Isabel II, un siglo de monarqu¨ªa
Durante m¨¢s de 70 a?os la reina mantuvo la neutralidad que garantiz¨® la continuidad de la Corona brit¨¢nica
Con la muerte de Isabel II, el Reino Unido y la comunidad internacional asisten a la desaparici¨®n de una figura que ha atravesado desde un lugar privilegiado las grandes etapas de la segunda mitad del siglo XX y casi del primer cuarto del presente siglo. Su largu¨ªsimo reinado (cerca de 71 a?os) ha sido...
Con la muerte de Isabel II, el Reino Unido y la comunidad internacional asisten a la desaparici¨®n de una figura que ha atravesado desde un lugar privilegiado las grandes etapas de la segunda mitad del siglo XX y casi del primer cuarto del presente siglo. Su largu¨ªsimo reinado (cerca de 71 a?os) ha sido el m¨¢s longevo de la historia brit¨¢nica, y ha abarcado desde la reordenaci¨®n global del mundo tras la II Guerra Mundial hasta el desmoronamiento de algunos de sus actores principales como la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Desde la p¨¦rdida del Imperio Brit¨¢nico hasta el papel que deb¨ªa jugar la monarqu¨ªa en esa nueva realidad.
Coronada en febrero de 1952 a la edad de 25 a?os, a Isabel II le toc¨® presidir la desaparici¨®n definitiva del Imperio Brit¨¢nico, que ya hab¨ªa perdido en 1945 bajo el reinado de Jorge VI su territorio m¨¢s preciado, la India. El Reino Unido pas¨® en pocas d¨¦cadas de superpotencia mundial a potencia importante, un cambio aceptado con pragmatismo por la soberana fallecida para quien lo m¨¢s importante siempre fue, por encima de todo, e incluyendo a su propia familia, la continuidad de la Corona.
Tambi¨¦n fueron sustanciales los cambios en el interior de su pa¨ªs. En el transcurso de siete d¨¦cadas conoci¨® a 15 primeros ministros que encontraron a una reina que mantuvo la distancia institucional. El abundante anecdotario sobre sus opiniones privadas forma parte de la recreaci¨®n m¨¢s o menos ficcionada pero qued¨® fuera del alcance de la opini¨®n p¨²blica, a excepci¨®n, quiz¨¢, de una relaci¨®n cuando menos tirante con Margaret Thatcher. Sufri¨® en su propia familia el terrorismo del IRA con el asesinato en 1979 de Lord Mountbatten, pero respet¨® los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 y en 2012 estrech¨® la mano y convers¨® con el excomandante de esa organizaci¨®n, Martin McGuinness, en su calidad de vice primer ministro de Irlanda del Norte. El exl¨ªder terrorista alab¨® en p¨²blico a la reina por su apoyo al proceso de paz y ante el refer¨¦ndum en 2014 por la independencia de Escocia, Isabel II se declar¨® ¡°neutral¡±.
Tal vez los mayores quebraderos de cabeza hayan venido de los avatares familiares y los interiores laber¨ªnticos de Windsor. Poco antes de ser coronada, su hermana le anunci¨® que se casaba con alguien que no era de sangre real. Algunos de sus hijos siguieron el mismo camino para esc¨¢ndalo anacr¨®nico de una familia de r¨ªgidas tradiciones. Pero sin duda la persona que pudo llegar a desestabilizar de forma m¨¢s evidente a Isabel II fue la compleja y dolorosa relaci¨®n de la familia real con Diana de Gales. La fr¨ªa reacci¨®n de la reina ante el fallecimiento hace ahora 25 a?os de Lady Di evidenci¨® una distancia in¨¦dita entre buena parte del pa¨ªs y su reina. Con un alto coste de imagen y mucho tiempo despu¨¦s, Isabel II logr¨® suturar esa herida volviendo a su imp¨¢vida institucionalidad, pese a los avatares amorosos, financieros y penales que han afectado en los ¨²ltimos a?os a sus hijos y nietos. La inveros¨ªmil edad a la que llega su hijo Carlos (73 a?os) y su mujer y reina consorte, Camila de Cornualles, a la transmisi¨®n de la Corona hace un poco m¨¢s enigm¨¢tica la forma de continuidad que encontrar¨¢ una instituci¨®n que vive, precisamente, de su capacidad autosuficiente de garantizarla.