Sof¨ªa Vergara, el ingl¨¦s y los migrantes
Redes como TikTok o Twitter se llenan de comentarios racistas bajo la excusa de una libertad de expresi¨®n supuestamente coartada por la izquierda
Mi maldito algoritmo est¨¢ en bucle. Ha ca¨ªdo en los brazos de Sof¨ªa Vergara y no quiere salir de ah¨ª. No le culpo, pero TikTok no para. Se ha empe?ado en mostrarme una y otra vez a la actriz colombiana, famos¨ªsima por su papel en la serie Modern Family, en los talk shows estadounidenses, donde siempre se repite la broma jocosa de su acento en ingl¨¦s. Los presentadores se r¨ªen, y ella, inteligente como es, se r¨ªe m¨¢s a¨²n. Vergara es una diva y lo sabe.
Pero a m¨ª, condenada al loop inacabable de ...
Mi maldito algoritmo est¨¢ en bucle. Ha ca¨ªdo en los brazos de Sof¨ªa Vergara y no quiere salir de ah¨ª. No le culpo, pero TikTok no para. Se ha empe?ado en mostrarme una y otra vez a la actriz colombiana, famos¨ªsima por su papel en la serie Modern Family, en los talk shows estadounidenses, donde siempre se repite la broma jocosa de su acento en ingl¨¦s. Los presentadores se r¨ªen, y ella, inteligente como es, se r¨ªe m¨¢s a¨²n. Vergara es una diva y lo sabe.
Pero a m¨ª, condenada al loop inacabable de la colombiana sonriendo y alimentando todos los chascarrillos sobre su torpe uso de la lengua, me ha hecho un poco de mella. Vergara no podr¨ªa definirse en ning¨²n caso como una migrante en situaci¨®n de vulnerabilidad, pero esa broma constante supura condescendencia, y cierta infantilizaci¨®n, cuando no menosprecio, por el de fuera. ¡°M¨ªrala, toda la vida aqu¨ª y a¨²n no hay quien la entienda¡±, viene a decir, como parte del personaje que interpreta Vergara.
Se puede bromear con casi todo, pero ?por qu¨¦ nadie se r¨ªe de esos angloparlantes que se mueven por el mundo con patente de corso como si el ingl¨¦s fuese la lengua de intercambio obligada? ¡°Ay, pobres, qu¨¦ mal lo hablan¡±, cuchichean en el ¨²ltimo rinc¨®n de Girona, ante los denodados esfuerzos del camarero de turno. Sin plantearse lo poco excitante que resulta ser monoling¨¹e gracias a la colonizaci¨®n cultural.
Y cuidado, que el hispanohablante camina por la misma senda cuando en la aldea m¨¢s remota de Vietnam suena Despacito. Ya se est¨¢ en ese punto en el que a la que alguien caza el acento en otro idioma, responde en espa?ol. El siguiente paso es dejar de aprender lenguas y re¨ªrse para siempre de James Rhodes. La indulgencia soberbia para que el migrante no pierda su estatus de el de fuera, pase el tiempo que pase.
Si es rico o famoso, o ambas cosas, a¨²n puede sacar provecho de la caricatura, re¨ªrse y seguir con su vida acomodada de extranjero. Si ha llegado en una patera o en los bajos de un cami¨®n, la condici¨®n de migrante ilegal complica la adaptaci¨®n. No es lo mismo ser ¨¢rabe con Porsche en Marbella que marroqu¨ª en Valencia, si no que le pregunten al inspector jefe de polic¨ªa Ricardo Ferris. En un acto de Vox, asegur¨® que ¡°todos los delincuentes son inmigrantes en Espa?a¡±, en situaci¨®n irregular en concreto. Los defini¨® como ¡°expresidiarios¡± y a?adi¨® que, desde hace cinco a?os, detener a un espa?ol es una rareza.
La intervenci¨®n le ha valido la expulsi¨®n fulminante del Ministerio del Interior como jefe de la comisar¨ªa centro de Valencia por alimentar bulos. Pero tambi¨¦n el aplauso en las redes sociales, donde triunfa la idea de que ¡°hay un esfuerzo¡± por parte de los medios de ¡°ocultar¡± que los delincuentes en Espa?a son, b¨¢sicamente, migrantes. Una revisi¨®n de los datos lo desmiente: el 75% de los condenados en 2021 son ciudadanos espa?oles, seg¨²n el Registro Central de Penados procesados por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Del 25% restante, un tercio son ciudadanos de origen africano; otro tercio procede del continente americano, y una cuarta parte son ciudadanos de otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
Pero eso no vale de nada en una nueva era donde, bajo la excusa de la libertad de expresi¨®n supuestamente coartada por la izquierda, se vierten todo tipo de comentarios racistas en redes como TikTok o Twitter, que son la referencia para informarse de miles de personas. Algunos son sutiles, inocuos, incluso graciosos, como los centenares de v¨ªdeos de la colombiana famosa que no habla correctamente ingl¨¦s ni que la maten. Otros difunden prejuicio y odio, como los que definen a los delincuentes como ¡°los que no comen jam¨®n¡±, ¡°los que bailan bachata¡±.