Chile: ganarle al Gobierno
Bien por Chile, por votar como lo hizo, y bien por Boric, por su templanza republicana y su clara disposici¨®n a presidir imparcialmente la continuidad del debate constitucional
?No se trata de eso en una democracia? ?De la posibilidad garantizada por las reglas de terreno de ganar una disputa por invitaci¨®n de un Gobierno promotor de normas controversiales? ?De la prerrogativa reservada al mandante de devolver a los legisladores un texto insatisfactorio?
Es bueno, digo yo, poder ver que esto ocurra en un continente donde, desde las auroras de Hugo Ch¨¢vez, todos los l¨ªderes de la izquierda han comulgado con la idea del re...
?No se trata de eso en una democracia? ?De la posibilidad garantizada por las reglas de terreno de ganar una disputa por invitaci¨®n de un Gobierno promotor de normas controversiales? ?De la prerrogativa reservada al mandante de devolver a los legisladores un texto insatisfactorio?
Es bueno, digo yo, poder ver que esto ocurra en un continente donde, desde las auroras de Hugo Ch¨¢vez, todos los l¨ªderes de la izquierda han comulgado con la idea del refer¨¦ndum zanjador. En especial, si la actitud y las palabras del presidente de la rep¨²blica son ejemplares en su acatamiento a la voluntad mayoritaria de Chile como han sido las de Gabriel Boric. Al respecto, los venezolanos a¨²n recordamos el primer refer¨¦ndum convocado por Ch¨¢vez en 2007.
El comandante, que ya hab¨ªa asegurado su segundo sexenio, propuso entonces a la Asamblea Nacional una reforma constitucional que afectaba ?69 art¨ªculos! de una carta aprobada hac¨ªa apenas seis a?os, entre ellos uno que har¨ªa de Venezuela una rep¨²blica socialista de r¨¦gimen monopartidista, seg¨²n el patr¨®n cubano.
Ch¨¢vez emple¨® a fondo todo su carisma ¡ªy los petrod¨®lares y la capacidad de extorsi¨®n del gran Estado empleador¡ª en la promoci¨®n de la reforma que, pese a todo, fue rechazada: el No gan¨® con un 51% de los votos. En su airado discurso de aceptaci¨®n del resultado, Ch¨¢vez hizo mofa de oposici¨®n y llam¨® su triunfo ¡°una victoria de mierda¡±.
No puedo siquiera imaginar qu¨¦ sapos y culebras habr¨ªa soltado su boca, hecha de espumarajos, de haber perdido como le pas¨® a Boric el domingo pasado. Al cabo, Ch¨¢vez se sali¨® con la suya al hacer aprobar los 69 art¨ªculos, uno por uno, por la v¨ªa parlamentaria. Nunca m¨¢s se han acordado referendos en Venezuela.
Es notorio que muchos partidarios del Apruebo, chilenos y extranjeros, argumentan en los medios y las redes que el resultado del plebiscito, impl¨ªcitamente adverso a la gesti¨®n de Boric y su gabinete, responde al despliegue de una estrategia de comunicaci¨®n, difusora de noticias falsas y de insidias alarmistas y descaminadoras.
Visto as¨ª, todo vendr¨ªa a resultar en que una fracci¨®n muy grande del electorado ¡°progre¡± ha sido sorprendida en su buena fe y, v¨ªctima de los bots, opt¨® bobaliconamente por el rechazo. Otros comentaristas, m¨¢s ofuscados a¨²n, culpan a la delet¨¦rea influencia del fantasma de Pinochet.
Lo cierto es que con una participaci¨®n sin precedente de un 86% de padr¨®n, 7.8 millones de chilenos ¡ªm¨¢s del 62 por ciento¡ª, han votado contra la propuesta.
Sugerir que desde 2020 a la fecha hayan podido aparecer casi ocho millones de fervorosos pinochetistas que solo desean volver al pasado es hablar contra los hechos: en el plebiscito en torno a una nueva constituci¨®n, realizado hace solo dos a?os, la mayor¨ªa de los chilenos ¡ªm¨¢s del 78%, bien que con menos participaci¨®n¡ª, estuvo por cambiarla. Sin embargo, y tal como suele decirse, ¡°hay gente para todo¡±: en una acre vi?eta del escritor espa?ol Daniel Gasc¨®n, un partidario europeo del Apruebo se queja con un correligionario: ¡°?Qui¨¦n se han cre¨ªdo los chilenos para dar estos disgustos a Piketty?¡±
La pulla da en el blanco de los muchos que pensamos que el texto presentado es un zurriburri de maximalismos identitarios y de ilusoria econom¨ªa distributiva.
Los extrav¨ªos ¡°performativos¡± que jalonaron los debates de la convenci¨®n demuestran que, tal como se?ala el pensador colombiano Carlos Gran¨¦s, cuando la agitaci¨®n populista deviene en autoridad constituida sin suspender la teatralizaci¨®n transgresora e insolente que le es caracter¨ªstica, infunden m¨¢s bien desencanto en los seguidores que aspiran verlos al fin legislar con propiedad y auctoritas.
Un sensat¨ªsimo acuerdo previo al plebiscito asegura que Chile tendr¨¢ otra oportunidad para redactar, sin darle largas, un texto elaborado con mejor letra para el bien de todos. Ojal¨¢ haya en el foro m¨¢s gente docta en Derecho Constitucional que especialistas en la agitaci¨®n permanente de significantes vac¨ªos, a la manera Ernesto Laclau, tan caros a la nueva izquierda latinoamericana.
As¨ª que, bien por Chile, por votar como lo hizo, y bien por Boric, por su templanza republicana y su clara disposici¨®n a presidir imparcialmente la continuidad del debate constitucional.