Hombres a las tres de la ma?ana
Qu¨¦ m¨¢s da si eres artista, aspirante a duquesa o una oficinista m¨¢s. Aqu¨ª no hay costes ni peajes ni precio a pagar. Nada vale para legitimar que merodeen y te acosen en tu calle. No es lo que hay
Supongo que son unos privilegiados quienes no han sentido un escalofr¨ªo por su espalda escuchando a la artista Aitana decir: ¡°Est¨¢ empezando a venir mucha gente a mi casa, hombres, a las tres, a las cuatro de la ma?ana¡ Yo estoy sola y lo paso muy mal. Tengo mucho miedo¡±. Que los tuiteros convencidos en legitimar el acoso a una mujer a estas alturas de la partida aludiendo a que la cantante deber¨ªa saber ...
Supongo que son unos privilegiados quienes no han sentido un escalofr¨ªo por su espalda escuchando a la artista Aitana decir: ¡°Est¨¢ empezando a venir mucha gente a mi casa, hombres, a las tres, a las cuatro de la ma?ana¡ Yo estoy sola y lo paso muy mal. Tengo mucho miedo¡±. Que los tuiteros convencidos en legitimar el acoso a una mujer a estas alturas de la partida aludiendo a que la cantante deber¨ªa saber ¡±de qu¨¦ va este negocio¡±, qu¨¦ implica ser un personaje p¨²blico¡± o que ¡±los mecanismos de la fama tienen un coste¡± son los que seguramente ignoran qu¨¦ pasa cuando te merodean se?ores a altas horas de la noche.
Deseo sinceramente a los que tuitean que ¡±es una falta de respeto¡± que una mujer verbalice terrores, y a la reportera que se atrevi¨® a exigirle a la artista catalana que para que no ser perseguida tendr¨¢ que ¡°confirmar o desmentir¡±, que nunca se hayan visto escabull¨¦ndose de siseos de madrugada. O sintiendo pasos que retumban en su nuca, agarrados a unas llaves sobresaliendo in¨²tilmente de los nudillos con tanta fuerza como para cortar el torrente sangu¨ªneo.
Deduzco que quienes llaman quejica y victimista desde Twitter a Meghan Markle por rememorar en su docuserie de Netflix c¨®mo en 2016 los paparazzi brit¨¢nicos la vigilaban 24/7 en su calle de Toronto son de los que se agarran a lo de que si los contribuyentes pagan, vale todo. Que como la familia real brit¨¢nica se sostiene con los impuestos de los ciudadanos, sus integrantes o aspirantes a formar parte siempre tendr¨¢n que mostrarse sumisos y obedientes a los flashes. Solo faltar¨ªa. ¡°Me vigilaban a todas horas, esperando a que hiciera algo. Llamaron a mis vecinos para dar conmigo y les pagaron para poner c¨¢maras directas desde su casa enfocando a mi patio. Me aislaron y me obligaron a vivir con las cortinas cerradas de casa¡±, recuerda Markle en el segundo episodio de la producci¨®n. Pero en Twitter todav¨ªa hay quien les recrimina a ella y a su marido que denunciarlo ante todos es de ser ¡°narcisistas, traidores y desagradecidos¡±.
En un momento clave de Enrique y Meghan, uno de los m¨¢s interesantes de todo el metraje, Tim Burt, directivo de la firma de asesor¨ªa y relaciones p¨²blicas Teneo, explica la tenebrosa din¨¢mica de relaciones p¨²blicas entre la prensa y la corona brit¨¢nica que se ha tejido a trav¨¦s de la Royal Rota. Desde hace 40 a?os, existe un acuerdo verbal en el que seis cabeceras (The Times, Daily Mail, Daily Mirror, London Evening Standard y The Telegraph) tienen permiso para informar sobre la familia real gracias a un sistema de acreditaci¨®n exclusiva. Y por muy agresivos que sean los art¨ªculos que se escriben desde los tabloides, esos medios seguir¨¢n conservando el derecho y el privilegio a seguir informando en todo momento. Aunque buena parte de esa producci¨®n est¨¦ alimentada por noticias falsas, supremacistas o mis¨®ginas. Un sesgo que explot¨® con virulencia durante el denominado Megxit, cuando los duques de Sussex anunciaron su voluntad de independizarse y marcharse. ¡°Todo gira en torno al control. La prensa dice: ¡®Esta familia es nuestra y la podemos explotar. Su trauma es nuestra historia y nosotros lo controlamos¡¯¡±, recapacita Enrique sobre esa perversa relaci¨®n a lo freak show que se ha establecido entre los denominados ¡°corresponsales reales¡± y los royals.
Porque qu¨¦ m¨¢s dar¨¢ si eres aspirante a duquesa, artista internacional o una oficinista m¨¢s. Aqu¨ª no hay costes ni peajes ni precio a pagar. Nada vale para normalizar que los hombres merodeen en tu calle a las tres de la noche. No es lo que hay.