La f¨¢bula del anzuelo
El ¡®clickbait¡¯ toma al lector por tonto, como si hubiera que hacerle el avioncito para que trague otra cucharada de informaci¨®n
¡°?Qu¨¦ pasar¨ªa si el periodismo siempre hubiese sido a base de clickbait?¡±, plante¨® la cuenta de Twitter @lafeadelbaile refiri¨¦ndose a esa pr¨¢ctica de algunos medios de comunicaci¨®n consistente en no hacer titulares, sino cebos, ocult¨¢ndole al lector la informaci¨®n principal para que pinche por curiosidad en el enlace web. En un hilo (cadena de mensajes), pon¨ªa algunos ejemplos:
¡ª ¡°La ¨²ltima ocurrencia de Adolf Hitler que no ha gustado a los polacos¡±. (Por la invasi¨®n de Polonia).
¡ª ¡°Junt¨® a doce amigos para cenar y lo que pas¨® a continuaci¨®n te sorprender¨¢¡±. (Por la ¨²ltima...
¡°?Qu¨¦ pasar¨ªa si el periodismo siempre hubiese sido a base de clickbait?¡±, plante¨® la cuenta de Twitter @lafeadelbaile refiri¨¦ndose a esa pr¨¢ctica de algunos medios de comunicaci¨®n consistente en no hacer titulares, sino cebos, ocult¨¢ndole al lector la informaci¨®n principal para que pinche por curiosidad en el enlace web. En un hilo (cadena de mensajes), pon¨ªa algunos ejemplos:
¡ª ¡°La ¨²ltima ocurrencia de Adolf Hitler que no ha gustado a los polacos¡±. (Por la invasi¨®n de Polonia).
¡ª ¡°Junt¨® a doce amigos para cenar y lo que pas¨® a continuaci¨®n te sorprender¨¢¡±. (Por la ¨²ltima cena)
¡ª ¡°Salen de tranquis y terminan sin saber d¨®nde¡±. (Por el descubrimiento de Am¨¦rica).
¡ª ¡°No te imaginas c¨®mo promocionaron estos dos hermanos su pueblo¡±. (Por la matanza de Puerto Hurraco).
¡ª ¡°Las ¨²ltimas movidas de esta Familia dejan a Succession al nivel de Disney. (Da igual cuando lo leas)¡±. (Con foto del clan Borb¨®n al completo, antes de la separaci¨®n temporal de la convivencia, la entrada de un yerno en la c¨¢rcel, la abdicaci¨®n del rey Juan Carlos y su residencia forzosa en Abu Dabi por esc¨¢ndalos varios).
Evidentemente, era una parodia, pero el hilo tuitero ¡ªque prosegu¨ªa con m¨¢s ejemplos¡ª termin¨® adoptando forma de f¨¢bula, esos relatos ficticios con moraleja e intenci¨®n did¨¢ctica. Todos los d¨ªas hay en redes sociales casos reales de esas f¨®rmulas tramposas: ¡°La ¨²ltima ocurrencia de¡¡±; ¡°lo que pas¨® a continuaci¨®n te sorprender¨¢¡¡±. La atenci¨®n, como todo lo que escasea, se ha convertido en un lujo y para captarla las campa?as publicitarias son cada vez m¨¢s agresivas, los tuits de los pol¨ªticos, m¨¢s arriesgados y pol¨¦micos y los titulares de alguna prensa, ejercicios de trilero: pinche en esta frase cr¨ªptica si quiere saber d¨®nde est¨¢ la bolita.
En lo que afecta al periodismo hay una parte de ofensa y otra de rendici¨®n. Lo primero porque el clickbait se parece bastante a tomar al lector por idiota, como si hubiera que hacerle el avioncito para que tragase otra cucharada de informaci¨®n. Lo segundo, porque quien recurre a ese tipo de t¨¢cticas ha olvidado la potencia de sus propias armas: el rigor, la precisi¨®n y el inter¨¦s general.
Internet y las redes sociales han distorsionado la oferta, multiplic¨¢ndola, y eso, por pura matem¨¢tica, ha dividido el tiempo y la capacidad de concentraci¨®n. Pero el clickbait o anzuelo digital ya exist¨ªa mucho antes que la palabra. Mucho antes que lo digital. En el delicioso libro El arte del periodista, publicado en 1906, Rafael Mainar pone un ejemplo de clickbait del malo, el que se extiende en la actualidad, a la vez que hace una apasionada defensa del bueno, el que atrae la atenci¨®n del lector sin m¨¢s filigranas que los buenos textos y la buena informaci¨®n. As¨ª, relata una conversaci¨®n entre el redactor y el director de un diario sobre la mejor manera de titular un determinado contenido. ¡°Hay que apretar mucho en el reclamo¡±, insiste el director. Le dan varias vueltas ¡ª¡°muy usado¡±, ¡°no sirve¡±...¡ª hasta que el redactor propone una palabra ex¨®tica, que ninguno de los dos sabe muy bien qu¨¦ quiere decir. ¡°El periodista la lanz¨® a la circulaci¨®n y excit¨® la p¨²blica curiosidad prometiendo explicar lo que significaba¡±, concluye Mainar. El clickbait del bueno, descrito en el resto de las p¨¢ginas de este libro de rabiosa actualidad pese a los 117 a?os transcurridos desde su primera edici¨®n, podr¨ªa resumirse en dos consejos del autor: emplear un ¡°lenguaje nervioso, vivo y vibrante¡± y respetar al lector, ¡°un gourmet que rechaza siempre los manjares manidos y recalentados¡±.