Si gana un segundo mandato, Macron deber¨¢ transformar su presidencia
Las elecciones del domingo muestran un liderazgo defectuoso. La Rep¨²blica francesa se acerca peligrosamente a la calamidad. La primera prioridad es evitarla en la vuelta decisiva del d¨ªa 24; la siguiente, evitarla en 2027 y despu¨¦s
Si se echa una rana en una olla de agua hirviendo, salta; si se echa en una olla de agua fr¨ªa y se calienta gradualmente, hierve viva. En un pa¨ªs con tradici¨®n de cocina de ranas, la par¨¢bola es hoy muy acertada. Si hace una o dos d¨¦cadas la ultraderecha francesa se hubiera hecho con 3 de cada 10 votos, y casi 6 de cada 10 votos en total hubieran ido a parar a los candidatos antisistema de la derecha y de la izquierda, se habr¨ªa tratado de una crisis chocante. Sin embargo, cuando el domingo ...
Si se echa una rana en una olla de agua hirviendo, salta; si se echa en una olla de agua fr¨ªa y se calienta gradualmente, hierve viva. En un pa¨ªs con tradici¨®n de cocina de ranas, la par¨¢bola es hoy muy acertada. Si hace una o dos d¨¦cadas la ultraderecha francesa se hubiera hecho con 3 de cada 10 votos, y casi 6 de cada 10 votos en total hubieran ido a parar a los candidatos antisistema de la derecha y de la izquierda, se habr¨ªa tratado de una crisis chocante. Sin embargo, cuando el domingo la primera ronda de las elecciones presidenciales francesas a dos vueltas arroj¨® precisamente ese resultado, la reacci¨®n mayoritaria fue de j¨²bilo. Entre los moderados proeuropeos que asistieron a la comparecencia de Emmanuel Macron en Par¨ªs hubo v¨ªtores y gritos de alegr¨ªa. Se agitaron banderas de Francia y de la UE.
El contraste entre lo que han sido unos resultados realmente alarmantes y el aire de alivio ilustra lo mucho que se han calentado las aguas en los ¨²ltimos a?os. Cuando en 2002 Jean-Marie Le Pen se hizo con el 17% de los votos en la primera vuelta, fue un esc¨¢ndalo en toda Europa. Sin embargo, en la era de Trump y el Brexit, Salvini y Abascal, Orb¨¢n y Kaczynski (por no hablar del asesino y fascista Putin de Rusia), el hecho de que la hija de Jean-Marie, Marine Le Pen, haya obtenido el 23% de los votos parece mucho menos remarcable. Tambi¨¦n los votos para el a¨²n m¨¢s extremista ?ric Zemmour, el populista de izquierdas Jean-Luc M¨¦lenchon y otros candidatos de l¨ªnea dura que, en conjunto, ven c¨®mo el apoyo a la pol¨ªtica antisocial en todas sus formas alcanza el 58%. Y en una ¨¦poca en la que los partidos mayoritarios de todo Occidente luchan contra la fragmentaci¨®n, nos sorprende menos de lo que nos hubiera sorprendido antes que los socialistas y gaullistas ¡ªlas poderosas familias pol¨ªticas de Mitterrand y Hollande, Chirac y Sarkozy¡ª hayan ca¨ªdo por debajo del 2% y el 5%, respectivamente. La participaci¨®n ha sido la m¨¢s baja en dos d¨¦cadas.
Para ser justos, el 28% de Macron del domingo resulta impresionante a su manera. Es el mejor porcentaje de votos en la primera vuelta para un presidente en funciones desde 1988. Es mejor que su resultado en las mismas circunstancias de 2017 y le da una mayor ventaja sobre Le Pen que hace cinco a?os. Pero estos datos no deben hacernos olvidar la fragilidad de la democracia liberal en la Francia actual. Dos sondeos realizados la noche del domingo apuntan a una preocupante segunda vuelta ajustada el 24 de abril: sit¨²an a Macron-Le Pen en 54-46 y 51-49. Le Pen a¨²n podr¨ªa ganar.
No estaba previsto que fuera as¨ª. La victoria inicial de Macron en 2017 deb¨ªa ser un punto de inflexi¨®n. ¡°Lo que est¨¢ en juego no es solo la pol¨ªtica¡±, dijo entonces en un mitin. ¡°Es el futuro de nuestra sociedad, de los franceses, de nuestra vida en com¨²n¡±. El joven candidato argument¨® que sus reformas eran ¡°esenciales para evitar que el Frente Nacional [como se llamaba entonces el partido de Le Pen] se fortalezca dentro de cinco a?os¡±.
Por aquel entonces, muchos de nosotros, entre los que me incluyo, nos permitimos un cierto optimismo sobre su potencial. En un pa¨ªs que parec¨ªa perdido en su propia sensaci¨®n de decadencia, alejado de su pol¨ªtica, golpeado por los ataques terroristas y el estancamiento econ¨®mico, Macron promet¨ªa esperanza y cambio. Hab¨ªa comenzado su candidatura a la presidencia con La Grande Marche, un proceso ascendente de conversaciones con decenas de miles de ciudadanos, un movimiento del que surgir¨ªa La Rep¨²blica en Marcha, su nuevo partido pol¨ªtico. Prometi¨® romper con la vieja divisi¨®n izquierda-derecha con una nueva pol¨ªtica radical comprometida a enfrentarse a las estructuras r¨ªgidas y a los intereses creados que frenaban a Francia. Era y es una visi¨®n atractiva.
