Para no matar al planeta
Ser¨ªa un grave error que la urgencia inmediata de la guerra en Ucrania acabara con las acciones en marcha contra el cambio clim¨¢tico
Las conclusiones del grupo de trabajo III del Sexto Informe del IPCC de Naciones Unidas sobre cambio clim¨¢tico han visto la luz en medio de la barbarie de la invasi¨®n de Ucrania y sus consecuencias. El objetivo del acuerdo de Par¨ªs de limitar el calentamiento a 1,5 grados c...
Las conclusiones del grupo de trabajo III del Sexto Informe del IPCC de Naciones Unidas sobre cambio clim¨¢tico han visto la luz en medio de la barbarie de la invasi¨®n de Ucrania y sus consecuencias. El objetivo del acuerdo de Par¨ªs de limitar el calentamiento a 1,5 grados cent¨ªgrados requiere que las emisiones globales de gases de efecto invernadero alcancen su punto m¨¢ximo antes de 2025 y se reduzcan en un 43% para 2030. Eso supone reducir un 60% el uso de petr¨®leo, un 70% el del gas, y eliminar de forma definitiva el carb¨®n como fuente de energ¨ªa. Aunque en las ¨²ltimas d¨¦cadas el mundo se encaminaba en esta direcci¨®n con m¨²ltiples acuerdos multilaterales y una progresiva mayor conciencia de la sociedad, la guerra ha puesto en un brete tambi¨¦n este giro hacia la sostenibilidad y, por tanto, a todo el planeta.
Hoy ha quedado a las claras el doble problema de seguridad que alberga el modelo energ¨¦tico europeo. Somos dependientes de fuentes de energ¨ªa f¨®siles ¡ªprincipales causantes del cambio clim¨¢tico¡ª, y de los pa¨ªses que las tienen, entre ellos, Rusia, y eso obliga a Europa y al conjunto de Occidente a reaccionar a corto plazo. La paradoja se produce cuando las medidas anunciadas para reducir la dependencia rusa no aceleran la transici¨®n energ¨¦tica necesaria, sino que, al contrario, nos alejan de ella. La Organizaci¨®n Internacional de la Energ¨ªa, de la mano de Estados Unidos, ha decidido inundar los mercados mundiales de petr¨®leo con 120 millones de barriles de sus reservas, una iniciativa sin precedentes. A la par, EE UU ha anunciado el incremento de las exportaciones de gas, una parte del cual ser¨¢ extra¨ªdo mediante el fracking que la propia Europa rechaza, y en algunos pa¨ªses europeos se vuelve a echar mano del carb¨®n o se ofrecen ayudas p¨²blicas a los combustibles.
Hoy toca plantear caminos viables, conscientes de que el modelo no puede cambiarse en una semana. Pero ser¨ªa un error de dimensiones tr¨¢gicas que la guerra acabara tambi¨¦n con los compromisos y las acciones en marcha en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Urge diferenciar el corto plazo, dominado por la necesidad de dar respuestas inmediatas, del medio y largo, donde no se puede olvidar que el objetivo pasa por la descarbonizaci¨®n. Esto supone no iniciar nuevas inversiones en infraestructuras relacionadas con los combustibles f¨®siles, y acelerar la implantaci¨®n de renovables ¡ªcon acuerdos con los territorios¡ª y las acciones que conduzcan a una mayor eficiencia energ¨¦tica. En definitiva, supone defender el modelo dise?ado en la UE y plasmado en el Pacto Verde Europeo y en el Plan de Recuperaci¨®n, Transformaci¨®n y Resiliencia, frente a la barbarie y la destrucci¨®n de Vlad¨ªmir Putin.