Una de kungf¨² en el Congreso
La sesi¨®n de control al Gobierno se vuelve a convertir en un intercambio de golpes sin sentido mientras Abascal sonr¨ªe
Hay personas que cuentan muy bien las cosas y luego est¨¢ Juan Villoro. El escritor mexicano ¡ªal que espero hayan le¨ªdo o est¨¦n a punto de hacerlo¡ª es un orador brillante, capaz de resucitar la tertulia m¨¢s aburrida o mantener a un auditorio ensimismado durante horas. Hace un par de d¨ªas, la cuenta de Twitter del Ja! Bilbao, el festival de arte y literatura con humor, public¨® un v¨ªdeo en el que Juan Villoro le contaba al tambi¨¦n escritor Mart¨ªn Caparr¨®s la historia de un amigo al que hab¨ªa tenido refugiado en su casa mientras trataba de recuperar a su pareja. Es mejor que lo vean, pero les resu...
Hay personas que cuentan muy bien las cosas y luego est¨¢ Juan Villoro. El escritor mexicano ¡ªal que espero hayan le¨ªdo o est¨¦n a punto de hacerlo¡ª es un orador brillante, capaz de resucitar la tertulia m¨¢s aburrida o mantener a un auditorio ensimismado durante horas. Hace un par de d¨ªas, la cuenta de Twitter del Ja! Bilbao, el festival de arte y literatura con humor, public¨® un v¨ªdeo en el que Juan Villoro le contaba al tambi¨¦n escritor Mart¨ªn Caparr¨®s la historia de un amigo al que hab¨ªa tenido refugiado en su casa mientras trataba de recuperar a su pareja. Es mejor que lo vean, pero les resumo la historia con algunas de las frases de Villoro, aunque sin su entonaci¨®n, sus gestos y, sobre todo, sus detalles, pierde mucho: ¡°Mi amigo me dijo: ¡®Ya le ped¨ª perd¨®n, pero no le basta que le diga que la quiero, sino c¨®mo la quiero¡¯. Y eso es un gran problema para el ser masculino. Ten¨ªa que buscar la frase triunfal y, finalmente, la encontr¨®. Se reconciliaron y decidieron pasar un fin de semana juntos en la playa, pero me mandaron a su hijo, alguien se ten¨ªa que quedar con ¨¦l. Cuando lleg¨®, me dijo: ¡®?Y ahora qu¨¦ hago?¡¯ Le dije: ¡®Pues tu pap¨¢ dej¨® ah¨ª unos v¨ªdeos, puedes mirarlos¡¯. ?l hab¨ªa o¨ªdo la frase triunfal que su padre le hab¨ªa dicho a su madre, y entonces descubri¨® que estaba en uno de aquellos v¨ªdeos. La frase era algo as¨ª como ¡®puedo luchar contra los otros, pero no contra tus ojos¡¯. Lo c¨®mico es que pertenec¨ªa a una pel¨ªcula de karatecas... Un gur¨² tipo Bruce Lee explicaba que, si clavas tu mirada en el adversario, pierdes: ¡®Hay que luchar contra el mundo, nunca contra sus ojos¡¯. A mi amigo le pareci¨® lo m¨¢s rom¨¢ntico, y le funcion¨®, pero su hijo adolescente se frotaba las manos. Se fueron a la playa sin ¨¦l, pero ahora se podr¨ªa vengar cont¨¢ndole a su madre de d¨®nde hab¨ªa sacado la frase el padre...¡±.
A las diez de la ma?ana del mi¨¦rcoles, sesi¨®n de control en el Congreso de los Diputados. No es una sesi¨®n de control cualquiera. En las ¨²ltimas horas han pasado muchas cosas. Pablo Casado, tan locuaz en las ¨²ltimas semanas en Twitter y otras macrogranjas, ha permanecido en silencio casi 48 horas tras su victoria triste en Castilla y Le¨®n. Es m¨¢s: el tuit que el martes por la noche le sirve para romper su jornada de reflexi¨®n poselectoral llama a una cierta esperanza de regreso al camino mil veces emprendido y siempre abandonado de la moderaci¨®n y el centro.
El l¨ªder del PP, en clara referencia a un supuesto pacto con Vox, advierte: ¡°Tenemos l¨ªmites para pactar y acordar. Nuestros principios son nuestras condiciones y nunca renunciaremos a ellos. No estoy en pol¨ªtica para llegar como sea, donde sea ni hacer lo que sea. Estoy para llevar el gran proyecto reformista y liberal del PP de nuevo al Gobierno¡±. El susto electoral unido a la solemnidad del minuto de silencio por el naufragio del pesquero gallego ¡ª¡±?Hai vivos, mortos... e mari?eiros! Os heroes do mar en Terranova, para ganar a vida mentres outros tocan tambores de guerra para estragar¡±, escribe en su cuenta de Twitter Manuel Rivas¡ª induce a esperar que hoy ser¨¢ distinto, que Pablo Casado, al menos en el tono, ojal¨¢ en el fondo, se dirija al presidente del Gobierno con preguntas y no dardos, y que Pedro S¨¢nchez le responda en justa proporci¨®n. Pero nada de eso ocurre. La ilusi¨®n se esfuma en un instante. Siguen embebidos en los ojos del otro, sin mirar lo que sucede alrededor. No pasan ni dos minutos, y la sesi¨®n se convierte de nuevo en una pel¨ªcula mala de kungf¨², un intercambio de golpes sin sentido y sin provecho, un festival de frases sin sustancia copiadas de no se sabe d¨®nde mientras Santiago Abascal ¡ªel tercero en intervenir, ya el tercero, no lo olvidemos¡ª no cabe en s¨ª de gozo.