Para ser periodista
Para hacer rubio al moreno hay tinturas; pero no las hay para hacer periodista al que no lo es. El periodista tiene vocaci¨®n o no la tiene. Y si no la tiene, no hay carrera que se la d¨¦.
El periodista ha de curtirse en el oficio, y ha de morir en ¨¦l pensando que a¨²n no lo sabe todo, pues su arma de combate es la informaci¨®n, y ¨¦sta es incesante, ¨¦l la ha de saber buscar para contarla. La informaci¨®n ha de basarse en la actualidad; si lo que se publica no es actual, los peri¨®dicos oler¨¢n como las flores muertas. La actualidad existe siempre. Y si no se advierte en la superficie, hay que buscarla en el fondo.
Nada m¨¢s adentrarse en este oficio, muchos periodistas caen en la tentaci¨®n de creer que ya lo saben todo, y son vencidos por el espejismo de la sapiencia absoluta. Por eso se encierran en las redacciones "a decirle cosas al Gobierno y a dirigir la opini¨®n, tarea mucho m¨¢s c¨®moda que la de registrar los latidos de esa misma opini¨®n y recoger del natural los antecedentes que han de documentar la labor de comento y la apreciaci¨®n".
EL ARTE DEL PERIODISTA
Rafael Mainar
Pr¨®logo de Juan Luis Cebri¨¢n
Destino. Barcelona, 2005
226 p¨¢ginas. 17 euros
La sublimaci¨®n de esa actitud sustenta los peri¨®dicos personalistas, "o sea, los hechos con el prop¨®sito de pasar el fundador a la Historia o de influir en ella". En otros pa¨ªses apenas existen, pero en Espa?a perviven..., de igual modo que perviven los peri¨®dicos independientes. "El peri¨®dico independiente es hijo leg¨ªtimo de la industria de peri¨®dicos; el peri¨®dico independiente -y todo, hasta la independencia, es relativo- no ha podido existir hasta que la hoja impresa no ha tenido que ser pensada para el p¨²blico y con el p¨²blico".
Todas ¨¦stas, tanto las subrayadas entre comillas como aquellas que resumen lo que hemos le¨ªdo, son frases que se escribieron y se publicaron hace poco m¨¢s de un siglo, en 1906, y son debidas a la pluma de Rafael Mainar, un periodista zaragozano que hizo su vida profesional en Barcelona y que public¨® este manual sin saber que hoy se leer¨ªa como una adivinaci¨®n cr¨ªtica de lo que se sigue haciendo con el oficio.
Juan Luis Cebri¨¢n dice en el pr¨®logo que Mainar nos muestra en este libro rescatado por Destino "lo poco que ha evolucionado, en tantos aspectos, el periodismo escrito en el transcurso de los cien a?os y la capacidad premonitoria del autor".
Mainar, en efecto, se adelanta, entre otras cosas, a sugerir la aparici¨®n de la radio (el peri¨®dico fon¨®grafo), a concretar la idea de la importancia de la administraci¨®n en el ¨¦xito y la independencia de los diarios..., e incluso se adelanta a la utop¨ªa de la felicidad, sin duda a¨²n no conquistada, que dar¨ªa al traste con la esencia misma de lo que ha de publicarse en los peri¨®dicos. El epitafio de la prensa, cuando ya no haya dramas que contar, ni adelantos que propagar, ser¨ªa se?alado as¨ª, seg¨²n Mainar, por el ¨²ltimo habitante de una redacci¨®n: "Para dedicarse a la felicidad de vivir deja de pertenecer a la redacci¨®n de este peri¨®dico don Fulano de Tal, que era su ¨²nico redactor".
Para Mainar, el periodismo deb¨ªa ejercerse con vigor, los textos deben ser cortos y los periodistas ¨¢giles y vivos... El objetivo, el p¨²blico, y la materia prima, lo que le pasa al p¨²blico... Como dijo el italiano Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica, muchos a?os despu¨¦s ante un grupo de alumnos de la Escuela de Periodismo de EL PA?S: "Periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente...".
Un peri¨®dico capaz de pen
sarse como una empresa, "al que se puede motejar llam¨¢ndole industrial", es "el ¨²nico, el ¨²nico, que puede llegar a ser el peri¨®dico ideal: 'la Historia que pasa'... ?Y c¨®mo se llega a hacer el peri¨®dico ideal?". Mediante la exactitud de las informaciones, su rapidez, su abundancia, las excelencias de la presentaci¨®n, la serenidad del juicio. ?Negocio!... ?Negocio!... se dice despectivamente, y no hay raz¨®n. ?Negocio? Sea en buena hora, porque para hacerlo hay que hacer peri¨®dico".
El libro est¨¢ lleno de joyas antiguas y modernas... Mainar explica c¨®mo ahorrar en el franqueo y en las llamadas telef¨®nicas, relata hechos que demuestran para su tiempo que la inmediatez es la esencia del ¨¦xito en la transmisi¨®n de informaciones, incluso nos explica las virtudes de la mojadora en el trabajo de talleres... Tan lejos en el tiempo nos alerta contra el abuso de la expresi¨®n sacerdocio para definir los sacrificios a los que obliga nuestro oficio..., y muestra en pocas palabras (el libro es sint¨¦tico, todo lo dice Mainar en pocas palabras) lo que para ¨¦l es un periodista hecho y derecho: "...He aqu¨ª d¨®nde y en qu¨¦ se demuestra si se es o no periodista: evidenciando actividad, ingenio y perspicacia, cualidades que no dan los cursos de una carrera, suponiendo que la de periodista pudiera cursarse y hasta que fuese tal carrera".
No tiene precio la reproducci¨®n del cuento de Mark Twain en el que hay dos joyas que sin duda viene bien clavar en las chinchetas de nuestras redacciones: "Catorce a?os hace que soy periodista y jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo que se necesitase saber de algo para escribir en un peri¨®dico". "?Qui¨¦n da cuenta de los libros? Gentes que jam¨¢s hicieron uno ?Qui¨¦n hace los art¨ªculos financieros? Individuos que poseen las mejores razones para no entender nada del asunto, ni importarles. ?Qui¨¦n escribe recomendando la temperancia y clamando contra el whisky? Bribones que ni un minuto dejan de apestar a aguardiente...".
Una joya final, que el cronista del siglo XIX Fernaflor le presta a Mainar: "Sed amenos y ser¨¦is le¨ªdos".
No imagino a ning¨²n periodista de hoy que no adquiera enseguida curiosidad por saber qu¨¦ se dec¨ªa de ¨¦l ya en 1906.
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