Familias brasile?as sin cena de Navidad: ¡°?Pap¨¢, ya estamos hartos!¡±
Muchas familias mandar¨¢n a dormir a sus hijos la Nochebuena sin cenar mientras los pol¨ªticos se aumentan un 60% sus sueldos
Esta Navidad ser¨¢ triste para muchas familias brasile?as. Seg¨²n un reportaje del diario Folha de S?o Paulo, realizado en varias regiones del pa¨ªs, en muchos hogares pobres se ir¨¢n a dormir la Nochebuena sin cenar. Cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, el diario O Globo resalta en primera p¨¢gina que el Congreso acaba de aprobar un aumento hasta de un 60% para la gran mayor¨ªa de pol¨ªticos y jueces.
En Brasil, no solo para los cat¨®licos sino hasta para los m¨¢s ateos (as¨ª como para ricos y pobres) la cena de Nochebuena es una fiesta. Los m¨¢s pobres unen las familias y entre todas suelen prep...
Esta Navidad ser¨¢ triste para muchas familias brasile?as. Seg¨²n un reportaje del diario Folha de S?o Paulo, realizado en varias regiones del pa¨ªs, en muchos hogares pobres se ir¨¢n a dormir la Nochebuena sin cenar. Cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, el diario O Globo resalta en primera p¨¢gina que el Congreso acaba de aprobar un aumento hasta de un 60% para la gran mayor¨ªa de pol¨ªticos y jueces.
En Brasil, no solo para los cat¨®licos sino hasta para los m¨¢s ateos (as¨ª como para ricos y pobres) la cena de Nochebuena es una fiesta. Los m¨¢s pobres unen las familias y entre todas suelen preparar un banquete. La cena suele ser tan abundante que con lo que sobra comen al d¨ªa siguiente. De ah¨ª el que este a?o, debido a la inflaci¨®n galopante de los alimentos, esa fiesta quedar¨¢ amargada para miles de familias que han decidido mandar a dormir a sus hijos sin cenar.
Quiz¨¢ para resaltar esa burla por parte de los pol¨ªticos de aumentarse un 60% sus sueldos, la noticia aparece hoy en primera p¨¢gina de los mayores diarios. Ello me ha hecho recordar un chiste que corr¨ªa cuando yo era a¨²n joven, en los tiempos duros del franquismo y del hambre en Espa?a. Entonces los chistes sobre el dictador Franco corr¨ªan clandestinamente como la p¨®lvora de punta a punta de la pen¨ªnsula.
Uno de esos chascarrillos era sobre el hambre que sufr¨ªan las familias sobre todo numerosas en un momento en el que el mismo Franco estimulaba a tener muchos hijos para servir y morir por la patria.
En uno de esos chistes se contaba que informado el General¨ªsimo de que hab¨ªa familias numerosas de trabajadores que mal pod¨ªan almorzar y no les quedaban recursos para cenar pidi¨® que le buscaran una de ellas, que ir¨ªa a visitarla. Escogieron una con seis hijos peque?os. Franco a los padres de la familia, sin la presencia de los hijos, les pregunt¨® si ten¨ªan lo suficiente para alimentarse. Con miedo a decir la verdad y con fina iron¨ªa, la madre cont¨® a Franco que no ten¨ªan ning¨²n problema con la comida. El General¨ªsimo feliz pidi¨® mayores explicaciones. Le contaron que los ni?os desayunaban pan con caf¨¦ con leche y com¨ªan lo suficiente a mediod¨ªa. ¡°?Y para cenar?¡± les pregunt¨®. El padre de las criaturas explic¨® que no necesitaban cenar. Que pon¨ªa de pie a todos los hijos alrededor de la mesa y les gritaba: ¡°?Franco, Franco, Franco!¡±. Y los peque?os respond¨ªan a una: ¡°Pap¨¢, ya estamos hartos¡±. Y el padre les respond¨ªa: ¡°Entonces, todos a dormir¡±.
El chiste no contaba la cara que hab¨ªa puesto el Caudillo ni qu¨¦ fin tuvo aquel trabajador con sentido del humor aunque es f¨¢cil imagin¨¢rselo.
Hoy en Brasil, todas esas familias que mandar¨¢n a dormir a sus hijos la Nochebuena sin cenar mientras los pol¨ªticos se aumentan un 60% sus sueldos podr¨ªan repetir el antiguo chiste franquista.
La ¨²nica esperanza es que el hambre tenga una fecha fija para desaparecer ante la esperanza de que el cambio de gobierno con la llegada de un nuevo equipo que parece haber colocado todos sus esfuerzos y promesas en mejorar la vida de los m¨¢s necesitados.
Y la esperanza es que ello pueda hacerse realidad ya, sin tener que esperar a la pr¨®xima Navidad. El hambre y m¨¢s la de los ni?os no espera y deber¨ªa avergonzar a cualquier gobierno. No lo fue as¨ª en el de Jair Bolsonaro, al que le queda una semana para acabar. Fue un gobierno que no tuvo verg¨¹enza ni remordimiento en recortar el presupuesto de la merienda de los ni?os en las escuelas p¨²blicas. Se trata de una conquista que ennoblece a los gobiernos pasados. Para cientos de miles de ni?os pobres esa comida en las escuelas es a veces la ¨²nica completa que hacen al d¨ªa. Recortar esos gastos mientras los pol¨ªticos se aumentan su sueldo es, sin duda, para le griten tambi¨¦n al gobierno: ¡°?Pap¨¢, ya estamos hartos!¡±.
Ahora toca al exsindicalista Lula da Silva y su nuevo gobierno borrar la palabra hambre del diccionario. Ser¨ªa el mayor regalo de A?o Nuevo y Brasil podr¨ªa despertarse sin sentirse avergonzado ante el mundo al confesar que sus ni?os pasan hambre hasta en la Navidad.
Un regalo navide?o para las familias brasile?as m¨¢s sacrificadas, que han tenido que recortar sus platos de comida mordidos por la inflaci¨®n, ser¨ªa que desaparecieran carteles como el que acabo de leer en la peque?a tienda de comestibles de al lado de mi casa: ¡°Pedimos perd¨®n a los clientes, pero el precio del pan ha aumentado¡±.
En mis o¨ªdos reson¨® dolorido el sarc¨¢stico chiste franquista y volvieron a mi memoria estos versos que escrib¨ª sobre la fuerza que entra?an las palabras, y m¨¢s la del hambre, as¨ª como el repetirse de las tragedias ante la insensibilidad de los que nos gobiernan:
Silencio
No me importa
el tumulto sordo
de las tumbas vac¨ªas.
Me incomoda el silencio
que emana el estruendo
de las palabras muertas.
Me duelen las grietas
abiertas en las venas
de la tierra rajada por la sequ¨ªa,
espejo del hambre.
No me da miedo
la llamarada de lo inesperado
sino el denso tedio de la obviedad
que anida en la memoria.
Feliz Navidad y Feliz A?o Nuevo, sin hambre y sin guerra, para mi pu?ado de lectores.
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