El fin del sexo libre
?Por qu¨¦ tantos j¨®venes tienen a d¨ªa de hoy una visi¨®n perversa y enfermiza que considera a cualquier mujer en una situaci¨®n sexual una puta que bien merece ser sometida?
Cualquiera que presencie un delito lo que hace es pedir ayuda, llamar a la polic¨ªa, pero en el caso de las agresiones sexuales a algunos les siguen pareciendo graciosas o morbosas. Por eso cuando en la discoteca Waka de Sabadell se vio a una menor practicando una felaci¨®n en la pista de baile, a alg¨²n iluminado se le ocurri¨® que lo mejor que pod¨ªa hacer era grabarlo y luego di...
Cualquiera que presencie un delito lo que hace es pedir ayuda, llamar a la polic¨ªa, pero en el caso de las agresiones sexuales a algunos les siguen pareciendo graciosas o morbosas. Por eso cuando en la discoteca Waka de Sabadell se vio a una menor practicando una felaci¨®n en la pista de baile, a alg¨²n iluminado se le ocurri¨® que lo mejor que pod¨ªa hacer era grabarlo y luego difundirlo. Y por la repercusi¨®n que han tenido las im¨¢genes, no son pocos los que no han tenido reparos en compartir un material que podr¨ªa ser clasificado como pornograf¨ªa infantil.
Con este suceso, el en¨¦simo de muchos, se evidencia un retroceso que tendremos que ir asumiendo: se acab¨® la libertad sexual para las mujeres, no puede existir mientras siga habiendo depredadores en los espacios compartidos de ocio, mientras bares y discotecas no tomen medidas decididas contra las agresiones, mientras no tengamos una profunda conciencia social sobre la vulneraci¨®n de derechos que supone compartir im¨¢genes de personas sin su consentimiento, m¨¢s a¨²n cuando se trata de menores. Tampoco habr¨¢ libertad para nosotras si las plataformas de difusi¨®n virtuales no se hacen responsables de los contenidos delictivos que contribuyen a difundir. Y es que la libertad sexual, hoy m¨¢s que nunca, parece que se gan¨® para que fueran ellos los ¨²nicos beneficiados, para que, en vez de disfrutar de encuentros deseados, gozosos y alegres, los hombres pudieran acceder a las mujeres sin tener que rendir cuentas de sus actos. Nos persigue el pecado fundacional del destape, ese fen¨®meno con el que se vend¨ªa liberaci¨®n mientras a nosotras nos tend¨ªan la trampa de la explotaci¨®n: ellas espl¨¦ndidas, j¨®venes y guapas se desnudaban a la primera de cambio ante las c¨¢maras mientras que ellos, en su mayor¨ªa viejos babosos, calvos y casposos, disfrutaban de barra libre de mujeres. De esos polvos estos lodos, solo que ahora con el efecto multiplicador de una cultura pornogr¨¢fica violenta y unos medios digitales que aceleran y facilitan las actuaciones de agresores y violadores. ?Por qu¨¦ se nos sigue ridiculizando por nuestra sexualidad? ?Por qu¨¦ el hombre es el ¨²nico animal que disfruta con la humillaci¨®n de sus posibles compa?eras sexuales, que en vez de encontrarse con ellas en igualdad de condiciones prefiere denigrarlas como sujeto deseante, aniquilar su condici¨®n de persona y convertirlas en objetos de usar y tirar? ?Por qu¨¦ tantos j¨®venes tienen a d¨ªa de hoy una visi¨®n perversa y enfermiza que considera a cualquier mujer en una situaci¨®n sexual una puta que bien merece ser sometida?