Rarezas
El espejo, que reflejaba el pasado, daba mucho juego. Pens¨¦ incluso en guardarlo para que lo pusieran en mi ata¨²d, de forma que pudiera contemplar a su trav¨¦s mis anteriores muertes
Adquir¨ª en un desguace el retrovisor muy art¨ªstico de un coche antiguo. Al llegar a casa, me di cuenta de que s¨®lo reflejaba el pasado. Lo coloqu¨¦ en el cuarto de ba?o, junto al espejo frente al que me afeito, de modo que al desviar un poco la vista me ve¨ªa de joven, afeit¨¢ndome tambi¨¦n, aunque en blanco y negro. De joven me afeitaba en blanco y negro y ahora en colores, supongo que por la influencia del cine. Cog¨ª la costumbre de llevarme el retrovisor a todas partes para ver simult¨¢neamente lo que hago ahora y lo que hac¨ªa entonces en la misma situaci¨®n. As¨ª, a veces me sentaba en un parque ...
Adquir¨ª en un desguace el retrovisor muy art¨ªstico de un coche antiguo. Al llegar a casa, me di cuenta de que s¨®lo reflejaba el pasado. Lo coloqu¨¦ en el cuarto de ba?o, junto al espejo frente al que me afeito, de modo que al desviar un poco la vista me ve¨ªa de joven, afeit¨¢ndome tambi¨¦n, aunque en blanco y negro. De joven me afeitaba en blanco y negro y ahora en colores, supongo que por la influencia del cine. Cog¨ª la costumbre de llevarme el retrovisor a todas partes para ver simult¨¢neamente lo que hago ahora y lo que hac¨ªa entonces en la misma situaci¨®n. As¨ª, a veces me sentaba en un parque infantil que hay cerca de casa y al tiempo de ver columpi¨¢ndose a los ni?os actuales, ve¨ªa c¨®mo se columpiaban mis hijos cuando eran peque?os y me ve¨ªa a m¨ª mismo vigilando sus movimientos para que nada malo les ocurriera. Los parques infantiles de entonces no dispon¨ªan de las seguridades de los m¨¢s recientes.
Me lo llevaba tambi¨¦n al restaurante, lo colocaba junto al plato y, al tiempo de saborear el men¨² del d¨ªa actual, recordaba mis gustos culinarios remotos. Masticaba la carne con el mismo gesto concentrado y triste con el que ahora trituro las verduras. Al acostarme, lo ajustaba a la mesilla de noche y ve¨ªa que el p¨¢nico al insomnio con el que me introduc¨ªa entonces en la cama se parec¨ªa mucho al miedo a no dormirme que me acomete todav¨ªa hoy, pese a los somn¨ªferos de ¨²ltima generaci¨®n. No me atrev¨ª a sustituir en el coche el moderno retrovisor por el antiguo por miedo a tener un accidente retroactivo al confundir el tr¨¢fico del presente con el de aquellos a?os.
El espejo, en fin, daba mucho juego. Pens¨¦ incluso en guardarlo para que lo pusieran en mi ata¨²d, de forma que pudiera contemplar a su trav¨¦s mis anteriores muertes. Pero, tras desechar la idea, volv¨ª al desguace y lo abandon¨¦ donde lo hab¨ªa cogido.