Una revisi¨®n inmediata de la estrategia de seguridad
Los hechos ocurridos en Jalisco y Guanajuato demuestran que atender de manera satisfactoria el problema de la inseguridad depende de robustecer la coordinaci¨®n entre los tres poderes de la Uni¨®n y los tres ¨®rdenes de Gobierno
La expectativa de un gobierno distinto para M¨¦xico se finc¨® en la posibilidad de reducir las profundas desigualdades sociales, as¨ª como en la necesidad de emprender una estrategia diferente que permitiera contener el fen¨®meno de la inseguridad y la violencia. Por esta raz¨®n, la actual administraci¨®n emprendi¨® diversas medidas: en primer lugar, reorientar el gasto p¨²blico al financiamiento de los programas destinados al bienestar social,...
La expectativa de un gobierno distinto para M¨¦xico se finc¨® en la posibilidad de reducir las profundas desigualdades sociales, as¨ª como en la necesidad de emprender una estrategia diferente que permitiera contener el fen¨®meno de la inseguridad y la violencia. Por esta raz¨®n, la actual administraci¨®n emprendi¨® diversas medidas: en primer lugar, reorientar el gasto p¨²blico al financiamiento de los programas destinados al bienestar social, y en segundo lugar, reformar las fuerzas de seguridad para dotar a nuestro pa¨ªs de una corporaci¨®n capaz de garantizar la paz social.
Esta recalibraci¨®n permiti¨® desplegar la estrategia de seguridad en dos frentes: 1) el combate a las causas de ra¨ªz que alimentan la econom¨ªa criminal, y 2) la actuaci¨®n del Estado mexicano en circunstancias espec¨ªficas que hagan posible contener las capacidades f¨ªsicas del crimen organizado. En consecuencia, cuando el Estado actu¨®, el crimen organizado reaccion¨®.
El pasado 9 de agosto, en operativo frontal contra grupos del crimen organizado, se vivi¨® una jornada de violencia en diversas localidades de Jalisco y Guanajuato. A pesar de que no se registraron p¨¦rdidas humanas y que los da?os se limitaron al plano material, estos hechos ponen de manifiesto la necesidad de abordar el fen¨®meno de inseguridad y violencia desde una perspectiva integral que d¨¦ como resultado una pol¨ªtica de Estado que pacifique a nuestra sociedad.
En la discusi¨®n p¨²blica se ha hablado de la naturaleza de este despliegue de violencia por parte de los grupos del crimen organizado; incluso hay quienes sostienen que se trata de actos de terrorismo. Estos an¨¢lisis se deben hacer con suma seriedad, ya que podr¨ªan conducir a un mal diagn¨®stico de la realidad.
En principio, hay que entender que el terrorismo se distingue de otras expresiones de violencia porque se trata de actos cuyas motivaciones son pol¨ªticas. En el caso del crimen organizado en M¨¦xico, sus principales est¨ªmulos son de car¨¢cter econ¨®mico. Es decir, aun cuando gobiernos pasados declararon una guerra contra el narcotr¨¢fico, este nunca se propuso derrocar a las autoridades legalmente constituidas para establecer un r¨¦gimen af¨ªn a sus intereses. Por tanto, estamos ante un fen¨®meno protagonizado por grupos generadores de violencia, que emplean m¨¦todos de intimidaci¨®n, que no necesariamente corresponden a actos de terrorismo.
Con esto en mente, es necesario tambi¨¦n reconocer que el Estado cuenta con plenas capacidades de actuaci¨®n, pues el operativo que se condujo fue resultado de tareas de inteligencia que permitieron ubicar una reuni¨®n de cabecillas del crimen organizado. Asimismo, ante la respuesta desmedida de los grupos del narcotr¨¢fico, las fuerzas federales tuvieron la capacidad de evitar que se produjeran p¨¦rdidas de vidas humanas, y, en los d¨ªas subsecuentes, detener a diversas personas involucradas en estos acontecimientos.
Sin embargo, tambi¨¦n se debe admitir que es necesario continuar con el robustecimiento de las fuerzas federales, estatales y municipales de seguridad. La filtraci¨®n de informaci¨®n conllev¨® a la no detenci¨®n del objetivo del operativo y a abrir una ventana de tiempo lo suficientemente amplia para que el crimen organizado pudiera poner en marcha un contraoperativo de las dimensiones conocidas.
Por esta raz¨®n, y en pleno refrendo de mi apoyo al presidente L¨®pez Obrador, es preciso que los tres poderes de la Uni¨®n y los tres ¨®rdenes de gobierno abramos paso a una revisi¨®n inmediata y de fondo de la estrategia de seguridad implementada por el Gobierno federal.
La premisa de donde debe partir la discusi¨®n p¨²blica es que toda pol¨ªtica es perfectible. Es decir, que se puede mejorar a partir de la revisi¨®n de sus objetivos y resultados. Por tanto, el Senado de la Rep¨²blica, como ¨®rgano del Estado Mexicano y facultado por ley para revisar la estrategia de seguridad, es sensible a lo que est¨¢ suscit¨¢ndose en distintas entidades federativas y regiones del pa¨ªs.
Los hechos ocurridos en Jalisco y Guanajuato nos demuestran que atender de manera satisfactoria el problema de la inseguridad depende de robustecer la coordinaci¨®n entre los tres poderes de la Uni¨®n y los tres ¨®rdenes de Gobierno. La seguridad p¨²blica es responsabilidad y trabajo de todos los ¨¢mbitos del Estado.
No hay tarea m¨¢s urgente ni m¨¢s importante que atender el reclamo del pueblo por recuperar la tranquilidad en su vida familiar y personal, y gozar de un entorno de paz, con seguridad y confianza. En el Senado de la Rep¨²blica tenemos la disposici¨®n para contribuir a ello.