejor momento su autoridad moral sobre la ciudadan¨ªa brit¨¢nica, ante la que ha sido incapaz de justificar las fiestas prohibidas en Downing Street cuando la pandemia encerr¨® y aisl¨® a la poblaci¨®n. La respuesta extempor¨¢nea de Johnson fue reprochar a Starmer una querencia y nostalgia hacia la UE, a la vez que aseguraba sin rubor que, de no haber abandonado el club comunitario, el Reino Unido seguir¨ªa confinado y sin vacunas. Demostr¨® as¨ª, una vez m¨¢s, que el Brexit es el comod¨ªn al que acudir cuando asoman las dificultades.
Bruselas tiene ahora la oportunidad de encauzar sus problemas con Londres gracias a la debilidad pol¨ªtica que atraviesa el primer ministro. Despu¨¦s de haber cargado de nacionalismo e intransigencia su negociaci¨®n en torno al Protocolo de Irlanda, el Gobierno de Johnson ha dado se?ales de flexibilidad y voluntad de di¨¢logo. Afirmaba el ayer dimitido negociador brit¨¢nico, David Frost, que quer¨ªan un acuerdo pragm¨¢tico y pacificador que ponga fin a las fricciones generadas entre Gran Breta?a e Irlanda del Norte a partir del protocolo. Esa es b¨¢sicamente la aspiraci¨®n de muchas empresas afectadas, a las que la batalla en torno a la jurisdicci¨®n o no del Tribunal de Justicia de la UE sobre territorio norirland¨¦s les trae sin cuidado. Esa objeci¨®n de ¨²ltima hora ¡ª¡±un tribunal extranjero en territorio soberano brit¨¢nico¡±¡ª, clam¨® el Gobierno brit¨¢nico, a un tratado que Johnson no tuvo problema alguno en firmar, a cambio de lograr su anhelado Brexit, era a todas luces un se?uelo ideol¨®gico para dar carnaza al ala dura euroesc¨¦ptica del Partido Conservador. Fue la misma que aup¨® al poder al primer ministro hoy en horas bajas.
Johnson debe hacer frente a la arremetida de la variante ¨®micron justo antes de las Navidades. El recuerdo del confinamiento impuesto a ¨²ltima hora hace un a?o aterra al primer ministro. Los problemas en la cadena de suministros que afectan a toda Europa se han visto agravados en el Reino Unido por el Brexit y por una pol¨ªtica de inmigraci¨®n r¨ªgida e ideologizada que ha dejado al pa¨ªs sin camioneros, con las estanter¨ªas de los supermercados semivac¨ªas y una inflaci¨®n al alza. Lo ¨²ltimo que necesita Johnson, acosado por una seria crisis pol¨ªtica que ha minado su credibilidad y su magia electoral ¡ªla derrota del jueves en las elecciones parciales de la circunscripci¨®n de North Shropshire ha sido el pen¨²ltimo golpe¡ª, es un conflicto cruento con la UE, en particular tras la dimisi¨®n de Frost. De momento, ha enterrado el hacha de guerra, pero puede desenterrarla en cuanto vuelva a convenirle.