El sindicalismo de Biden
El impulso del presidente de Estados Unidos a la protecci¨®n de los derechos de los trabajadores empieza por el mismo Estado
El decidido respaldo de Joe Biden al sindicalismo de clase y la negociaci¨®n colectiva tiene algo de paso revolucionario en favor de los derechos de los trabajadores en un pa¨ªs como Estados Unidos. Desde Franklin Roosevelt (1933-1945), ning¨²n presidente hab¨ªa respaldado esos derechos de forma tan activa y con medidas tan representativas por su impacto y por las personas a las que ha encomendado la tarea. Se trata de una aut¨¦ntica transformaci¨®n del mercado de trabajo estadounide...
El decidido respaldo de Joe Biden al sindicalismo de clase y la negociaci¨®n colectiva tiene algo de paso revolucionario en favor de los derechos de los trabajadores en un pa¨ªs como Estados Unidos. Desde Franklin Roosevelt (1933-1945), ning¨²n presidente hab¨ªa respaldado esos derechos de forma tan activa y con medidas tan representativas por su impacto y por las personas a las que ha encomendado la tarea. Se trata de una aut¨¦ntica transformaci¨®n del mercado de trabajo estadounidense. El impulso convencido al sindicalismo en un pa¨ªs hist¨®ricamente reticente a ¨¦l es una nueva se?a de identidad del presidente dem¨®crata.
En la primera semana de este mes, Biden ha emitido una orden ejecutiva que obliga a las empresas adjudicatarias de contratos de construcci¨®n federales por valor de m¨¢s de 30 millones de euros a tener acuerdos firmados con los sindicatos. Acaba de recibir tambi¨¦n las conclusiones de un comit¨¦ de expertos creado en abril del a?o pasado y que dirigen su vicepresidenta Kamala Harris y el secretario de Trabajo, Martin Walsh, con el fin de fortalecer el movimiento sindical en el pa¨ªs. Figuran en esa comisi¨®n nada menos que 13 miembros de su Gobierno, en cooperaci¨®n con las agencias federales y los principales sindicatos. El objetivo es que sea el mismo Estado quien sirva de ejemplo en las relaciones con los trabajadores.
La apuesta de Biden por el sindicalismo se produce en un complejo momento del mercado laboral en EE UU. En 2021 se crearon 5,3 millones de nuevos empleos y la tasa de paro se redujo al 3,9%. Existe una importante oferta de trabajo, pero en unas condiciones que los trabajadores juzgan inasumibles. Hay dos muestras evidentes de un gran descontento laboral. Por un lado, se extienden las protestas contra los horarios prolongados, los sueldos bajos, los desincentivos en las pensiones o la inseguridad laboral. Al mismo tiempo, millones de empleados est¨¢n renunciando cada mes a sus trabajos por considerar que no les compensan ¡ªya sea por razones salariales, de horario o realizaci¨®n profesional o personal¡ª en un movimiento que ya se conoce como la gran dimisi¨®n. Esta situaci¨®n se produce en un contexto de baja afiliaci¨®n sindical; el 10,3% en 2021, casi cuatro millones de afiliados menos que hace cuatro d¨¦cadas, cuando empez¨® una tendencia descendente que todav¨ªa hoy se prolonga. Ante una situaci¨®n tan compleja, no se ha borrado el eco de un susurro audible de Biden ¡ª¡±?Pagadles m¨¢s!¡±¡ª hace menos de un a?o. El comit¨¦ que ha designado el presidente promueve 70 medidas de impulso para la organizaci¨®n de los trabajadores y la negociaci¨®n colectiva. M¨¢s all¨¢ de las cuentas de resultados y las cifras macroecon¨®micas, los trabajadores en Estados Unidos han encontrado en su propio presidente al impulsor de una cultura sindical casi siempre fr¨¢gil y sin capacidad negociadora.