Mentiras criminales
El discurso de la ultraderecha se alimenta de miedo y de noticias falsas. A cuenta de los inmigrantes o a costa de los enfermos de ELA
Los que leen el peri¨®dico en su formato digital sabr¨¢n de qu¨¦ les hablo. Las letras negras de una noticia cambian de pronto al color azul, y al pulsar ah¨ª, se abre una pantalla que lleva a otro momento, a otro lugar, a una noticia antigua o no tanto pero que te ayuda a comprender el contexto. Estaba leyendo una cr¨®nica de Daniel Verd¨² sobre el naufragio del domingo frente a las costas de Calabria cuando unas palabras te?idas de azul ¡ª¡±divis¨® tierra...
Los que leen el peri¨®dico en su formato digital sabr¨¢n de qu¨¦ les hablo. Las letras negras de una noticia cambian de pronto al color azul, y al pulsar ah¨ª, se abre una pantalla que lleva a otro momento, a otro lugar, a una noticia antigua o no tanto pero que te ayuda a comprender el contexto. Estaba leyendo una cr¨®nica de Daniel Verd¨² sobre el naufragio del domingo frente a las costas de Calabria cuando unas palabras te?idas de azul ¡ª¡±divis¨® tierra a media milla¡±¡ªme remitieron a otro texto, a otro naufragio. El 3 de octubre de 2013, un viejo pesquero con 500 migrantes a bordo se hundi¨® junto a la isla italiana de Lampedusa. Murieron 368 personas. La cr¨®nica que Verd¨² ha recuperado para dar contexto a la suya empezaba as¨ª: ¡°La ¨²nica novedad es el n¨²mero. Un n¨²mero suficientemente alto como para arroparlo con grandes palabras de luto y alarma, una fila interminable de muertos sin nombre al principio del telediario. El resto sucede cada d¨ªa, por cap¨ªtulos, sin que merezca el relato tr¨¢gico de una barcaza con unos 500 inmigrantes a bordo ¡ªentre ellos muchos ni?os y mujeres embarazadas¡ª que, antes del amanecer del jueves, se aver¨ªa y empieza a hundirse a media milla de la isla italiana de Lampedusa¡±.
Las fotos que ilustran las cr¨®nicas de mi compa?ero, tan parecidas a las que entonces pude presenciar en persona ¡ªfilas y filas de ata¨²des alineados, muchos de ellos blancos, alguno con un cami¨®n azul de juguete encima¡ª, y por eso imagino la pena y la frustraci¨®n de contar la tragedia repetida, un drama que el Gobierno de entonces ¡ªsocialdem¨®crata¡ª promet¨ªa arreglar con palabras que se demostraron huecas, y que el de ahora ¡ªde ultraderecha¡ª ignora de forma consciente y criminal. Por eso es tan importante seguir yendo donde ocurren las cosas, porque solo all¨ª, en la orilla, se les puede poner cara a los n¨²meros, un relato a cada sue?o que se hundi¨® con el barco. Basta con leer la historia de Javed, un joven afgano que hu¨ªa junto a su familia de los talibanes y que ha perdido a su esposa y a sus hijos, para saber que cuando los Matteo Salvini, de all¨ª, o los Santiago Abascal, de aqu¨ª, intentan que la gente les vote meti¨¦ndoles el miedo en el cuerpo est¨¢n mintiendo, y que esa mentira cuesta vidas. No he sido capaz de releer aquella cr¨®nica, pero s¨ª he visto c¨®mo terminaba la entradilla: ¡°Algunos supervivientes han declarado que tres barcas de pesca pasaron cerca, vieron sus llamadas de auxilio y siguieron su camino¡±. De la mentira al miedo y de ah¨ª al abismo.
Est¨¢ circulando por Twitter un v¨ªdeo que ya tiene m¨¢s de 60.000 reproducciones y que dura algo m¨¢s de dos minutos, pero que resulta sobrecogedor. Lo ha publicado Jordi Sabat¨¦ Pons, un enfermo de ELA. En el v¨ªdeo aparecen enfermos que padecen esta enfermedad incurable en Castilla y Le¨®n. Tambi¨¦n sus familiares. Es su reacci¨®n ¡ªelegante, escueta, pero aplastante¡ª a una noticia falsa divulgada por Vox en la que sosten¨ªa que en aquella comunidad los pacientes de ELA cobran 3.000 euros. En el v¨ªdeo, los enfermos o sus familiares cuentan:
¡ªHola, soy Claudia, soy hija de afectado en Salamanca, y la Junta le paga a mi madre 38,75 euros por cuidar a mi padre.
¡ªSoy Agust¨ªn, el marido de Ester, afectada de ELA. No recibimos nada de la Junta.
¡ªSoy Soledad Ca?avate, de Soria, enferma de ELA. De la Junta, le corresponde a mi marido por atenderme en casa 38,75 euros.
Y as¨ª, dos minutos y 20 segundos. La verdad de la ultraderecha es la mentira. Y sus consecuencias son criminales. Ya sea en una playa de Calabria o en un piso de Soria. Y ahora, sigamos en Twitter ri¨¦ndonos mucho con las bromas sobre Ram¨®n Tamames.