Apagarse as¨ª
Las macetas eran ancestrales, como las plantas. Ten¨ªamos peines de carey y brochas de afeitar que hab¨ªan llegado en barco. Preserv¨¢bamos ramos de bodas pasadas. Los objetos guardaban nuestro esp¨ªritu. Quisimos dejarlo as¨ª
Viv¨ªamos los a?os en los que las cosas se arreglaban. Llor¨¢bamos peque?os sollozos sobre las cortinas rasgadas, sobre las tazas partidas, sobre los agujeros de las medias, sobre los bancos que perd¨ªan una pata, sobre los almohadones descosidos, sobre las mantas apolilladas. Llor¨¢bamos un duelo corto, pragm¨¢tico, soltero, cada uno por su cuenta, y despu¨¦s le rez¨¢bamos al peque?o dios de los arreglos que sabe c¨®mo hacer las cosas. ?l acud¨ªa para coronar nuestra labor de zurcido y pegamento, nos ung¨ªa con el vigorizante aroma de la aguja, nos bendec¨ªa con la euforia de la recuperaci¨®n. Las cosas ...
Viv¨ªamos los a?os en los que las cosas se arreglaban. Llor¨¢bamos peque?os sollozos sobre las cortinas rasgadas, sobre las tazas partidas, sobre los agujeros de las medias, sobre los bancos que perd¨ªan una pata, sobre los almohadones descosidos, sobre las mantas apolilladas. Llor¨¢bamos un duelo corto, pragm¨¢tico, soltero, cada uno por su cuenta, y despu¨¦s le rez¨¢bamos al peque?o dios de los arreglos que sabe c¨®mo hacer las cosas. ?l acud¨ªa para coronar nuestra labor de zurcido y pegamento, nos ung¨ªa con el vigorizante aroma de la aguja, nos bendec¨ªa con la euforia de la recuperaci¨®n. Las cosas viv¨ªan mucho. Los ruedos de las faldas descend¨ªan al crecer los cuerpos. Los uniformes del colegio eran siempre los mismos, impregnados por el olor de antiguas gomas de borrar, de lapiceras eternas. Us¨¢bamos tintura blanca para devolver el br¨ªo a las zapatillas que lo hab¨ªan perdido. Esta heladera tiene 20 a?os, dec¨ªamos con orgullo, este lavarropas lo usaba mi abuela, he aqu¨ª la mesa de toda la vida. Conserv¨¢bamos ollas y manteles. Hu¨ªamos de lo perecedero, forma de la monstruosidad y del derroche. Con un sistema de resurrecci¨®n, las camisetas ascend¨ªan al para¨ªso proletario: se usaban nuevas para salir, gastadas para ir al colegio, agujereadas para podar olivos. Todos los reci¨¦n nacidos usaban la misma cuna: la hermana mayor, el hermano menor, el que segu¨ªa a ese. Guard¨¢bamos en papel de seda los primeros mechones de sus cabezas dulces. Las palas y las hachas llevaban all¨ª generaciones, reparadas con alambres en¨¦rgicos, con clavos vertebrales. Nos gustaba la duraci¨®n, los objetos engarzados en el tiempo. Vener¨¢bamos con amor chispeante nuestros autos viejos. Las macetas eran ancestrales, como las plantas. Ten¨ªamos peines de carey y brochas de afeitar que hab¨ªan llegado en barco. Preserv¨¢bamos ramos de bodas pasadas. Los objetos guardaban nuestro esp¨ªritu. Quisimos dejarlo as¨ª. Apagarnos con ellos.