China se mueve
La sociedad se une contra las pol¨ªticas sanitarias de covid cero en las primeras protestas significativas desde Tiananmen
La libertad no es un valor occidental, sino universal, tal como est¨¢n demostrando estos d¨ªas cientos de miles de ciudadanos chinos que han salido a las calles de las principales ciudades del pa¨ªs y siguen protestando todav¨ªa, especialmente en las redes sociales, por la brutalidad de los confinamientos impuestos por el r¨¦gimen de partido ¨²nico que preside Xi Jinping para evitar la expansi¨®n del virus de la covid-19. ...
La libertad no es un valor occidental, sino universal, tal como est¨¢n demostrando estos d¨ªas cientos de miles de ciudadanos chinos que han salido a las calles de las principales ciudades del pa¨ªs y siguen protestando todav¨ªa, especialmente en las redes sociales, por la brutalidad de los confinamientos impuestos por el r¨¦gimen de partido ¨²nico que preside Xi Jinping para evitar la expansi¨®n del virus de la covid-19. Con el cierre dr¨¢stico de los 40 millones de habitantes de la provincia de Hubei hace ya casi tres a?os, al detectar en su capital, Wuhan, el primer brote del virus, sumado a la diplomacia de las mascarillas fabricadas en China y distribuidas en todo el mundo, el Gobierno ofreci¨® una imagen de seriedad y eficacia con la que consigui¨® mantener la opacidad sobre los discutidos or¨ªgenes del virus y minimizar los m¨¦todos propios de un Estado totalitario, adem¨¢s de presentarse como modelo pol¨ªtico ante las dificultades de las democracias europeas y de Estados Unidos en el combate contra la pandemia.
Ahora ha llegado al l¨ªmite el mantenimiento de la pol¨ªtica de covid cero, que no solo est¨¢ provocando un da?o enorme a la econom¨ªa, sino en la salud mental de la poblaci¨®n y probablemente tambi¨¦n en la estabilidad del sistema pol¨ªtico. La rigidez de tal pol¨ªtica sanitaria se explica por la debilidad del sistema de atenci¨®n primaria y por el prurito nacionalista respecto a las vacunas chinas, de escasa eficacia comparadas con las occidentales que el r¨¦gimen no quiere utilizar. El resultado es la escasa tasa de vacunaci¨®n, especialmente entre la poblaci¨®n de m¨¢s edad, y la concentraci¨®n de los esfuerzos en el rastreo y en los detectores, lo que redunda en el car¨¢cter policial de las actuaciones epidemiol¨®gicas.
Es dif¨ªcil de entender el empecinamiento en esta pol¨ªtica a la vista de las mutaciones del virus hasta alcanzar la benignidad de la variedad ¨®micron, m¨¢s infecciosa pero menos severa. Pese a la necesaria prudencia ante una epidemia en un pa¨ªs de estas dimensiones, nada justifica la rigidez policial; es una obsesi¨®n del Partido por vigilar a la poblaci¨®n hasta l¨ªmites intolerables. La confianza de las autoridades en la capacidad de controlar las tecnolog¨ªas digitales ha tropezado con el reverso de las redes sociales, que sirven para difundir y organizar las protestas.
El estallido social contra los confinamientos ha unificado, adem¨¢s, a numerosos sectores de la sociedad china, desde los estudiantes hasta los obreros industriales, sin distinci¨®n geogr¨¢fica, social o ideol¨®gica, en una protesta de una amplitud y radicalidad que no se hab¨ªan visto desde el movimiento juvenil por la libertad de 1989, que termin¨® con la matanza de la plaza Tiananm¨¦n. Ha venido a suceder a las seis semanas de la entronizaci¨®n de Xi Jinping como l¨ªder vitalicio en el XX Congreso del Partido. Su destituci¨®n y la demanda de libertad y de elecciones libres se han convertido en unas ins¨®litas reivindicaciones de los manifestantes m¨¢s politizados.
El Gobierno se enfrenta a la protesta con un despliegue abrumador de medios policiales, el cierre de los espacios p¨²blicos, un control exhaustivo sobre las redes sociales, la m¨¢xima opacidad respecto a las detenciones de manifestantes, y la habitual atribuci¨®n de sus dificultades a la actuaci¨®n de agentes extranjeros, como hacen otros reg¨ªmenes hermanos, como Ir¨¢n o Rusia. Alternando el palo con la zanahoria, ha empezado a aflojar los confinamientos y a neutralizar la pol¨ªtica de covid cero, intensificando sobre todo la vacunaci¨®n entre los mayores, en un fracaso evidente que nadie en el Gobierno querr¨¢ admitir y que ha redundado en una intensificaci¨®n de la exaltaci¨®n de Xi Jinping en sus medios de propaganda.