Entre la incertidumbre y el anacronismo
El C¨ªrculo de Montevideo ha reunido en Ciudad de M¨¦xico a un conjunto de hombres de Estado que remiten a una Am¨¦rica Latina que, por comparaci¨®n con la de ahora, parece la Atenas de Pericles
La agenda de la XXVII Reuni¨®n Plenaria del C¨ªrculo de Montevideo se titul¨® ¡°Pandemia y guerra: destrucci¨®n humana, pol¨ªtica y cultural¡±. Podr¨ªa haber tenido una formulaci¨®n alternativa. La que propuso su l¨ªder, Julio Mar¨ªa Sanguinetti, en el espl¨¦ndido discurso de apertura. El expresidente de Uruguay pint¨® un paisaje de la actualidad en el que conviven la incertidumbre de la innovaci¨®n con el anacronismo de la violencia y de la peste. La observaci¨®n y el an¨¢lisis de esos dos factores dominaron, desde distintas perspectivas, las reuniones que se desarrollaron en la ciudad de M¨¦xico el jueves y ...
La agenda de la XXVII Reuni¨®n Plenaria del C¨ªrculo de Montevideo se titul¨® ¡°Pandemia y guerra: destrucci¨®n humana, pol¨ªtica y cultural¡±. Podr¨ªa haber tenido una formulaci¨®n alternativa. La que propuso su l¨ªder, Julio Mar¨ªa Sanguinetti, en el espl¨¦ndido discurso de apertura. El expresidente de Uruguay pint¨® un paisaje de la actualidad en el que conviven la incertidumbre de la innovaci¨®n con el anacronismo de la violencia y de la peste. La observaci¨®n y el an¨¢lisis de esos dos factores dominaron, desde distintas perspectivas, las reuniones que se desarrollaron en la ciudad de M¨¦xico el jueves y viernes de la semana pasada.
El C¨ªrculo de Montevideo es una instituci¨®n fundada por Sanguinetti hace veintis¨¦is a?os, que cuenta con la presidencia empresarial de Carlos Slim, quien este a?o ofici¨® como anfitri¨®n en su pa¨ªs. Adem¨¢s de ellos, los integrantes que participaron en esta oportunidad fueron el expresidente del Gobierno de Espa?a, Felipe Gonz¨¢lez; el expresidente de Chile, Ricardo Lagos; el expresidente de Rep¨²blica Dominicana, Leonel Fern¨¢ndez Reyna; el expresidente del BID, Enrique Iglesias; el superintendente ejecutivo del Instituto Fernando Henrique Cardoso, Sergio Fausto; la polit¨®loga Mar¨ªa Soledad Loaeza; el empresario Enrique Manhard; el diplom¨¢tico Mart¨ªn Santiago, y el economista Ignacio Munyo.
Sanguinetti describi¨® un mundo desconcertante, dominado por el vertiginoso cambio tecnol¨®gico y en el cual los l¨ªderes trabajan sobre imprevistos. Slim se detuvo a examinar los temores y oportunidades que introduce en ese panorama la mutaci¨®n de una instituci¨®n estructurante: el trabajo. Explic¨® el impacto de la econom¨ªa digital y propuso un reformulaci¨®n de la jornada laboral y del r¨¦gimen jubilatorio para preservar el nivel de empleo. El sistem¨¢tico Manhard desarroll¨® al otro d¨ªa con mucho detalle, las peculiaridades que presenta ese cambio de r¨¦gimen productivo.
Felipe Gonz¨¢lez volver¨ªa sobre las mismas perplejidades para referirse a la crisis de liderazgos. ¡°Lo que se espera de un l¨ªder es que provea certidumbre. Pero ?c¨®mo proveer certidumbre cuando vivimos en un contexto en el que la ¨²nica certidumbre es la incertidumbre?¡±. Confes¨® que, frente a este estupor, es capaz de aceptar ¡°que los pol¨ªticos metan la pata¡±, para no hablar de cuando ¡°meten la mano¡±. Y reclam¨® con humor: ¡°Eso s¨ª, que cuando metan la pata, la saquen pronto. Porque es muy habitual que insistan en seguir meti¨¦ndola por pura obstinaci¨®n¡±. Ricardo Lagos insinu¨® que es casi inevitable ¡°meter la pata¡±, por una raz¨®n de largo alcance: estamos ante un cambio de ¨¦poca que deja atr¨¢s la sociedad industrial para abrir paso a la sociedad digital. Sin embargo, esa mutaci¨®n no ha estado acompa?ada de un cambio conceptual. Seguimos pensando la vida p¨²blica con las categor¨ªas del orden anterior.
Sanguinetti hizo ver que, sobre este din¨¢mico tel¨®n de fondo, en el que los liderazgos se vuelven inconsistentes, irrumpieron dos fen¨®menos regresivos. La pandemia y la guerra. ¡°Una guerra napole¨®nica, de invasi¨®n territorial, de naciones y fronteras¡±. Slim agreg¨® al d¨ªa siguiente una visi¨®n de Vladimir Putin que hizo juego con la de Sanguinetti: ¡°Tiene una mentalidad agr¨ªcola, en la que lo que prevalece es la conquista de m¨¢s tierras¡±.
El esfuerzo anal¨ªtico de los expositores estuvo puesto en advertir que el progreso pol¨ªtico no est¨¢ garantizado. Que el pasado puede volver. Sanguinetti cit¨® las Cartas Persas en las que Montesquieu se aterra imaginando que podr¨ªa llegar el d¨ªa en que un arma destruya ciudades enteras. Una hip¨®tesis mucho m¨¢s certera que la que defendi¨® Carlos Marx, un siglo y medio m¨¢s tarde, seg¨²n record¨® el uruguayo: la idea de que la civilizaci¨®n hab¨ªa llegado a una etapa en la cual la guerra era un imposible.
