El tercer Lula: ni revanchas, ni amnist¨ªas
El nuevo Gobierno brasile?o no lo tendr¨¢ tan f¨¢cil, tendr¨¢ que enfrentar a una oposici¨®n que se ha pasado cuatro a?os amenazando con un golpe institucional
Instalado el nuevo gobierno progresista brasile?o dirigido por tercera vez por el izquierdista Lula da Silva, que sustituir¨¢ a la extrema derecha golpista bolsonarista, se plantea qu¨¦ hacer con los que fueron responsables por la grave crisis, incluso institucional, a la que fue sometido el pa¨ªs. Y han resonado, al respecto, dos palabras claves en los ...
Instalado el nuevo gobierno progresista brasile?o dirigido por tercera vez por el izquierdista Lula da Silva, que sustituir¨¢ a la extrema derecha golpista bolsonarista, se plantea qu¨¦ hacer con los que fueron responsables por la grave crisis, incluso institucional, a la que fue sometido el pa¨ªs. Y han resonado, al respecto, dos palabras claves en los varios discursos de Lula.
Las primeras afirmaciones en los discursos del nuevo jefe de Estado se resumen en el rechazo a la ¡°revancha y la amnist¨ªa¡±. Lula ha encuadrado dichas realidades con total claridad. Nada de venganzas in¨²tiles, ya que lo que necesita el pa¨ªs es un nuevo esp¨ªritu de reconciliaci¨®n nacional tras haber salido salom¨®nicamente dividido por la crisis de gobierno de Bolsonaro.
Pero si no habr¨¢ venganzas que ensombrezcan m¨¢s a¨²n el clima de cisma dentro del pa¨ªs, tampoco habr¨¢ amnist¨ªa de los ¡°cr¨ªmenes¡± cometidos en estos cuatro a?os. Todos sus protagonistas tendr¨¢n que dar cuentas ante la justicia aunque ¡°con derecho a la leg¨ªtima defensa dentro del debido proceso legal¡±.
Ello es importante porque lo que se barajaba en los perdedores bolsonaristas era la concesi¨®n de un indulto al expresidente Jair Bolsonaro que ahora, por primera vez en toda su vida pol¨ªtica, se queda sin ning¨²n cargo que le conceda la llamada ¡°impunidad parlamentaria¡±.
El Gobierno de Bolsonaro hab¨ªa tentado aprobar una ley en el Congreso que concediera, por primera vez a los expresidentes el cargo de senador vitalicio, lo que le conceder¨ªa una coraza contra posibles condenaciones judiciales. No lo consiguieron y hoy Bolsonaro es s¨®lo un ciudadano m¨¢s que debe responder de sus posibles cr¨ªmenes.
Aunque sin citar su nombre, Lula tach¨® al expresidente de ¡°genocida¡± por las v¨ªctimas de la pandemia de la covid, con uno de los balances de muertes mayores del mundo, seg¨²n una investigaci¨®n llevada a cabo por el Senado durante seis meses. Qued¨® claro en esa investigaci¨®n que Bolsonaro no solo boicote¨® el uso de las vacunas sino que lleg¨® a burlarse, imitando a los que mor¨ªan asfixiados en los hospitales por falta de ox¨ªgeno.
Lula ha sido tajante: ¡°Las responsabilidades de este genocidio deben ser investigadas y no pueden quedar impunes¡±, dijo alzando la voz en su discurso en el Congreso. Y por lo que se refiere a las bravatas de Bolsonaro contra la democracia en los cuatro a?os que se pas¨® amenazando con un golpe de Estado militar, Lula fue contundente: ¡°El mandato que recibimos frente a adversarios inspirados en el fascismo ser¨¢ defendido con los poderes que la Constituci¨®n confiere a la democracia¡±. Y a?adi¨®: ¡°Al odio responderemos con amor, a la mentira con la verdad, al terror y a la violencia con la ley y sus m¨¢s duras consecuencias¡±.
Ese va a ser el programa del nuevo gobierno en el que por primera vez, el mayor partido de la izquierda, el Partido de los Trabajadores (PT), llega al poder de la mano de compa?eros de partidos del centro y hasta de la derecha no golpista, algo que se hizo imprescindible para derrotar al nuevo fascismo que se hab¨ªa instalado.
En muchas d¨¦cadas un nuevo gobierno llega al poder en Brasil despu¨¦s de cuatro a?os de tierra arrasada, con ¨ªndices tan altos de pobreza y hasta de personas con hambre, y sobretodo con una sociedad tan dividida y envenenada. De ah¨ª que el nuevo Gobierno de Lula no lo tendr¨¢ tan f¨¢cil ya que tendr¨¢ que enfrentar a una oposici¨®n esta vez no simplemente de derechas sino de cu?o dictatorial que se ha pasado cuatro a?os amenazando con un golpe institucional.
Habr¨¢ ahora que ver y analizar d¨ªa a d¨ªa c¨®mo piensa comportarse la oposici¨®n derrotada y humillada en las urnas. Habr¨¢ que ver si Bolsonaro, que por el momento ha enfurecido a los suyos huyendo a los Estados Unidos y ha sido tachado de cobarde, se quedar¨¢ fuera de Brasil por miedo a ser juzgado y encarcelado por sus presuntos cr¨ªmenes o intentar¨¢ retomar las riendas de la oposici¨®n al nuevo gobierno.
Seg¨²n los analistas pol¨ªticos, todo ello depender¨¢ tambi¨¦n de c¨®mo el nuevo gobierno ponga o no en pr¨¢ctica, y ya, sin esperar ni un d¨ªa, sus promesas no solo de reconciliaci¨®n nacional sino de devolver al pa¨ªs sus posibilidades de crecimiento econ¨®mico que ya tuvo en el pasado y de rescatar de la miseria a los 30 millones que apenas si tienen para comer.
Lula tendr¨¢ que olvidarse esta vez de que su gobierno es solo del PT, su partido, aunque acapare los ministerios m¨¢s importantes. Tendr¨¢ que entender que est¨¢ formado por un arco amplio de fuerzas democr¨¢ticas dispuestas a poner un dique a la amenaza de ruptura institucional que hasta hace d¨ªas amenazaba al pa¨ªs. Un peligro que sigue latente a pesar de la euforia natural de la renovaci¨®n que trae en su mochila el nuevo gobierno despu¨¦s de las tinieblas en las que lo hab¨ªa sumergido el aluvi¨®n destructivo de Bolsonaro, que hab¨ªa aislado del mundo a la potencia que Brasil supone en el continente americano.