Los cinco a?os transcurridos desde entonces no han estado exentos de logros. El desempleo en Francia ha ca¨ªdo a su nivel m¨¢s bajo en 13 a?os. Por primera vez en d¨¦cadas, la mayor¨ªa de los nuevos puestos de trabajo son contratos permanentes. La creaci¨®n de empresas est¨¢ en auge: el objetivo de Macron de lograr que 25 empresas digitales francesas valgan 1.000 millones de d¨®lares o m¨¢s para 2025 se alcanz¨® en enero de este a?o. La econom¨ªa ha superado la pandemia mejor que la mayor¨ªa de sus hom¨®logas.
Sin embargo, a pesar de todo esto, persiste un profundo malestar en la sociedad francesa. Para hacerme una idea del estado de la naci¨®n, el mes pasado la recorr¨ª desde el canal de la Mancha hasta el Mediterr¨¢neo, visitando grandes ciudades y peque?os pueblos. El argumento que escuch¨¦ una y otra vez fue que la Francia de hoy est¨¢ m¨¢s dividida que nunca: entre las zonas urbanas y la ¡°Francia perif¨¦rica¡± relegada, entre una cultura de laicismo y daltonismo oficial y la realidad multicultural de la Francia de hoy, entre visiones rivales del significado de lo que es ser franc¨¦s.
Las ra¨ªces de estas divisiones son profundas y son anteriores a la presidencia de Macron. Sin embargo, tambi¨¦n es evidente que no ha alcanzado las esperanzas de 2017. Lejos de revitalizar la pol¨ªtica, La Rep¨²blica en Marcha ha resultado ser una c¨¢scara vac¨ªa de partido. Lejos de reconectar a los votantes ordinarios con la pol¨ªtica, Macron ha adoptado con demasiada frecuencia un estilo altivo, incluso regio. Y, lejos de curar las divisiones de Francia, las ha profundizado en algunos puntos: por ejemplo, permitiendo que surja la impresi¨®n de que es un ¡°presidente de los ricos¡±. Las escenas m¨¢s memorables de su primer mandato han sido las protestas de los chalecos amarillos contra el aumento del coste de la vida en 2018 y 2019. En lugar de un nuevo tipo de pol¨ªtica que trascienda la divisi¨®n izquierda-derecha, termina el quinquenio pareciendo un l¨ªder convencional de centroderecha.
Incluso si Macron gana la reelecci¨®n, las tendencias a largo plazo son alarmantes. Los socialistas y los gaullistas pueden estar al borde del colapso. Los Verdes, aunque han tenido ¨¦xito en la pol¨ªtica municipal, no han logrado un avance como sus hom¨®logos alemanes. Y La Rep¨²blica en Marcha se construye mayoritariamente en torno a la personalidad y el atractivo del propio Macron, con una infraestructura de base limitada. Sin embargo, seg¨²n las normas de limitaci¨®n de mandatos de Francia, tendr¨ªa que dimitir despu¨¦s de un segundo mandato. Esto crea una situaci¨®n peligrosa para 2027: un posible vac¨ªo en la pol¨ªtica francesa dominante combinado con la seria posibilidad de una ultraderecha consolidada y a¨²n m¨¢s fuerte.
La respuesta, entonces, es evitar la m¨¢s m¨ªnima gota de complacencia. Esperemos que Macron gane un segundo mandato. Si lo hace, debe utilizarlo como una oportunidad para resetear y reiniciar su presidencia, llev¨¢ndola de vuelta al radicalismo optimista de 2017. La Rep¨²blica en Marcha debe volver a ser un movimiento vivo, una plataforma para los intercambios serios entre los ciudadanos y la pol¨ªtica y una incubadora para los potenciales l¨ªderes con talento del ma?ana, en lugar de solo Macron y un grupo de exgaullistas envejecidos. Macron debe mostrar humildad y contrici¨®n, una voluntad de aprender de sus fallos y responder a las razones que llevan a los votantes hacia los pol¨ªticos antisistema. Tambi¨¦n debe volver a conectar con el centroizquierda y su sentido de la cohesi¨®n social y la solidaridad; en particular, con la llamada deuxi¨¨me gauche [segunda izquierda], cuyo ¨¦nfasis en la descentralizaci¨®n, el pluralismo y la democracia intensiva se necesita urgentemente en la rep¨²blica fracturada y excesivamente centralizada de hoy.
Macron no es fundamentalmente un mal presidente. Pero es un presidente defectuoso, y el resultado de la primera vuelta es una muestra de ello. La Rep¨²blica francesa se acerca peligrosamente a la calamidad, a la ebullici¨®n viva. La primera prioridad es evitar esta calamidad el 24 de abril. La siguiente prioridad es evitarla en 2027 y despu¨¦s.