El pasado puede, tambi¨¦n, seguir siendo pasado. Sanguinetti sostuvo que es un error pensar la escena internacional como una nueva Guerra Fr¨ªa, porque ¡°China no quiere expandirse. S¨®lo busca un predominio comercial¡±. Al d¨ªa siguiente, Enrique Iglesias, que a sus 92 a?os mantiene una juvenil frescura intelectual, hizo notar que en la competencia entre China y los Estados Unidos est¨¢ apareciendo un criterio peligroso. Es el concepto de ¡°seguridad¡±, que puede amenazar una de las experiencias m¨¢s exitosas de la historia humana: el despliegue que registr¨® el libre comercio a partir de 1945. Iglesias llam¨® la atenci¨®n sobre un riesgo similar que, por otras razones, pesa sobre Am¨¦rica Latina: la posibilidad de frustrar una estrategia de integraci¨®n regional, entendida como v¨ªa al desarrollo, que fue elaborada en esa parte del mundo a lo largo de los ¨²ltimos 70 a?os. Iglesias se refer¨ªa a un proceso que lo tuvo como protagonista principal.
Estas alteraciones de la escena global imponen retos a la organizaci¨®n del poder y a la gesti¨®n de los gobiernos. Es decir, plantean interrogantes sobre la legitimidad de los que mandan. Lagos reflexion¨® sobre el impacto que la revoluci¨®n digital tiene sobre la comunicaci¨®n, que es una dimensi¨®n esencial a la acci¨®n pol¨ªtica. Mar¨ªa Soledad Loaeza analiz¨®, desde la perspectiva acad¨¦mica, algunas de las pr¨¢cticas que corroen a la democracia. El autoritarismo, la polarizaci¨®n autom¨¢tica y la tendencia de los electorados a votar en contra y no a favor de un proyecto o un programa. En el horizonte de esas preocupaciones, Sergio Fausto puso el foco en el Brasil que deber¨¢ gobernar Lula da Silva. Anticip¨® que el nuevo presidente no disfrutar¨¢ de una luna de miel con los brasile?os. Est¨¢ debilitado por un sustento electoral muy fragmentario, que excluye a las capas medias y a las ¨¦lites, y que result¨® esquivo en las zonas m¨¢s din¨¢micas del pa¨ªs. Esas limitaciones lo obligar¨¢n a negociar con mucha habilidad la constituci¨®n de una mayor¨ªa parlamentaria de la que hoy carece. Existe, entonces, un d¨¦ficit en la legitimidad de origen que se volver¨¢ mortificante frente al inc¨®modo inventario de cuestiones econ¨®micas que Lula deber¨¢ enfrentar: una sociedad con un largo listado de demandas por el largo estancamiento, que contrasta con un margen fiscal demasiado restringido.
Sanguinetti hab¨ªa rescatado el triunfo del candidato del PT como una demostraci¨®n de la sensatez de los electorados. Se verific¨® tambi¨¦n en los Estados Unidos, donde las profec¨ªas sobre un avance arrollador del ala republicana ligada a Donald Trump, al final, no se cumplieron. O en Chile, donde los votantes pidieron una reforma constitucional, pero rechazaron la que, al fin y al cabo, los constituyentes les suministraron. Son movimientos moderados que contrastan con algunos procesos de radicalizaci¨®n en la oferta pol¨ªtica. Prevalece, en varios pa¨ªses de la regi¨®n, una polarizaci¨®n asim¨¦trica. La derecha busca un extremo, mientras la izquierda, forzada por el imperativo de la gobernabilidad, tiende al centro. El dise?o parece acercarse al modelo recomendado por Felipe Gonz¨¢lez: ¡°Deber¨ªamos buscar una centralidad en la que convivan el consenso y, a la vez, la competencia¡±.
Sanguinetti y Gonz¨¢lez definieron el esp¨ªritu de este tiempo con el c¨¦lebre aforismo: ¡°Cuando ten¨ªamos todas las respuestas nos cambiaron todas las preguntas¡±. Es el problema de los ciudadanos; es, en especial, el problema de los l¨ªderes. En las sociedades latinoamericanas, esa desorientaci¨®n est¨¢ conduciendo a los dirigentes a buscar una orientaci¨®n en los or¨ªgenes. En la Argentina se publican biograf¨ªas sobre Ra¨²l Alfons¨ªn y se estudia su gobierno. El juicio a las juntas militares, que ¨¦l impuls¨®, llega al cine, de la mano de Dar¨ªn. En Espa?a, Pedro S¨¢nchez busca recuperar la vitalidad del socialismo conmemorando el triunfo de 1982, encarnado en Felipe Gonz¨¢lez. Otro de los asistentes a la reuni¨®n de M¨¦xico, Ricardo Lagos, se ha convertido en discreto consejero de su compatriota Gabriel Boric. En Brasil, Lula dio el primer paso de regreso hacia el poder durante un almuerzo con Cardoso. Y, en Uruguay, el gobierno blanco de Luis Lacalle Pou no ser¨ªa posible sin el perseverante bordado del colorado Sanguinetti para formular una propuesta electoral competitiva. Aqu¨ª radic¨® la t¨¢cita riqueza del encuentro celebrado en M¨¦xico. La presencia de un conjunto de hombres de Estado que remiten a una Am¨¦rica Latina que, por comparaci¨®n con la de ahora, parece la Atenas de Pericles. Ejemplares de un g¨¦nero infrecuente. L¨ªderes exitosos.