T¨² y t¨², a dialogar
Harto sospechosa de insinceridad, cuando no de intereses ocultos, resulta la sugerencia de di¨¢logo entre un agresor y un agredido, particularmente cuando la agresi¨®n prosigue en toda su crudeza, como estos d¨ªas en Ucrania
No falla. En cuanto empiezan el l¨ªo, los atentados, la batalla, sale a la palestra el demagogo de turno a postular el di¨¢logo. La palabra parece desprender para algunos un perfume bals¨¢mico o reparador, como si la mera circunstancia de que dos contendientes platiquen constituya por s¨ª sola una actividad pac¨ªfica o conducente a la concordia. Ocurre que la especie m¨¢s violenta del planeta, por otro nombre denominada humana, es al mismo tiempo la m¨¢s locuaz, propensa incluso a la prolongaci¨®n en forma escrita de sus capacidades ling¨¹¨ªsticas. Dialogar, por cierto, no es incompatible con el insulto...
No falla. En cuanto empiezan el l¨ªo, los atentados, la batalla, sale a la palestra el demagogo de turno a postular el di¨¢logo. La palabra parece desprender para algunos un perfume bals¨¢mico o reparador, como si la mera circunstancia de que dos contendientes platiquen constituya por s¨ª sola una actividad pac¨ªfica o conducente a la concordia. Ocurre que la especie m¨¢s violenta del planeta, por otro nombre denominada humana, es al mismo tiempo la m¨¢s locuaz, propensa incluso a la prolongaci¨®n en forma escrita de sus capacidades ling¨¹¨ªsticas. Dialogar, por cierto, no es incompatible con el insulto, la amenaza ni, en fin, con cualesquiera variantes del amedrentamiento; tampoco con la exigencia de rendici¨®n, por lo que, a la hora de recomendar di¨¢logo, convendr¨ªa que se especificase sobre qu¨¦ propuesta de contenido ha de basarse dicho di¨¢logo, por si se quiere que la cosa derive en acuerdo, y, ya puestos, aclarar los objetivos (que bien pueden diferir de un interlocutor a otro) y en qu¨¦ condiciones se va a desarrollar el encuentro: si habr¨¢ mediador, si la cita ser¨¢ en terreno neutral, si las comitivas ser¨¢n paritarias, etc¨¦tera.
Pedir di¨¢logo sin m¨¢s equivale a tirarle una piedra a la Luna. La direcci¨®n es buena; la distancia habr¨ªa que trabajarla un poco m¨¢s. El gesto acaso sirva para aplacar la mala conciencia, lavarse las manos o quedar como persona razonable ante la opini¨®n p¨²blica; pero ya digo que muchas veces se nota el oportunismo o la vaciedad de la petici¨®n. Harto sospechosa de insinceridad, cuando no de intereses ocultos, resulta la sugerencia de di¨¢logo entre un agresor y un agredido, particularmente cuando la agresi¨®n prosigue en toda su crudeza, como estos d¨ªas en Ucrania, lo que supone un suplemento de tiempo ganado por el primero y la resignaci¨®n de su v¨ªctima a aceptar de entrada cierta cantidad de derrota.