Una moci¨®n de censura instrumental y p¨ªrrica
El Gobierno sale fortalecido del debate ante la inconsistencia argumental de Vox y del candidato a la presidencia
El objetivo que encomienda a las mociones de censura la Constituci¨®n qued¨® ayer abiertamente vulnerado: ni hubo programa constructivo por parte del candidato a la presidencia de la ultraderecha de Vox, Ram¨®n Tamames, ni hubo tampoco debate efectivo sobre las presuntas propuestas. Su discurso se pareci¨® m¨¢s a una conferencia de un antiguo catedr¨¢tico en un momento estelar que a una propuesta armada de Gobierno alternativo. La instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica de una medida constitucional por parte de Vox contribuy¨® a devaluar a un Parlamento obligado a dedicar su tiempo a...
El objetivo que encomienda a las mociones de censura la Constituci¨®n qued¨® ayer abiertamente vulnerado: ni hubo programa constructivo por parte del candidato a la presidencia de la ultraderecha de Vox, Ram¨®n Tamames, ni hubo tampoco debate efectivo sobre las presuntas propuestas. Su discurso se pareci¨® m¨¢s a una conferencia de un antiguo catedr¨¢tico en un momento estelar que a una propuesta armada de Gobierno alternativo. La instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica de una medida constitucional por parte de Vox contribuy¨® a devaluar a un Parlamento obligado a dedicar su tiempo a una moci¨®n sin ninguna posibilidad de prosperar pero adem¨¢s desentendida del futuro de Espa?a y de la realidad internacional. El presidente, Pedro S¨¢nchez, no quiso eludir el desaf¨ªo en su primera r¨¦plica a Santiago Abascal y jug¨® sobre seguro al contestar con sentido institucional a su descarga de fusiler¨ªa ret¨®rica con un inventario ordenado de la acci¨®n del Gobierno, que de una u otra forma iba a volver a ser el centro de las r¨¦plicas posteriores. La arrolladora intervenci¨®n de Yolanda D¨ªaz reuni¨® la convicci¨®n emotiva y el empaque t¨¦cnico en un discurso que a ratos tambi¨¦n tuvo tono presidencial. Con ese reparto de papeles, el Gobierno logr¨® desactivar los riesgos de la moci¨®n y convertirla en algo parecido a un discurso a cuatro manos ¡ªlas de Pedro S¨¢nchez y las de Yolanda D¨ªaz¡ª sobre el estado de la naci¨®n. Tras semanas de convulsa convivencia en la coalici¨®n, la defensa que ambos hicieron de todos los ministros y de su acci¨®n de gobierno debi¨® de actuar como providencial argamasa para sus electorados.
La anomal¨ªa de una moci¨®n tan at¨ªpica como esta se revel¨® desde la misma escenograf¨ªa. La presidenta de la C¨¢mara acept¨® la ubicaci¨®n del candidato en el esca?o que habitualmente ocupa el l¨ªder del partido proponente para evitarle subir y bajar de la tribuna. Pero no fue ¨¦l el primero en hablar sino Abascal, quien ensay¨® un nuevo tono pausado pero lanz¨® una diatriba frontal contra la acci¨®n del Gobierno en una inmersi¨®n plena en el trumpismo pol¨ªtico, incluida la insistente descalificaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n ¡°comprados¡±, y la demanda urgente de unas elecciones anticipadas que tanto el PP como Vox han reclamado desde el mismo principio de lo que calific¨® como ¡°legislatura suicida¡±. Los truenos del l¨ªder de Vox contra los ¡°delirios totalitarios y el saqueo de la naci¨®n¡± de S¨¢nchez y el ¡°latrocinio a las clases medias¡± resonaban en el hemiciclo como una suerte de ficci¨®n dist¨®pica en la que solo Abascal fing¨ªa creer ante la anunciada abstenci¨®n del PP y la lejan¨ªa f¨ªsica de Alberto N¨²?ez Feij¨®o, que prefiri¨® fotografiarse, a la misma hora que se desgranaban ¡°los males de la patria¡±, en un encuentro diplom¨¢tico en la Embajada de Suecia. La inc¨®moda equidistancia entre el PSOE y Vox que invocaba ante los medios la portavoz popular, Cuca Gamarra, tras la sesi¨®n de la ma?ana, reflejaba muy bien la plena conciencia de los populares sobre el torpedo que representa en su estrategia el protagonismo p¨²blico de Vox, que ayer exhibi¨® tanto su nostalgia de un pasado t¨®xico como su subversi¨®n de las instituciones democr¨¢ticas desde el interior de ellas. Son los socios con los que gobiernan en Castilla y Le¨®n, ante los que hoy se pondr¨¢n de perfil en la votaci¨®n y de quien recibieron ayer una expl¨ªcita oferta de entendimiento y gobierno de Espa?a en el futuro.
