?Podr¨ªa haber un conflicto mundial para disputarse el sol?
Los juegos de guerra siguen determinados por los combustibles f¨®siles en un planeta en colapso clim¨¢tico
Sin poder protagonizar las negociaciones en torno a Ucrania, Jair Bolsonaro se ha ofrecido para el respiro c¨®mico. Conocido por no perder ninguna oportunidad de pasar verg¨¹enza, el presidente brasile?o pens¨® que ser¨ªa una gran idea hacer una visita a su colega Vlad¨ªmir Putin y el martes aterriz¨® en Mosc¨² con su troupe. Podr¨ªa tratarse solo de otra broma a la que se somete Brasil en la diplomacia mundial, pero la escena muestra hasta qu¨¦ punto el mundo actual est¨¢ menos...
Sin poder protagonizar las negociaciones en torno a Ucrania, Jair Bolsonaro se ha ofrecido para el respiro c¨®mico. Conocido por no perder ninguna oportunidad de pasar verg¨¹enza, el presidente brasile?o pens¨® que ser¨ªa una gran idea hacer una visita a su colega Vlad¨ªmir Putin y el martes aterriz¨® en Mosc¨² con su troupe. Podr¨ªa tratarse solo de otra broma a la que se somete Brasil en la diplomacia mundial, pero la escena muestra hasta qu¨¦ punto el mundo actual est¨¢ menos dividido por ideolog¨ªas y m¨¢s determinado por los intereses de la vieja econom¨ªa basada en los combustibles f¨®siles.
El propio Bolsonaro, que fue elegido con la ret¨®rica del ¡°anticomunismo¡± y hasta hace poco ten¨ªa un ministro de Exteriores que dec¨ªa que la crisis clim¨¢tica era un ¡°complot marxista¡±, no ve ninguna contradicci¨®n en adorar a Donald Trump y tambi¨¦n a Vlad¨ªmir Putin. Porque no la hay. Los tres est¨¢n unidos en su defensa de la vieja econom¨ªa. El de Ucrania es un juego de guerra atravesado por la crisis clim¨¢tica. La pregunta es leg¨ªtima: si en la Uni¨®n Europea, en particular en Alemania, la sustituci¨®n de los combustibles f¨®siles por una matriz energ¨¦tica ¡°verde¡± estuviera m¨¢s avanzada, ?ser¨ªa tan grande el riesgo ¡ªo la manipulaci¨®n del riesgo¡ª de un nuevo conflicto mundial?
La dependencia de la Uni¨®n Europea, y en particular de Alemania, del suministro de gas natural (y de petr¨®leo) procedente de Rusia est¨¢ en el centro de este enfrentamiento. El nombre Nord Stream 2 ¡ªun gasoducto de 1.200 kil¨®metros bajo el mar B¨¢ltico que unir¨¢ Rusia y Alemania¡ª hace rechinar los dientes en las negociaciones. Ni los Estados Unidos de Joe Biden quieren que Europa dependa m¨¢s del gas ruso, por razones geopol¨ªticas y comerciales, ni Ucrania quiere un gasoducto que no pase por su territorio y, por tanto, no pague ¡°peajes¡±. La Rusia de Putin, en cambio, necesita los miles de millones de euros que le garantiza la exportaci¨®n de gas a Europa, especialmente a Alemania.
Por un lado, Biden amenaza con bloquear el gasoducto, terminado pero no en funcionamiento. Por el otro, Putin amenaza con interrumpir el suministro de gas a Europa a trav¨¦s de los conductos que pasan por territorio ucranio. Putin sabe que la era de los combustibles f¨®siles est¨¢ en declive en un planeta que se sobrecalienta. El momento de ganar es ahora: si el gas sigue siendo un arma geopol¨ªtica de gran calibre hoy, puede que no lo sea ma?ana.
Cuando los negociadores van a las cumbres del clima para no hacer ning¨²n progreso o muy poco, tambi¨¦n manipulan guerras. Brasil lo tendr¨ªa todo para liderar la transformaci¨®n verde y la transici¨®n hacia una matriz energ¨¦tica solar. Sin embargo, Bolsonaro ha elegido el camino de la irrelevancia mundial al destruir sistem¨¢ticamente la Amazonia. Cambiar la matriz energ¨¦tica no solo es una necesidad urgente para evitar que el planeta se convierta en un horno. Tambi¨¦n es una s¨®lida inversi¨®n en la paz.