Posibilidades
Cualquier ser humano se abre y se cierra, y la necesidad de preguntar, abrir el envoltorio y dar las gracias con mayor o menor sinceridad, resulta inseparable del deseo de dejar huella
Nunca es mala decisi¨®n recordar la buena inquietud que provoca abrir un regalo. Nos acercamos a la sorpresa y salvamos el envoltorio animados por la curiosidad alegre y la hospitalaria gratitud con la que iniciamos tambi¨¦n un viaje hacia la parte m¨¢s feliz de nuestra infancia. El regalo permite que adjetivos como buena, alegre, hospitalaria y feliz encuentren acomodo en las frases junto a sustantivos que conviene llevar siempre en el equipaje: inquietud, curiosidad, gratitud e infancia. Sea esperado o no, acertado o descaminado...
Nunca es mala decisi¨®n recordar la buena inquietud que provoca abrir un regalo. Nos acercamos a la sorpresa y salvamos el envoltorio animados por la curiosidad alegre y la hospitalaria gratitud con la que iniciamos tambi¨¦n un viaje hacia la parte m¨¢s feliz de nuestra infancia. El regalo permite que adjetivos como buena, alegre, hospitalaria y feliz encuentren acomodo en las frases junto a sustantivos que conviene llevar siempre en el equipaje: inquietud, curiosidad, gratitud e infancia. Sea esperado o no, acertado o descaminado, abrir un regalo es diferente a abrir un medicamento. Mejor explorar los v¨ªnculos afectivos que sumergirse en los compuestos qu¨ªmicos, las contraindicaciones, las cantidades y las frecuencias. Incluso la comodona y poco involucrada tarjeta regalo es mejor que la obligaci¨®n de sumergirse en un prospecto. Por mucho que se presente con la sonrisa del remedio, tiene m¨¢s que ver con el fr¨ªo de nuestra fecha de caducidad.
Las palabras esconden demasiadas cosas. El verbo abrir nos saluda de manera distinta si vemos una puerta, un regalo, un medicamento, un grifo, un a?o o unas s¨¢banas. Cuando uno se mira en el espejo, tambi¨¦n irrumpe el verbo abrir si es que somos capaces de mirarnos por dentro para saber lo que sentimos, lo que somos y lo que hacemos cuando tomamos la decisi¨®n de abrirnos o cerrarnos a los dem¨¢s. Los escritores nos dedicamos al ejercicio de mirarnos para tomar conciencia de los ojos con los que contemplamos el mundo. Nos ponemos despu¨¦s a hablar con nosotros mismos hasta que, en forma de interrogaci¨®n, medicamento, regalo, grifo o a?o, intentamos comprender c¨®mo debemos abrirnos y cerrarnos a los dem¨¢s. Cualquier ser humano se abre y se cierra, y la necesidad de preguntar, abrir el envoltorio y dar las gracias con mayor o menor sinceridad, resulta inseparable del deseo de dejar huella. Pintamos animales en las paredes de la cueva.