1947
Los venezolanos queremos elecciones presidenciales libres, promisorias, que entusiasman como las de hace 75 a?os
Caraque?os hacen cola para ejercer el voto universal directo y secreto por primera vez, a 136 a?os de haberse declarado la independencia del pa¨ªs. Tal podr¨ªa muy bien ser el pie ilustraci¨®n. Se trata de elecciones presidenciales en las que, tambi¨¦n por vez primera, votan las mujeres. Es el domingo 14 de diciembre de 1947.
Conjeturo que la foto original reposa en el archivo de El Nacional de Caracas, a salvo, seg¨²n entiendo, de...
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Caraque?os hacen cola para ejercer el voto universal directo y secreto por primera vez, a 136 a?os de haberse declarado la independencia del pa¨ªs. Tal podr¨ªa muy bien ser el pie ilustraci¨®n. Se trata de elecciones presidenciales en las que, tambi¨¦n por vez primera, votan las mujeres. Es el domingo 14 de diciembre de 1947.
Conjeturo que la foto original reposa en el archivo de El Nacional de Caracas, a salvo, seg¨²n entiendo, del expolio a que b¨¢rbaramente fueron sometidas sus instalaciones, arrebatadas a sus propietarios por los desafueros de Diosdado Cabello.
Lleg¨® a m¨ª por las redes sociales, sin acreditaci¨®n de autor¨ªa, hace ya unos a?os, en un turbi¨®n de tuits conmemorativos de don R¨®mulo Gallegos.
Mis antiguos colegas del diario solo han podido conjeturar, sin lograr ponerse de acuerdo, qui¨¦n, de entre los legendarios fot¨®grafos fundadores de El Nacional, pudo captar hace tres cuartos de siglo esta escena callejera cuya fascinaci¨®n no me abandona.
La mujer en primer plano, a la derecha, luce jubilosa y como ruborizada por la c¨¢mara. Leyendo el peri¨®dico, un hombre sonr¨ªe. Un poco m¨¢s atr¨¢s en la fila, otra mujer, de bello rostro abisinio, sonr¨ªe p¨ªcaramente a la c¨¢mara. J¨²bilo es la palabra: j¨²bilo y grandes expectativas animan la fila de votantes, cabal muestra demogr¨¢fica de aquel momento.
Por aquel entonces, los venezolanos solo ¨¦ramos 4.600.000; mis compatriotas que en los ¨²ltimos cinco a?os se han visto forzados a dejar el pa¨ªs superan ya, con creces, los seis millones, restados a una poblaci¨®n total que excede los veintiocho millones.
Me parece que la escena ocurre en la parroquia de Altagracia. El sombrero no ha ca¨ªdo en desuso entre los varones. El caballero que nos da la espalda al parecer ya ha votado y se dirige a casa. Su gesto sugiere que guarda su comprobante en el bolsillo pechero de su saco de dril.
Un a?o atr¨¢s, una junta revolucionaria que derroc¨® al ¨²ltimo general andino, presidida por R¨®mulo Betancourt, hab¨ªa promulgado un estatuto electoral en que se establec¨ªa el sufragio universal, directo y popular para mayores de 18, sin distinci¨®n de sexo.
Gracias a ello fueron elegidos los 160 constituyentes que redactaron la constituci¨®n de 1947, la m¨¢s avanzada, liberal y garantista que hayamos tenido nunca.
Los venezolanos de la foto votar¨¢n mayoritariamente por don R¨®mulo Gallegos, venerado maestro de secundaria y novelista autor de Do?a B¨¢rbara, que hace solo tres a?os fue encarnada por Mar¨ªa F¨¦lix en el film del mexicano Fernando de Fuentes. Andr¨¦s Soler fue Santos Luzardo.
Gallegos obtuvo el 74% de los votos de un padr¨®n electoral de 2.300.000, haci¨¦ndolo el primer presidente civil elegido por voto directo universal en toda nuestra historia.
La presidencia de Gallegos, imbuida del avanzado esp¨ªritu socialdem¨®crata de la agrupaci¨®n pol¨ªtica fundada por Betancourt, fue derrocada nueve meses m¨¢s tarde y el pa¨ªs fue entonces presa de la m¨¢s mediocre dictadura militar de cuantas agobiaron nuestra Am¨¦rica durante la Guerra Fr¨ªa.
Gallegos alcanz¨®, no obstante, a promulgar la primera genuina reforma agraria del pa¨ªs. Su ministro de petr¨®leos, el genial Juan Pablo P¨¦rez Alfonzo, refin¨® en un audaz decreto la pol¨ªtica tributaria que pechaba con un justiciero 50% las ganancias finales de las transnacionales extranjeras. Doce d¨ªas despu¨¦s de firmado el decreto por Gallegos, en noviembre de 1948, se concret¨® el golpe militar. Venezuela: pol¨ªtica y petr¨®leo, titul¨® Betancourt un libro capital
Diez a?os m¨¢s tarde, derrocada la dictadura por una vanguardia de civiles y militares dem¨®cratas que encabez¨® una inolvidable rebeli¨®n popular, los votantes de la foto volvieron a las andadas.
Eligieron, otra vez con aplastante mayor¨ªa, a R¨®mulo Betancourt, acaso el ¨²nico latinoamericano que en aquel lejano 1959 no estuvo bajo el embeleco de Fidel Castro. Aquellos comicios inauguraron, sin duda alguna, el periodo m¨¢s pujante y fecundo de nuestra vida pol¨ªtica en el siglo XX.
Presidenciales libres, promisorias, que entusiasman como las de 1947 queremos los venezolanos de hoy. Inmensos obst¨¢culos nos apartan de ello cada d¨ªa m¨¢s, pero esas desazones no ser¨¢n el asunto de esta columna que esta primera semana de enero solo quiere compartir una foto de la ejemplar Venezuela democr¨¢tica de 1947, la misma que en 2022 a¨²n busca regresar al futuro.
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