El candidato a la presidencia, el economista Ram¨®n Tamames, evidenci¨® su larga y accidentada biograf¨ªa pol¨ªtica con continuas referencias a un pasado muy remoto para la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n y abon¨¢ndose al revisionismo ultra de la Guerra Civil. Sus generalidades insulsas, con rasgos netamente reaccionarios, propuestas neoliberales y numerosas inexactitudes, a menudo con el tono de quien lee desde el desencanto la cartilla a unos herederos d¨ªscolos, fue la exhibici¨®n de alguien que solo se representaba a s¨ª mismo. Y un ejemplo ilustrativo de algunos protagonistas de la Transici¨®n incapaces de reconocer a las siguientes generaciones de espa?oles el derecho de acertar y equivocarse.
El hundido pa¨ªs que dibuj¨® el candidato propici¨® que el presidente del Gobierno, primero, y la vicepresidenta, despu¨¦s, diesen la vuelta a la moci¨®n: dej¨® de ser una evaluaci¨®n cr¨ªtica del Ejecutivo y pas¨® a ser la confrontaci¨®n de dos modelos ideol¨®gicos. S¨¢nchez apel¨® expresamente a la diferencia que separa ¡°la receta neoliberal¡± ¡ªde Vox y PP, insist¨ªa¡ª y las aplicadas por el Gobierno de coalici¨®n progresista para hacer frente a la pandemia, primero, y a la guerra, la inflaci¨®n y la crisis energ¨¦tica, despu¨¦s. La extensi¨®n de las intervenciones de S¨¢nchez ¡ªuna hora y 40 minutos¡ª y de Yolanda D¨ªaz ¡ªalgo m¨¢s de una hora¡ª estaba destinada a dibujar el discurso electoral del Gobierno frente a las pol¨ªticas del PP y su eventual regreso a La Moncloa en coalici¨®n con Vox. El tiempo dedicado a exponer las pol¨ªticas de la ultraderecha funcion¨® como pedagog¨ªa civil sobre la peligrosidad de normalizarlas en las instituciones y el riesgo que asume el PP al evitar confrontar esas medidas reaccionarias en ¨¢mbitos tan sensibles como la pol¨ªtica econ¨®mica, la igualdad efectiva de las mujeres, las pol¨ªticas de inmigraci¨®n o el retroceso centralista que anhela Vox.
Las protestas del candidato a la presidencia ante la extensi¨®n de las r¨¦plicas de S¨¢nchez y D¨ªaz y su inconsistencia argumental evidenciaron involuntariamente dos cosas: la frivolidad de fondo de una candidatura destinada a degradar las funciones del Parlamento por parte de Vox (y de un veteran¨ªsimo catedr¨¢tico fuera de lugar), pero tambi¨¦n la capacidad del Gobierno de redirigir en su propio beneficio la moci¨®n. El tono grave y a ratos ir¨®nico de S¨¢nchez y la firme solvencia de Yolanda D¨ªaz revirtieron la finalidad expl¨ªcita de la sesi¨®n ¡ªderrocar al Gobierno¡ª para convertirla en una palanca de lanzamiento de su doble candidatura hacia las elecciones generales.